miércoles, 28 de enero de 2015

La voz de Iñaki


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Unidad de vigilancia

EL PAÍS  


Tiene razón Iñaki, la vigilancia intensiva tiene que estar al loro para que no nos vendan la cabra, una vez más, con sus propagandas irrisorias, sus "amnistías" de calamidades y  su "año de gracia" mercantil, en medio de las desgracias provocadas por los mismos canallas que ahora nos pretenden agradecer cínicamente que no hayamos montado la de San Quintín durante el trienio legislativo más nefasto que recordamos los resistentes a una prolongada herencia dictatorial con espasmos y recidivas según soplan los intereses de la oligocracia, a la que se han ido incorporando también combatientes empachados de ideales que no han digerido, pero que "molan" en las mesas de bar ante las birras, sumergidos en la humareda de cigarrillos e inercias y con tantas ganas de especular  y de forrarse en el poder como cualquier Zaplana, Fabra, Cotino o Granados o Montiel, que tanto monta el dinero para un bando como para otro, pero con el IVA de una miseria moral bastante más puerca a mano izquierda que a mano derecha; izquierda, en la que se supone una conciencia más despierta, donde la ética es una virtud imprescindible y no una una terrible tara que impide  hacer negocios opíparos a costa del prójimo, sus derechos y sus impuestos. 
Lo cierto que el único motivo de esperanza en work progress está depositado en la caja de valores de la ciudadanía más lúcida, que pese a las amenazas de los usureros en el poder y de los ninguneos y opiniones negativas, desplantes y dedazos de la cúpula podemita, existe y resiste. Y se organiza, que es lo fundamental, después de comprender y comprobar que "Sí se puede" y que esa afirmación no es propiedad de Pablo Iglesias ni de las merchandises de su "aparato" ideológico minimalista o minimalisto, más propiamente. Ya lo usaba la PAH desde 2008-2009. 
Y se va notando que ese trabajo de hormiguitas poco jaraneras pero incansables, es el que queda, el que fundamenta, como Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, desde el silencio crearon escuela de honestidad en la dictadura, soportando la cárcel y la maldad sin ceder un palmo de su conciencia. Y cuando llegó el momento fueron los pilares más honestos de la Democracia primeriza, que en cuanto les volvió la espalda en pos de la victoria fácil y bocas de Monipodio y sus inolvidables Riconete y Cortadillo, acabó convertida en la Cueva de Alí Babá que ahora nos desgobierna y nos lleva a los pies de sus caballos. 
El pueblo, la masa, la gente, está sacando su licenciatura en ciudadanía, pasito a paso, asignatura a asignatura, sin copiar en los exámenes, sin trampas ni cartones. Por derecho y por justicia, por ética nueva y nutritiva, por solidaridad y por el gozo de descubrir un tipo de satisfacción realizadora mucho más potente que el colocón apoteósico de los fervores de redil, nada de ilusión ni de fanfarrias. Discreta, como es la vida de los ciudadanos decentes.

Hoy acabo de leer un artículo de John Carlin en El País sobre Podemos y él también expresa un profundo desprecio por los ciudadanos a los que sigue considerando "masa". En eso es idéntico a Podemos. A Lenin y a Stalin. Y a cualquier espécimen totalitario e infatuado en su propio poder. En eso, capitalismo y comunismo son siameses y ciegos interesados. Creen, ambas corrientes, en la necesidad de una élite para guiar a los desharrapados mayoritarios. Los tentáculos del neoliberalismo, ante el desarrollo de la inteligencia colectiva, cada vez hilan más fino, pero aún así se les ve el plumero cosa fina. Se filtran en todas partes y se cuelan por todas las rendijas, primero analizan con un maquillaje de imparcialidad y poco a poco van dejando caer los pelos de la dehesa entre líneas. Y luego, ya sin pudor en las líneas también. 
Y cuando en una comisión de Análisis se pide el voto para apoyar una idea y se dice, que no se debe votar sin consultar al círculo y a la asamblea, los podemitas afirman convencidos: "no todo tiene por qué consultarse", y otro, politólogo y filósofo, corrobora "la gente no está en condiciones de votar lo que no puede entender, así que ¿para qué perder nuestro precioso tiempo en preguntar lo que se les puede dar hecho por nosotros, que sabemos de lo que va?" y te quedas de piedra, porque pensabas que Podemos tenía como función precisamente ésa, hacer posible que quienes no han podido hasta ahora entender cómo se les gobierna, se puedan enterar por medio de los círculos y asambleas, donde todo se puede preguntar, responder, invitar a expertos que aclaran y facilitan datos y análisis en sencillas explicaciones y opinar y proponer iniciativas que se votan a continuación. Te miran con cara de póker y comienzan su catequesis contigo, para que abandones posturas tan elementales y poco científicas. Pero es inútil, la poesía de la igualdad, de la libertad y de la dignidad no se rinde  nunca. 

La poesía es el fermento del crecimiento humano y al mismo tiempo, su cosecha. Es medicina social para la ceguera, la sordera y la mudez . Y es imprescindible para la apertura de la conciencia y a su vez, su resultado. La política verdadera es un hecho poético porque mueve dentro de los receptores como de los emisores el camino lúcido de los sentimientos, que son la síntesis equilibrada entre la mente y la emoción, entre la lógica y la intuición, entre la ética y su praxis. La poesía es la esencia, el aroma de la inteligencia emocional. La poesía es ética pura, transparencia profunda, amor incondicional al propio amor hecho humanidad y no tiene por qué ser en verso ni siquiera escrita. Tiene vida propia y se expresa como quiere y como puede. La poesía es el triunfo del consenso entre la materia y la energía, entre el cosmos y las criaturas, entre el hombre-mujer y la naturaleza. Los más perseguidos y  temidos en las dictaduras son los verdaderos poetas. Los  políticos de la conciencia. Y no hay mejor unidad de vigilancia intensiva en la sociedad, ni mejores detectores de mentiras estructurales y pseudopolíticas, que los poetas de verdad. Ni más analista escrupuloso de la realidad que un místico verdadero, que no es lo mismo que un cantamañanas del mindundismo fervoroso de cualquier religión. 

La prueba del nueve de que la ciudadanía se está despertando a todo trapo a su esencia poética, es que cada vez se hace a sí misma más poesía, más grande y más sabia. Más capaz de asumir su camino y su dirección, sin despreciar a nadie que quiera aportar ayuda, pero ya sin "necesidad" de líderes que la manipulen en beneficio de sus fijaciones "iluminadas" en plan selfy. Por eso hay crisis profunda dentro de Podemos y de todos los partidos, ninguno se librará mientras repita el mismo esquema mental y orgánico; esa crisis será la liberación de las ataduras del pasado y el inicio de otra forma de estar y de ser. De organizarse. 
Cuando se ha alcanzado una talla 46 ya es imposible vestirse con una 38.  Por mucha sacarina que le añadan al café recocido en plan recuelo, de un Estado en pluf imparable, y en periodo electoral, no hay manera de que pierda su mugre. Hay que tirarlo y poner una cafetera con agua limpia y café sin estrenar.

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