COLUMNA
Tralará
Ahora que vamos despacio, tralará, lees una novela picaresca española, y parece que estás leyendo la biografía del intachable Dívar
El rescate no es un rescate, tralará, al modo en que el copago no es copago, tralará, ni el aumento de la presión fiscal una putada, tralará. Por el mar iba la liebre, tralará, por el monte la sardina, tralará, lo que demuestra que ni la amnistía fiscal es una amnistía fiscal ni el martes, martes ni el domingo, domingo, tralará. De hecho, el no-rescate este evoca esos mediodías resplandecientes como boca de lobo, aunque también nos trae a la memoria aquellos inviernos crudos de la infancia en los que el frío nos obligaba dormir desnudos y con la ventana abierta, tralará. Hay momentos de la vida que remiten, por su curiosa semejanza, a otros. Sacas, por ejemplo, del cesto de la historia los telediarios de Urdaci, a punto, suponemos, de volver a la televisión pública, y detrás de ellos aparece el NO-DO, como dos pares de cerezas enganchados, tralará. Ahora que vamos despacio, tralará, lees una novela picaresca española, y parece que estás leyendo la biografía del intachable Dívar. El rescate no es un rescate, entre otras cosas, porque ya cuatro días antes del mismo, y en sede parlamentaria, Rajoy proclamó públicamente, sin ambages, que había encontrado un ciruelo cargadito de manzanas, tralará. Las cosas han dejado de ser lo que son hasta el extremo de que, lejos de haber recibido España oxígeno de Europa, signifique lo que signifique Europa, ha sido España, signifique lo que signifique España, la que le ha administrado los primeros auxilios a esos muertos de hambre, que todavía no nos han dado las gracias, tralará. De modo que si usted temía que ese dinero, en lugar de devolverlo quienes lo reciben, que son los mismos que lo robaron, íbamos a devolverlo usted y yo, quíteselo también de la cabeza, tralará. Por el mar iba la liebre, por el monte la sardina, por el monte la sardina, tralará, por el monte la sardina…
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