sábado, 30 de junio de 2012

NO HAY CABOS SUELTOS, AUNQUE LO PAREZCA

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Un vecino de la urbanización de Altury, en Turís, señala el fuego 

“¿Dónde están los medios aéreos?”

Los vecinos de la urbanización Altury de Turís contemplaron impotentes desde la carretera cómo avanzaba el humo hacia sus viviendas
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Eso es lo que todos se preguntan. ¿Dónde están los equipos aéreos de extinción? Valencia es frágil y muy vulnerable, porque su gobierno es desastroso. Sólo se ha ocupado durante dos décadas de esquilmar el patrimonio y las arcas de la Comunidad, lo mismo que en dilapidar en fantasmadas los fondos de cohesión de la UE. Como ya comprobó y denunció hace pocos años la comisión del Parlamento Europeo que visitó Valencia a petición de los vecinos de Ribarroja del Turia, amenazada por la urbanización y el negocio contra natura en la sierra de Porxinos, -el pulmón de la comarca- que bajo la bota omnipotente y sin escrúpulos del alcalde Tarazona iba viento en popa y a toda vela, con la idea de construir miles de viviendas de alto standing que diesen forma a la "ciudad deportiva" del Valencia C.F. que entonces dirigía Joan Roig.
Nadie se puede creer la versión "oficial" de que la radial de un trabajador haya provocado un incendio de tales dimensiones que ha empezado a arder en varios focos separados por kilómetros y despidiendo unas columnas de humo negrísimo como las que se forman cuando se quema petróleo o gasolina. Tampoco relacionan el hecho de que de golpe, se incendie al unísono la comarca de Chelva y Andilla cuando precisamente toda la región estaba cubierta por una espesa capa de polvo del desierto sahariano en suspensión que aprisiona el humo en las capas más bajas de la atmósfera y no lo deja fluir. Fenómeno que hizo posible que el humo invadiese kilómetros y lugares a los que de otro modo jamás habría conseguido llegar.
Este estilo crematorio recuerda los incendios de Galicia hace años; se iniciaban todos a la vez y nadie sabía como ni por por qué, hasta que empezaron a darse cuenta de que los locos, deficientes y trastornados de la región salían a prender fuego simultáneamente en distintos puntos, con la misma dedicación con que el friki psicópata noruego, justamente hace un año, organizó una masacre espantosa entre los jóvenes de un campamento de verano. 
Hasta ahora casi todo el mundo al  adjudicar las responsabilidades de los incendios forestales  ha considerado solamente la negligencia, la sequía, las tormentas o los intereses de las promotoras. Ya es tiempo de empezar a considerar factores coadyuvantes menos detectables, como es la teledirección de las mentes enfermas y patológicas. Las que queman por mera y exclusiva piromanía. Locos siempre los hay, pero locos coordinados por la "casualidad" no existen  si es que en vez de la casualidad lo que convoca y enciende los brotes de locura pirómana es un plan de otros locos mucho más peligrosos. Los locos cibernéticos  y millonarios que han hecho juego de mesa con sus tecnologías y habilidades adquiridas, cuya psicopatía no es tan visible porque radica en su condición de sociópatas clandestinos. Las mafias que pululan por el Planeta con el fin de hacerse los dueños del poder en todos los aspectos, emplean todo tipo de maña criminal y de herramienta para sus fines. Y los comandos perfectos son los locos, deficientes, adictos a sustancias tóxicas, etc. Todo tipo de individuo con facilidad para las alteraciones emotivas, con la mente débil y la voluntad missing. Las sectas esotérico-políticas que dieron lugar al nazismo, no sólo no desaparecieron con Hitler, es que se han extendido camufladas en grupos de falsa espiritualidad mezclada con la paranoia y la avaricia por el dinero.  
Desprecian a la humanidad y la han traicionado, creyéndose superiores porque alguien les ha contado "secretos" de magias antiguas en sus logias y cubículos, desde los que camelan a los mandatarios de este mundo y les manipulan exactamente igual que lo hacen con los pobres "tontos del pueblo", aprovechando la avidez, la ambición, el orgullo y la vanidad de personajes sin fuste, sin autonomía real y sin valores. Absolutamente manipulables. ¿Quién no ha reparado en el hecho de que tan pocas veces haya gobernantes a los que les dure la lucidez que tenían antes de llegar al poder? No es sólo por el desgaste, es por el caldo de cultivo envenenado de que el mismo sistema underground se nutre y dirige la maniobra de la corrupción.  Su misantropía selectiva vive de la depredación de sus congéneres, mientras se llenan los bolsillos. Para su ritual "triunfante" necesitan sacrificar seres vivos cosntantemente, como lo hacen las masacres terroristas, las hambrunas y las guerras ya inexplicables a la altura que estamos en la historia del mundo y en las catástrofes que parecen "casuales". Por medio de los satélites artificales que compran para estudios de meteorología o para usos de telecomunicación, controlan y provocan choques de ondas que lo mismo pueden alterar la climatología que controlar por medio de modems, wifis y teléfonos móviles, tanto los aparatos electromagnéticos como las frecuencias cerebrales, tanto de individuos como de grandes masas humanas. Facilísimo de conseguir teniendo en cuenta que la mayoría de habitantes del Planeta lleva un móvil encima, cada vez con más potencia y funciones. 
Es una pena que uno de los pilares que explican toda esta trama pervertida de la humanidad y que proporcionan el antídoto para neutralizar y rescatar a los afectados, haya caído en manos de las religiones, que son otra tenaza de ese mismo poder. Quizá la tenaza más peligrosa y fanática. Ese pilar imprescindible es el desarrollo espiritual de nuestra especie, que posibilita la evolución. El que nos abre los ojos de dentro y nos despierta la conciencia, sin proselitismo y sin dogmas. Con la práctica de lo mejor que tiene nuestra humanidad: al amor inteligente. La inteligencia emocional. Esa chispa lúcida que nos hace trascender el "yo" asumido, sanado e integrado para descubrir la altura y la profundidad del "nosotros". 
Simplemente miremos un ejemplo que ahora mismo tenemos delante: la crisis del euro.  Mientras cada país sólo se preocupa por su propio beneficio a costa de los otros, Europa de hunde. Cuando de pronto llega una corriente de unidad y visión mucho más amplia como ha supuesto el cambio electoral de Francia, el hueco de España e Italia se ha hecho más visible y se le ha colocado en la dimensión que tiene en la realidad europea. Independientemente del "color" político distinto, entre los tres países se ha establecido la unidad, la misma visión de las soluciones y se ha potenciado la europeidad de todos hasta poder desbloquear el corsé del miedo en los países del norte. Esto es un triunfo del espíritu, mucho más que de la estrategia reivindicativa, que evidentemente había sido perfectamente inútil  ante Merkelandia hasta el momento. Da risa leer ahora cierta prensa bobalicona, infantil  y patriotera, adjudicando el "triunfo" a la contundencia de Monti y de Rajoy, al puñetazo en la mesa de ambos, sobre todo de Monti. El uno y el otro llevaban meses obedeciendo consignas merkelianas, "cumpliendo los deberes", viajando con el maletín de las muestras, y predicando falsa autonomía a sus países. Todo inútil. La cosa iba cada vez peor. Pero la douce France cambió la brillantina del vanidoso y pringado Sarkozy por una opción discreta y solidaria, capaz de escuchar y entender,  que ve más allá de Merkel y sus muchachos. Inteligencia práctica, ante la que el Norte encastillado en sus temores, ha bajado defensas, escudos y lanzas. Por fin han entendido la metáfora del Titánic. O se cierra la vía de agua en el casco y se reflota entre todos, o no se salva nadie. No es hora de colgarse medallas ni laureles ni ideologías, es hora simplemente de arrimar el hombro y trabajar todos juntos o no habrá posible salida para el proyecto Europa. La amenaza de salida del euro de la mitad del continente, dejaría hundida a la otra mitad, que jamás podría recuperar en euros lo que ya ha invertido en el capital común. Y cuando el acuerdo se logra se incendia Valencia en distintas comarcas y a la vez.  Lo que sucede en secuencia está relacionado y responde a principios de acción y reacción. ¿Cómo librarse del riesgo del factor "locura"? Tomando conciencia de lo que ocurre y viendo la interconexión comunicante de los hechos. Una visión que es espiritual, no casual ni "mágica"; es un resultado de la evolución. Nada más. A mayor conciencia despierta entre los ciudadanos, menos riesgo de catástrofes "naturales", porque hay muchas menos "pistas de aterrizaje" dispuestas para la teledirección del inconsciente colectivo, más sensibilidad para detectar y deshacer los ataques subliminales (que funcionan lo mismo que el ataque de los mercados, sin lógica ni motivo real) y mucho más cuidado en vivir con higiene moral, económica, social y política, en limpiar bosques, quemar rastrojos y cuidar de los disminuidos, toxicómanos, enfermos mentales y locos en general, que si estuviesen atendidos, cuidados y reubicados socialmente no andarían  a merced de las ideas destroyers que pululan por el éter. Si la religión no hubiese acaparado y bloqueado el conocimiento, todos, a estas alturas estaríamos utilizando, por ejemplo,  las claves que explica el Apocalipsis y lo que quiere decir Pablo de Tarso en el último párrafo de su carta a los efesios:
"La lucha nuestra no es contra hombres de carne y hueso, sino el trabajo del cielo contra el que luchan las soberanías, potencias y potestades de los jefes de este mundo que dominan estas tinieblas; las fuerzas invisibles del mal. Así que hay que usar las armas del Espíritu para poder hacerles frente en los momentos difíciles y concluir la tarea sin perder terreno. Por eso, en pie; con el cinturón de la verdad, la coraza de la honradez, calzados con la noticia de la paz, el casco de la salvación y la espada de la palabra espiritual" (Ef 6, 11-17) 
Si metemos entre paréntesis el catolicismo y sus frívolas vaticanidades varias y leemos ese texto en la realidad incontaminada con que fue escrito e inspirado, nos puede servir hoy mismo como guía de valores intemporales. Y como un factor importante en la comprensión de lo que está pasando. Lo que beneficia y despierta a todos no tiene temporalidad. Vale para siempre. Y tampoco pertenece a ningún grupo religioso ni sectario. Es patrimonio de toda la humanidad.

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