Europa como condena, por I. GABILONDO
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En medio de los comentarios con intención aprobatoria acerca del drama griego, español, italiano, portugués, irlandés y pronto francés, la voz de Iñaki Gabilondo, seguramente es el toque lúcido que apela a la realidad más que al ilusionismo. Por eso molesta que se escuche; y hoy, en el día de la proclamación de una victoria pírrica más del eurodesbarre, se silencia al mensajero. No se puede ver ni escuchar su mensaje. Sólo, proféticamente, un telón de fondo negro veta la libertad de opinión y de información. Veta el derecho a pensar y a disentir. El trust de la ruina, ya considera el título asaz elocuente y peligroso. El gran hermano de las auroras doradas vigila al rebaño y le va marcando cada día el camino más directo al matadero. Pobre Grecia, pobre España, pobre Italia y pobres todos los que duermen esperando a Ruinot. Porque Godot nunca llega. Se perdió por el camino, o quizás nunca tuvo la intención de llegar a ningún sitio.
Parece mentira que El País consienta en estos manejos sectarios y no revise las interferencias de la negrura en el don de la libertad. Aunque teniendo en cuenta "quién" lo ha comprado, tal vez la censura no sea algo tan raro como puede paraecer. El brazo tonto y fanático de los fascismos varios, es muy largo y persistente.
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Como tantas veces, y por arte de birlibirloque, nada más terminar de escribir la denuncia, Iñaki ha recuperado la voz. Y una vez más, así, se pone de manifiesto lo que hay debajo de la capa de Luis Candelas. Una panda de locos y de miedosos neuróticos, que sólo tienen valor para hacer daño desde el anonimato, pensando que los demás no ven lo que hacen. Si se viesen como se les ve!
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Ah, y nos queda la "prima" de cada día, sube que sube, trepa que trepa, que es lo suyo: trepar a la chepa de los tableros y noticias para seguir la liturgia del acojone. Si esa prima se correspondiese con la realidad, España ya no tendría ni mapa para apoyarse en el hemisferio, porque desde luego ni Grecia en sus peores momentos ha llegado tan lejos. La exageración y la ampulosidad que multiplica virtualmente la mentira real y el tamaño de los títulos en la prensa on line, es otro síntoma de la misma enfermedad megalómana y marrullera que pretende ser la pérdida de voz del periodismo creíble, inteligente y fiable. La hipérbole y la mentira como amenaza goebbeliana son el himno y la bandera de la mediocridad. Y como ella, terminarán con las vergüenzas al aire.
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Como tantas veces, y por arte de birlibirloque, nada más terminar de escribir la denuncia, Iñaki ha recuperado la voz. Y una vez más, así, se pone de manifiesto lo que hay debajo de la capa de Luis Candelas. Una panda de locos y de miedosos neuróticos, que sólo tienen valor para hacer daño desde el anonimato, pensando que los demás no ven lo que hacen. Si se viesen como se les ve!
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Ah, y nos queda la "prima" de cada día, sube que sube, trepa que trepa, que es lo suyo: trepar a la chepa de los tableros y noticias para seguir la liturgia del acojone. Si esa prima se correspondiese con la realidad, España ya no tendría ni mapa para apoyarse en el hemisferio, porque desde luego ni Grecia en sus peores momentos ha llegado tan lejos. La exageración y la ampulosidad que multiplica virtualmente la mentira real y el tamaño de los títulos en la prensa on line, es otro síntoma de la misma enfermedad megalómana y marrullera que pretende ser la pérdida de voz del periodismo creíble, inteligente y fiable. La hipérbole y la mentira como amenaza goebbeliana son el himno y la bandera de la mediocridad. Y como ella, terminarán con las vergüenzas al aire.
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