Los bárbaros no han parado nunca de invadir.
No fue sólo una cuestión del momento.
Los bárbaros se perpetúan a lo largo de los siglos
de los milenios y de las in-culturas.
Los bárbaros se apoderan del espacio ajeno
lo infectan con su primitivismo zafio
juzgan lo que no comprenden
y destrozan todo lo que escapa a sus entendederas
se ocultan en la sombra para no ser reconocidos
y cuando alguien intenta protegerse de ellos
le atacan y le acusan de ser un enemigo peligroso
los bárbaros confunden la bondad con la estupidez
y la maldad con la inteligencia
se pasan la vida poniendo trampas en los caminos
para cazar incautos y venderlos como esclavos
explotarlos y utilizarlos como objetos
Los bárbaros censuran y coartan la libertad
prohiben todo lo que escapa a sus costumbres
y prefieren conquistar y arrasar
antes que abrir las puertas y recibir al extranjero
Roban y saquean. Violan y matan.
Y cuando alguien les evita o les denuncia
le hacen la vida imposible
Son rígidos. Repetitivos. Ignorantes y prepotentes
Ahora sus armas son los medios de comunicación
y su caballo de Atila, la manipulación del engaño.
Si te encuentras un bárbaro lo reconocerás
por su mirada torva y la expresión desconfiada
por lo exigente y duro que es con el prójimo
y lo permisivo y narciso que es consigo mismo.
No permitas, oh, Dios, que caigamos en sus redes
y líbranos de sus diabólicas insidias. Amén.
Fra Calogero Bellasciarpa
Los bárbaros se perpetúan a lo largo de los siglos
de los milenios y de las in-culturas.
Los bárbaros se apoderan del espacio ajeno
lo infectan con su primitivismo zafio
juzgan lo que no comprenden
y destrozan todo lo que escapa a sus entendederas
se ocultan en la sombra para no ser reconocidos
y cuando alguien intenta protegerse de ellos
le atacan y le acusan de ser un enemigo peligroso
los bárbaros confunden la bondad con la estupidez
y la maldad con la inteligencia
se pasan la vida poniendo trampas en los caminos
para cazar incautos y venderlos como esclavos
explotarlos y utilizarlos como objetos
Los bárbaros censuran y coartan la libertad
prohiben todo lo que escapa a sus costumbres
y prefieren conquistar y arrasar
antes que abrir las puertas y recibir al extranjero
Roban y saquean. Violan y matan.
Y cuando alguien les evita o les denuncia
le hacen la vida imposible
Son rígidos. Repetitivos. Ignorantes y prepotentes
Ahora sus armas son los medios de comunicación
y su caballo de Atila, la manipulación del engaño.
Si te encuentras un bárbaro lo reconocerás
por su mirada torva y la expresión desconfiada
por lo exigente y duro que es con el prójimo
y lo permisivo y narciso que es consigo mismo.
No permitas, oh, Dios, que caigamos en sus redes
y líbranos de sus diabólicas insidias. Amén.
Fra Calogero Bellasciarpa
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