Hoy no puedo evitar el perfume del Saramago, que es como decir el aroma de las flores del naranjo o del magnolio o de las acacias en flor, en esta mañana de nubes entreveradas y azules desvahídos. Su Ensayo sobre la ceguera se ha convertido dolorosamente en el pan nuestro de cada día. Hay flores escritas cuyos efluvios y colores intemporales son pura clarividencia. Y el Saramago es un árbol de la vida, como el que presidía el paraíso terrenal antes de la pérdida de la inocencia o después de recuperarla a través de tortuosos vericuetos existenciales.
Prefiero creer que los responsables económicos de la UE están afectados por ese mal pandémico cegador ante lo evidente, antes que dejarme arrastrar por la tentación de creerles cómplices de la conjura universal de los necios, para que prevalezca un solo poder mundial globalizando la miseria: los mercados y sus artífices, y sea lo que domine y tiranice al resto de la humanidad, ya en proceso de deshumanización inoculado por la "descultura" de lo perentorio. Del dinero. De lo más zafio. Y de la ceguera, cómo no.
Pensemos un poco acerca el engranaje de este contubernio indecente. ¿Qué puede estar pasando detrás de las bambalinas de esta pésima commedia dell'arte, si cuando el problema de solvencia de España parece ya solucionado con un crédito billonario por el BCE, de repente, la deuda española se hace aún más grande, si ayer había bajado, justamente cien puntos menos de lo que hoy "descotiza"? No es nada real. De ayer a hoy en España no ha cambiado nada. Ni en sus cuentas tampoco. Lo que está pasando con las agencias de calificación es un terrorismo social, que seguramente es obra de la secta de los cuernos berlusconianos en la cabeza de Aznar, como ya comenté en otro post anterior. O sea, estamos siendo sometidos a un timo de proporciones incalculables por un trust político-sectario, que utiliza la tecnología, el dinero y la publicidad, y también el domino del inconsciente colectivo por medio del pánico mediático, como una combinación de armas letales para hacer fracasar todo proyecto de recuperación de la unidad y de la prosperidad de Europa, en favor del poder oscuro que domina Norteamérica y que desde allí, pretende apoderarse del resto del planeta, por medio, sobre todo , del control de los mercados.
¿Por qué la ONU o el Tribunal de la Haya no ponen en marcha una investigación para descubrir quienes están detrás de las agencias de rating? ¿por qué esas agencias se ceban sobre una fijación hasta conseguir que lo que funciona deje de funcionar? Ellas son las que provocan la fuga de capitales y al mismo tiempo las gestoras de los paraísos fiscales. ¿Quién las controla? ¿De dónde han salido? ¿Por qué todas proceden de USA? ¿Por qué precisamente la fuga de euros va a convertirse en dólares y mientras Europa se hunde, USA, se recupera?
Cuando en 2009 Zapatero aseguraba que el sistema bancario español era seguro, lo era de verdad. Las agencias descalificadoras se han encargado de que deje de serlo, sembrando terror y pánico a un despolome yanky como el de 1929, e impulsando la fuga de dinero a puestos más seguros, americanos del norte o islas como Antigua o como cualquier otra, y así culpar a las democracias más sociales, de ser ruinosas, y tener motivos para implantar un régimen de esclavos del dinero mercantil. Y al mismo tiempo instigar en Europa la división y el enfrentamiento entre los países más fuertes económicamente y los que no lo son tanto, pero tampoco estaban en la miseria. Ellas, las agencias perversas a las órdenes del mismísimo demonio, la peor de las creaciones del hombre, están provocando la ruina con un sistema de alarmas sociales y mentiras que los mismos países y ciudadanos, al creerles, están haciendo realidad. Sólo Islandia ha comprendido lo que hay y ha sido "casrtigada" con el aislamiento mediático; nadie habla de ella nada más que de pasada, cuando en realidad debería ser el modelo para solucionar la crisis artificial que vivimos. Hay verdadero miedo subterránao en el "sistema sectario", de que cunda el ejemplo islandés. El "volcán" pequeñito, que enviaba cenizas por toda Europa, fue un montaje para castigar la rebelión, para poner en tensión la economía del euro, con pérdidas en las agencias de viajes y en las compañías aéreas. Un aviso a los posibles rebeldes y desobedientes.
¿Qué ocurriría si Europa mañana mismo despertase de la ceguera, como Islandia, y se negase a pagar la deuda externa, que nadie sabe en realidad qué sentido tiene ni a qué precio se otorga? ¿Qué ocurriría si mañana Bruselas se olvidase del rating y empezase a investigar los bancos, los créditos, las carreras políticas y el origen de los patrimonios de los líderes y de los partidos y de las mismas agencias de rating o de la "crisis " de los pepinos españoles en mayo pasado, e incluso de los terremotos y tsunamis tan estratégicos? ¿Qué pasaría si de repente estallase una wikitransparencia mundial que revelase la verdad de lo que está sucediendo y sobre quienes están dando vueltas a la manivela del desastre, no sólo por sentirse ricos y potentes, sino también por dar rienda suelta a venganzas particulares porque tal vez un griego le ha quitado una novia o un español le ha fastidiado un negocio o un inglés le ganó al póker, un francés importante le ha sustituído en un proyecto o su propio país le arrinconado como político corrupto y no le dejan gobernar porque es un inútil y un peligro público y así castiga a sus conciudadanos con hechos violentos y atentados, que irritarán los ánimos y crearán miedo paranoico en la población, y que los medios cómplices endosarán a cualquier movimiento terrorista más virtual que tangible? Podría ser una novela de política-ficción, ¿verdad?. Y sin embargo es mucho más real que cualquier relato imaginario. Chomsky, Michael Moor y alguno más lo sabe y lo dice.
La ceguera es la clave. Y la lucidez la solución. Saramago lo dejó escrito después de comprobarlo. Es una pena que la sociedad humana sea tan corta de miras como para no ver más allá de la pasta y tan poco aficionada a leer algo más que las facturas ni a pensar más allá de lo que le cuentan las noticias.
Qué pena que la sociedad en vez de sociedad parezca más un rebaño que va directo y voluntariamente al matadero porque no ha sabido leer y entender La rebelión en la granja, o 1984, o Un mundo feliz . O el Apocalipsis.
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