Reformas mentales en la justicia
Ser juez es una cosa seria. No puede ser juez cualquiera, nos va en ello la propia democracia.
La
ministra de Justicia, Dolores Delgado, en una entrevista en Hora 25, de
la Cadena Ser, ha reclamado reformas mentales, tras las discutidas
medidas del auto de la Audiencia de Navarra sobre La Manada. Habrá que
tenerlo en cuenta, no es habitual escuchar reflexiones como estas, no ya
de una ministra sino de una profesional del mismo gremio.
Ser juez es una cosa seria, una gran responsabilidad no sólo para quien
ejerce dicha responsabilidad sino para el propio pueblo, de quien emana
la justicia, según la Constitución española. No puede ser juez
cualquiera, nos va en ello la propia democracia. En España, transitamos
desde la dictadura a la democracia pero, mientras en dos de los poderes,
el legislativo y el ejecutivo, la transición fue total, en el judicial,
el único no electo, que me perdonen en Jerez de la Frontera, no hubo
transición sino trasiego, sin despeinarse, con un sistema de criaderas,
en donde las madres de las botas de la solera, en donde entraban los
nuevos vinos, siguieron siendo las mismas del régimen anterior.
No es de extrañar que en España se confunda constantemente poder
judicial con autoridad judicial, y hasta con autoritarismo, como dirían
Guarnieri y Pederzoli, y que los jueces se consideren legitimados por el
mero hecho de haber aprobado memorísticamente unas oposiciones , sin
haber, con posterioridad, alcanzado la legitimidad de ejercicio exigible
en su función jurisdiccional constante. Los jueces desprecian la
política y, considerándose un poder del estado, no entienden, sin
embargo, que como los otros dos poderes, deben someterse, no sólo a
controles internos sino al escrutinio externo de los demás poderes y del
pueblo. No puede haber ningún poder sin frenos, como sostiene Jiménez
Asensio.
Cuando terminamos la carrera, muy dura entonces, nos reunimos entre
compañeros y amigos a ver qué hacíamos. Unos queríamos ser jueces,
otros, notarios, registradores , abogados... Y siempre salía a cuento el
inapreciable esfuerzo de la memorización, después de cinco años de pico
y pala. Se contaba entonces que un prócer procedente de la Universidad
Hispalense se sabía el Código Penal de memoria, insistentes rumores
aseguraban que el susodicho, up supra, se sabía
también la guía de teléfonos, la de Sevilla, que la de Nueva York
hubiera sido un récord ultramarino. Un veterano jurista del foro,
presente en el juvenil debate, nos aconsejó: pedidle a Dios que no os
toque nunca y, si fuere así, que no os aplique la guía de teléfonos.
Sabio consejo para una justicia, con demasiada frecuencia, dependiente
del azar.
Sobre la sentencia y auto de 'la manada' han corrido ya ríos de tinta
jurídica, respetables y, al parecer, no sé por qué, menos respetables
ríos de tinta popular, o turba, dicen. Como si solo fuera un debate
aristocrático para iniciados. Lo mejor que he leído se lo debo a un
admirado jurista , de lo mejor en estos tiempos, me refiero a Miguel
Pasquau, en Ctxt. Lo recomiendo, ahora y siempre. Pasquau nos invita a
asumir riesgos y dudar. Estoy de acuerdo.
También dudo. Dudo de la posición dominante del auto dictado, dudo de
la posición discrepante, dudo de la posición del Ministerio Fiscal. Dudo
de todo, también de mí mismo. Pero esto no es un debate entre
profesionales, bueno, también, pero no es doctrina, escolástica, es algo
que nos afecta a todos; ya sé que la literatura judicial hispana es de
lo mejor en la Europa continental, ya sé que hay juristas y jueces
extraordinarios, uno Pasquau, ya sé que los jueces se saben de
carrerilla los manuales de las oposiciones; se los sabían, como la guía
telefónica, y se lo siguen sabiendo , como cuando aprobaron, pero hace
falta algo más para ser juez. La justicia es reflexión y distancia
temporal , incluso de los momentos en que se aprobaron las oposiciones.
Algunos jueces creen que la inamovilidad es un seguro de empleo
permanente y no una garantía del pueblo para proteger a aquellos que
administran la justicia en su nombre .
El problema no es el debate académico o doctrinal entre profesionales
,las dudas, es la duda con mayúscula de una parte muy significativa del
pueblo. La desconfianza del pueblo en el errático proceder de sus
jueces. Valores como la libertad, provisional o no, como la libertad de
expresión o las libertades y derechos fundamentales de la Constitución
española están seriamente comprometidos por la vagabunda expresión de
muchas sentencias de unos jueces y juezas que parece que no acaban de
comprender que administran la justicia en nombre del pueblo, que no son
ajenos al pueblo, ni a su tiempo que,tal vez, no sea el de sus remotas
y costeadas oposiciones.
La justicia española, decía antes, se rige en su reclutamiento por un
procedimiento ajeno a los valores de una democracia moderna, un sistema
de criadera que tiende al conservadurismo por la vía de la reproducción
de valores añejos; su propio ensimismado poder o autoridad es incapaz
de entender que la esencia de la democracia son los controles y
equilibrios . No es solo un problema de perspectiva de género, es de
perspectiva holística, democrática, de valores comúnmente entendidos y
compartidos por la comunidad democrática internacional. Demasiados
incidentes y disparidades de criterios para un solo poder judicial que
muchos jueces entienden que son tantos como jueces haya.
La ministra ha dicho lo que ha dicho, reformas mentales, pero alguien
tendrá que acometer dichas reformas; mientras tanto, el pueblo está
indefenso, atrapado en la tela de araña de los tecnicismos y el
corporativismo judicial.
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