Marcelino Camacho El lado más humano de un icono de la lucha antifranquista y sindical
Marcelino Camacho defendió a la clase obrera hasta
que le fallaron las fuerzas. Ahora, el documental Lo posible y lo
necesario le rinde homenaje a toda una vida de compromiso político y
social.
"Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar", el lema de la lucha política y social llega a la gran pantalla con Lo posible y lo necesario.
Un homenaje en forma de documental dirigido por Adolfo Dufour recoge la
vida de Marcelino Camacho, con motivo de los 100 años de su nacimiento,
desde la Guerra Civil hasta sus últimos años de lucha, pasando por el
exilio, el nacimiento de CCOO y la carrera de fondo para acabar con la
dictadura franquista. Hijo de un ferroviario afiliado a UGT, este
antifranquista se planteaba siempre una pregunta: ¿Conformarme con lo
que es posible o luchar por lo que considero necesario? Y siempre, pese a
todo el esfuerzo y el dolor, lo necesario merecía más la pena.
Un largo camino de resistencia que
atravesó de la mano de Josefina Samper, compañera de batallas que
siempre estuvo a su lado, tejiéndole jerséis de cuello vuelto para
soportar el frío de las cárceles o marchando junto a él con el puño en
alto por las calles de Madrid.
"Un documental sobre Marcelino Camacho se tiene que hacer con la gente, desde abajo"
Lo posible y lo necesario es
el empeño por conseguir que se conozca, desde un punto de vista humano,
la lucha del sindicalista que resistió en la clandestinidad y el
exilio. "Llevamos ya varios años trabajando con las memorias de mi
padre, esta vez queríamos ir un poco más allá, queríamos hacer al
espectador cómplice de su vida y de su lucha social", nos cuenta Marcel
Camacho, hijo del líder sindicalista y encargado del guión y la
documentación del proyecto. Un filme que no se olvida de las personas
que lucharon junto a Camacho, desde el dolor de su familia cuando marchó
al Frente y fue después detenido y encarcelado, hasta la formación y la
lucha por los derechos de los trabajadores que compartió con sus
compañeros de Perkins, empresa para la que trabajó como obrero
metalúrgico.
El documental ha sido posible gracias a la entrega de la gente y su respeto al personaje:
crowdfunding para la financiación y cesiones de espacios para la
proyección. La banda sonora, compuesta por Pablo Miyar e interpretada
por la Orquesta de Córdoba, también ha puesto su grano de arena en todo
esto. Una música que mantiene la tensión del espectador del principio al
final del audiovisual.
"De no ser por todas las personas que han colaborado
en el proyecto para rendir homenaje a mi padre, esto no hubiera sido
posible. Un documental sobre Marcelino Camacho se tiene que hacer con la gente, desde abajo", dice Marcel.
Durante dos horas de audiovisual, los vídeos de
archivo de la vida del sindicalista, así como algunas declaraciones de
familiares y amigos, se mezclan con pequeñas 'píldoras teatrales',
acompañadas de un violonchelista, que rompen con la estética del
documental tradicional. Carlos Olalla como Marcelino, y Gloria Vega como
Josefina, representan a ambos personajes con una delicadeza especial.
"No queríamos ser ellos, sino apropiarnos de sus
palabras, repetirlas y transmitirlas al espectador", confiesa Gloria.
"Queríamos convertir nuestra actuación en algo onírico y darle magia".
Es evidente que la admiración de ambos por la pareja
les colocó detrás de las cámaras con muchísimo cariño. "Josefina y
Marcelino demostraron que, en un mundo tan vacío como el nuestro, se
puede ser coherente con tus principios. Siempre fueron dos gigantes",
cuenta Carlos. "Este guión ha sido creado con mucho amor y un claro
mensaje esperanzador".
Una historia de amor y camaradería
La historia parece que ha tratado siempre de colocar
a las mujeres a la sombra de los 'grandes hombres', aquellos que
vivieron dejando huella. Pero el caso de Josefina y Marcelino no fue
así. La figura de Josefina jamás desapareció detrás de él. Los
dos se formaron y, fieles a sus ideales, lucharon juntos para aprender
todavía más. Y los dos brillaron.
Marcelino Camacho, hijo de familia obrera y
ferroviaria, aspiraba a crear la unidad sindical, siendo uno de los
creadores de Comisiones Obreras. Este líder sindical fue una figura muy
vinculada a la ciudad de Madrid donde resistió junto al 'No Pasarán'.
Marcelino pasó gran parte de su vida en cárceles. Por su parte, Josefina Samper comenzó
a los doce años su militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas y
dos años después se afilió al Partido Comunista. También impulsó la
creación en 1965 del Movimiento Democrático de Mujeres, germen de lo que
sería el actual movimiento feminista.
Tal y como explican en el documental los vídeos de
archivo de Josefina, la pareja se conoció en 1944, cuando ella
participaba en la bienvenida organizada por el PCE en Orgel (Argelia) a
tres jóvenes antifranquistas que habían huido de un campo de
concentración de Tánger. Uno de ellos, con gran delgadez por el hambre,
era Marcelino. A partir de ese momento, entre ellos se construiría una relación de camaradería y amor. Años
más tarde, la pareja, junto a sus dos hijos, se mudaría a Madrid, cerca
de la cárcel de Carabanchel. Aseguraban que Marcelino entraría muy
pronto detenido y querían estar cerca de él. Ese era el amor y la
ternura de Josefina: sacar a su familia adelante, seguir en la lucha y
preparar cazuelas de comida caliente cada mañana para Marcelino y sus
compañeros presos. Una pareja que sufrió, pero que también resistió siempre con alegría. 'Nunca me veréis llorar', repetía siempre Josefina.
'Nuestro baile era sencillo, muy unidos, como iba a
exigir la vida que habíamos elegido', recitan los actores poniendo voz a
la pareja. Un baile que haría que Josefina Samper y Marcelino Camacho
lucharan juntos hasta que les fallaran las fuerzas.
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