sábado, 16 de junio de 2018

Patriotismo y (e)moción desde Madrid

Secretario general de Podemos Madrid



Yo no voy a hablar de personas, voy a hablar de España, a mí me importa más España que las personas”. Esta frase de Albert Rivera me produjo cuando la escuché, hace un par de semanas, una profunda desazón. En buena medida porque implica una postura diametralmente opuesta sobre la patria y el patriotismo a la que tengo y que he defendido siempre. ¿Se puede hablar de España sin hablar de las personas que la habitan? ¿A qué nos referimos cuando decimos España, sino es a la gente, con sus anhelos, ilusiones, problemas, necesidades y derechos?

Coincidiendo con mis 70 años, habiendo dedicado medio siglo al servicio público, pasando por la jefatura del Estado Mayor de la Defensa entre 2008 y 2011 y desde diciembre en la secretaría general de Podemos en la ciudad de Madrid, he publicado un libro (“Mi patria es la gente“, ediciones Península) en el que hablo de mi experiencia y todo lo aprendido a lo largo de mi trayectoria vital. Y le pongo este título desde la profunda convicción de que no sólo no es posible disociar el concepto de patria de la gente que forma el conjunto del país, sino que lo patriótico tiene que ser una herramienta útil para mejorar la vida de la ciudadanía, y para construir una comunidad que nos ayude a cuidar los unos de los otros. En línea con la comprensión de patriotismo del filósofo alemán, Jürgen Habermas, hay que dejar atrás un concepto de patria que se referencie únicamente en hitos históricos del pasado, y construir un patriotismo que permita a la gente hacer suyos los valores solidarios y democráticos de nuestro presente. Para este, el patriotismo se identifica con procedimientos democráticos, con una comprensión ética de todos los grupos culturales que nutren una comunidad política, construida sobre la base sustantiva de derechos sociales y de bienestar. Esos tres pilares los traduzco a nuestra coyuntura política por democracia, derechos y plurinacionalidad; cada uno de los cuales ha estado secuestrado por la corrupción, los recortes y la excepcionalidad del 155 a la que nos ha sometido el Partido Popular.

¿Ha sido útil la moción de censura que ha sacado a Rajoy y al partido de la trama Gürtel (y otras) del Gobierno de España? Sacarles del Gobierno era una cuestión de urgencia, dignidad e higiene democrática, y la moción ha respondido a una demanda social de la que están siendo protagonistas las mujeres que salieron a las calles en un 8M histórico, y los y las pensionistas que continúan defendiendo pensiones dignas tras una vida de trabajo. Claro que ha sido útil la moción de censura, que no hubiera sido posible sin lo que supuso la presentada por Unidos Podemos en 2017, y sin la enorme generosidad de los inscritos e inscritas en Podemos, con Pablo Iglesias a la cabeza, comprometiendo el apoyo del grupo confederal a la moción sin condiciones. Ha sido esto, y no otra cosa, lo que ha contribuído a que el resto de grupos viera en esta moción una posibilidad real de desalojar al PP del Gobierno.

A todo esto, Albert Rivera mira alrededor y sólo ve españoles, mientras que su partido se dedica a proteger a un partido condenado por corrupción, y ahora asiste enrabietado al aislamiento por haber votado, una vez más, para sostener al PP y a Rajoy. Lo que hace el partido naranja es patrioterismo barato, porque el patriotismo no es gritar más fuerte ni agitar una bandera más grande mientras defiendes a los que se llevan el dinero a Suiza. Ricardo Costa, condenado a 4 años en la Audiencia Nacional por la financiación ilegal del PP en Valencia, mostraba en la muñeca una bandera de España durante el juicio. Eso es deshonrar los símbolos nacionales y el mismo patrioterismo que practican los de Rivera. Para patriotismo, el de nuestros pensionistas, el de las mujeres en un 8M histórico, y el de una moción de censura que ha sacado a Rajoy del Gobierno, por dignidad.

El trabajo que nos toca ahora es seguir siendo útiles a la gente, en el sentido más patriótico de la palabra, y eso pasa por vigilar y exigir a este Gobierno que tome medidas concretas que mejoren la vida de los ciudadanos. Como por ejemplo, los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles, o la inmediata vinculación de la subida de las pensiones al IPC. El Gobierno de Sánchez debe ser consciente de la oportunidad que supone el éxito de esta moción, en lo que se refiere a cambiar la vida de la gente hoy, y no a recuperar sus posiciones de cara al siguiente ciclo electoral, ni a enviar mensajes de tranquilidad a quienes no se han presentado a las elecciones en sus despachos en consejos de administración.

Tengo muy presente que el cambio que viene, se ha venido gestando desde abajo. En lo social, desde todos los movimientos, mareas, tejido asociativo y en general la sociedad civil organizada. En lo institucional, protagonizado por nuestra primera experiencia de gobierno: los Ayuntamientos del cambio. Es una explicación lógica, porque son los Ayuntamientos la administración más cercana y pegada a la realidad de la gente, a su día a día, y por tanto es natural que cuando vecinos y vecinas exijan soluciones institucionales, miren primero a su Ayuntamiento. No es casual que el Gobierno del PP haya retorcido la ley para asfixiar económicamente a los Ayuntamientos, sino parte de una estrategia. Los Ayuntamientos en los que gobierna Podemos junto a fuerzas políticas hermanas demuestran que sí hay alternativa, que pasa por no robar, y por gestionar lo público con eficiencia, transparencia y un proyecto de cambio que ponga a la gente en el centro de las políticas públicas.

Este 13 de junio se cumplen tres años desde que Manuela Carmena es alcaldesa de Madrid. Hemos podido ser útiles a la gente de Madrid con muchas medidas a lo largo de estos tres años, como la renovación de la flota de EMT, la recuperación y mejora del servicio de BiciMAD, la transformación del río Manzanares en un corredor ecológico, el aumento de la inversión social o las más de 1.000 actuaciones destinadas a mejorar la ciudad que haremos este año con el superávit del año pasado. Un superávit que podemos usar en mejorar la vida de madrileños y madrileñas gracias al empuje de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), al trabajo impecable de Ayuntamientos como Madrid, y a la iniciativa de Unidos Podemos en el Congreso para modificar la asfixiante Regla de Gasto de Montoro. Podíamos haber hecho más, de no haber tenido a Montoro cerrando el paso durante los tres primeros años de legislatura. Nuestro papel clave en la moción, que ha servido para desalojar las trabas de Montoro del Gobierno de España, debe tener como contrapartida la ampliación del margen de maniobra para la inversión social de los Ayuntamientos que hacemos los deberes. Hay que aprovechar el nuevo ciclo que se abre de aquí a 2019, y exigir al Gobierno que ponga los medios necesarios para que Ayuntamientos como Madrid podamos traducir los resultados de una gestión económica ejemplar en mejoras para la ciudadanía.

Estamos aquí para cambiar la vida de la gente, tenemos un proyecto de ciudad y lo estamos demostrando, pero 24 años de saqueo del PP no se arreglan en una legislatura. Tenemos que revalidar el Gobierno municipal en 2019 para continuar haciendo de Madrid una ciudad más sostenible, más democrática y más capaz de garantizar derechos fundamentales de madrileños y madrileñas.
En definitiva, una ciudad que cuide de su gente, y que haga suya una idea de patria que sea útil. Hay quienes dicen que lo que toca ahora a un año de las elecciones es hacer borrón y cuenta nueva, y repetir paso a paso lo mismo que ocurrió en 2015, porque con ello conseguiremos el mismo resultado que entonces. Nos guste o no, ya no estamos en 2015, y hacer que la palanca de cambio que es Podemos mantenga la puerta abierta requiere de una estrategia distinta. Lo que toca ahora para seguir siendo útiles a la gente, lo explica muy bien Manuela Carmena: centrarnos en gobernar y hacerlo muy bien durante el año que queda. Es lo que gente nos pidió que hiciéramos en 2015, y nuestra responsabilidad si queremos profundizar el cambio y extenderlo a otros municipios, Comunidades Autónomas y al país.

Tiene razón Pablo Iglesias cuando dice que no es posible ganar un país sin reivindicar el concepto de patria. Y no hay mejor manera de hacerlo que siendo útiles para dar soluciones a los problemas de la gente, haciendo comunidad en los barrios y en los municipios, defendiendo unos servicios públicos de calidad que no dejen a nadie fuera, y apoyando a quienes más lo necesitan. Patriotismo sí, y no patrioterismo, porque la patria es la gente.


::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Muy bien, Julio Rodríguez. Compañero. Gracias por esa conciencia admirable, por esa madurez y por esa honestidad. Es ejemplar leer a un militar con una madurez y sentido patriótico tan consciente que  ya la quisieran muchos civiles, que usan el concepto patria como un revuelto emocional manipulable, al estilo pp-Rivera, sin gota de inteligencia y toneladas de demagogia para engañar mejor al personal.

Respeto a quienes aún necesitan como punto de referencia emocional esa etiqueta separadora, creadora de fronteras y desigualdades con el resto del mundo que  es la arcaica y acrítica idea de patria. De entrada me suena mejor matria, me resulta más próxima, menos rígida y más entrañable.Con menos ínfulas y menos dureza, más honda que contundente. Más fraternal que disciplinaria.
No creo en las patrias, - y eso que en mi vida ha habido fuertes vínculos con la milicia y precisamente de tu misma especialidad, el Ejército del Aire- sino en las personas, porque, como muy bien  afirmas, ¿qué es una patria sin personas? Pues el feudo de Donald Trump, o el de Albert Rivera, por ejemplo o el del cacique de Corea del Norte, quienes seguramente como el naranjito no ven yankies ni coreanos sino patrias a tutiplen.
En cambio, a lo largo de mis también 70 años vengo comprobando que  las personas pueden perfectamente vivir sin patria o considerar su hogar territorial el espacio geopolítico que les permite vivir con dignidad, ejerciendo sus derechos, cumpliendo sus deberes cívicos y gestionando su libertad personal en un espacio común, sin recortes ni intromisiones de unas leyes que siendo "legales" no son legítimas si están manipuladas por los intereses de una partidocracia camuflada de demócrata o garantizadas por unos individuos impresentables y más falsos que el beso de Judas, aunque una no haya nacido en aquel territorio lejano y sin embargo más acogedor y hospitalario que el de su nacimiento y nacionalidad. Pongo el ejemplo de algunos de mis hijos, a los que no podría sugerir, por coherencia, que consideren  España como su patria. Nacieron aquí, (como podían haber nacido en Sabastopol, porque resulta que la dichosa patria no es un designio divino ni genético, sino una cuestión adminitrativa y local, que sólo viene impuesta por imperativo de demarcación, como los hierros de las ganaderías o como la religión católica, por narices, nunca por elección libre , te  la encasquetan y ya te apañarás con tu circunstancia territorial, lingüística, devota y cultural, sí o sí, ya cuentan los dueños del corral con que pronto estarás acostumbrada a la denominación de origen controlado y con que toda la vida cargarás con el sambenito patriota, encantada de llevar el sello de la factoría endosado en todos tus papeles oficiales con foto y todo, como las fichas policiales); sí, mis hijos emigrantes se fueron yendo en un gota a gota muy triste y a la vez muy esperanzazdor, y más que comprensible e incluso saludable.
La primera se fue con una beca Erasmus en tercero de Físicas. Su experiencia patriótica consistía en padecer zancadillas y capones en clase, cada vez que sugería alguna idea algo diversa de las del catedrático de turno. Cuando llegó a la facultad alemana le explicaron que era una suerte tenerla allí, porque sus sugerencias en la ciencia real y no en la del ego, se llamaban "ideas felices" y eran imprescindibles para el avance en  cualquier materia científica. Ella fue la primera en emigrar y desde entonces regresa sólo en vacaciones y no por mucho tiempo, que se agobia  por saturación e intensidad caótica; la universidad alemana le ofreció quedarse, trasladar el expediente académico y terminar allí sus estudios, la tesina y lo que hiciera falta, como una beca de dos años en el Max Plank Institut de Heidelberg.
Luego fue otra hija que en la Hotschule de Colonia encontró el lugar que en España es imposible, porque la música no se estudia como licenciatura universitaria, y es cosa limitada y musicalmente artesanal, restringida a los  conservatorios.
El tercero en irse fue otro hijo, que con varias titulaciones en agrícolas, magisterio e ingeniería informática y un despacho de arquitectura compartido con su compañera de vida, no hallaba su espacio profesional estable en esta barahúnda de trámítes infinitos, abusos laborales e imperio del enchufe y del tinglado; al poco tiempo de llegar a Alemania y sin problema alguno encontraron trabajo a la altura de su preparación y allí están, ya cinco años, valorados, justamente remunerados, viendo como se respetan sus tiempos para la familia, sus derechos laborales y cívicos  y la paridad en los turnos con sus hijas, que  se educan en la escuela pública de un modo impensable para los españoles, y bien tratados  en todos los aspectos.
El cuarto en marcharse lo hizo en tercero de Historia en la especialidad de Arqueología; y allí siguen los cuatro, sin más nostalgia que la familia y los amigos. De ppatria res de res. Por lo demás, dando gracias a la vida porque existan matrias de adopción sustitutas de las ppatrias chapuza.

Si una parte importante del pueblo soberano admite con toda naturalidad que pp y c's sean los que mejor representan sus aspiraciones 'patrióticas' es como para preguntarse muy seriamente qué es eso de la patria, ¿no os parece? Si la patria resulta que es una patente de corso cacique para robar y manipular lo que haga falta impunemente, asaltar las arcas públicas mediante enjuagues legalizados en comandita durante décadas enteras, si les parece estupendo patrocinar granjas de mujeres incubaduras de fetos por alquiler, si propone hacer de la prostitución un negocio estupendo que cotice en bolsa y tribute como una farmacia o un bar, si instaura y normaliza el sistema cloaca ministerial para facilitar el control del poder sobre todas la cosas como un dios en rebajas permanentes de miserias y delitos 'legales', es como para revisar la nomenclatura y empezar a llamra mafia a lo que nos han endosado como patria. Si se infiltra en los sindicatos de policía que deben estar al servicio de toda la ciudadanía y no sólo al de C's, y los convierte en  fanta de naranja para dividir aun más a los catalanes. 
No sólo no es patria todo lo que desfila, se uniforma, se cuadra, obedece y pringa a la voz de ¡ya!, bajo la vara de un hegemón publicitario, como si fueran cliks de famóbil o piezas del lego. Ni podemos confiar en las propuestas prêt-a-porter de quienes no ven personas ni politeia que compartir sino  problemas que resolver y camelar desde las cúpulas partidócratas, de quienes no ven seres humanos individualizados que constituyen una conciencia colectiva con derechos y deberes propios y compartidos, sino mundundis idiotizados por la primera milonga oportunista que se les endilga. Así nos ven el pp y su brote naranja. Y también una parte imprtante de ese Podemos mecanicista político entre dos aguas, que se confiesa herramienta cívica pero a cintinuación se comporta como un poder de siempre, de arribas y abajos, mezclando churras y merinas, principios éticos y casoplones autorizados en referéndum más demagógico que legítimo.
Tampoco es patria todo lo que se corrompe corrompiendo, aunque luego fabrique y venda armas "porque eso también da trabajo" como afirma algún comunista que otro sin capacidad analítica, ética y económica sana, para vincular el negocio de las armas con la violencia bélica como objeto de consumo, con las muertes interminables de los pobres masacrados en  sempiternas Sirias, Palestinas, Libias, Iraks o Afaganistanes, Somalias y Rwandas,  y en miles de atentados de cualqueir signo diverso, pero con la misma finalidad: destruir seres humanos, apoderarse de sus tierras, espacios y recursos,  y hacer del terror la moneda de cambio más globalizada, y en eso cooperan  también quienes luego se indignan muchísimo y protestan en la calle, con un fariseísmo inconsciente tan brutal que hasta pasa por reinvindicación de todo lo contrario.
Es posible que sin estar esposados al concepto patria, tal vez  la humanidad sería menos cínica y más sana. Mas generosa y menos fanática. Más abierta y menos bloqueada. La patria como barrera separadora y xenófoba también forma parte del opio de los pueblos. Todo los que nos convierte en ganado manejable y acrítico nos impide ser humanos de verdad, es una droga colectiva, mediática, publicitada por la oligocracia del mundo, que actúa privándonos de conciencia y haciéndonos tan "civilizadamente prácticos" y  manipulables que ser libres da más miedo que gozo, se convierte en ser rebeldes y hasta "terroristas antisistema", haciendo muy dificil ver que el verdadero terrorismo sistémico es impedir -por dinero e intereses patológicos y adictivos de poder- que los seres humanos sean humanos de verdad y no un estorbo cuando dejan de ser el bitcoin globalizado  de la cleptocracia y que cambiar a mejor ya sólo significa entrar a formar parte del bando depredador y desalmado, vestidos con traje de faena y no de guapo, que en realidad no cambia nada sino que perpetra lo mismo de siempre aunque cambiando el vocabulario y la indumentaria. Con mano izquierda y amabilidad hasta cómplice. Gota a gota. Hoy por ti, y mañana por mí, que arrieros somos...
Por eso la ruptura pacífica que necesitamos como el comer, no es posible realzarla con ese mochilón ancestral y tóxico que arrastramos, completamente adaptado a lo que caiga;y  eliminarlo no requiere violencia ni enredos, calumnias, persecuciones ni malas artes, como la derecha imagina e intenta, sino todo lo contrario: unidad de acción conjunta por un país limpio y regenerado, por medio de una terapia pedagócica  práctica, imprescindible si queremos de verdad sobrevivir al infierno y hacerlo desaparecer como un mal antediluviano sin billete de vuelta. No a leches y enfrentamientos constantes, sino construyendo entre todos la casa común de la libertad y de la decencia, de la igualdad y la justicia que en realidad son inseparables. Una patria cuya esencia es la corrupción blindada y ya convertida en institución es una mierda sin paliativos ni eufemismos que suavicen  lo que ya no hay manera de suavizar sin ser traidores y picapleitos con menos solvencia y futuro que Rajoy, Aznar y Rivera en una comisión de transparencia o que la Fundaciòn F.F. presidiendo un comité a favor de los refugiados. Es lo que hay.
Comprenderás, Julio Rodríguez, y creo que Pablo Iglesias estará de acuerdo,  que el concepto de patria no puede ser absoluto, sino algo muy relativo. Es imposible que se pueda una emocionar hasta las lágrimas con un trapo bicolor y un himno real entronizado, pensando en "su patria" lejana cuando se ha sentido maltratada, sentimental y prácticamente zarandeada y boicoteada profesionalmente por ella, explotada, frustrada y engañada, por una sociedad de cafres, por una política penosa, injusta, desigual y zafia, que todos están de acuerdo en votar y mantener como  patrimonio de mediocridad sine die (recuerda que a no ser por la condena de la Gürtel, la Gürtel nos estaría gobernando todavía y lo que te rondaré). Y para colmo si al escapar de sus garras una va y se encuentra todo lo contrario fuera del marrón epistemológico de la patriedad, que como venganza, ni siquiera permite votar por correo, mediante enredos y trabas ad hoc,  a los que emigran por necesidad forzados por la  incompetencia de los gobiernos, y no vuelven al redil en pocos meses, como ha estado ocurriendo con la odisea imposible del voto por correo, una forma de recorte manipulador propia del pp; es obvio que nadie   condenado a emigrar va a dar el voto a sus maltratadores sociales. El masoquismo tiene sus límites en la lucidez.

Como idea romántica y tradicional (tradición y traición se parecen demasiado como para ser referencias fiables) la patria ya es desde hace muchos sufrimientos un concepto fósil y retrógrado, enranciado por su falta de ventilación e higiene democrática, vitoreado y sobrevaloradísimo por peña como los yankies , el estado islámico, Macron, Erdogan, El Assad, Israel, Putin...Jordi Pujol, Marta Ferrusola, Albert Rivera a coro con Arrimadas y Artur Mas, precisamente porque los seres humanos bien concretos y sus conciencias ya llevan tiempo en plan okupas en el maginario simbólico que antes estaba relleno con el patrimonio de los ricos y poderosos, que son los verdaderos dueños de las patrias, los que montan las guerras para proteger sus intereses patrimoniales y aumentar su capital a base de destruir para luego cobrar por la reconstrucción (esa "parte del pastel" bélico, del que Felipe González se jactaba de habernos hecho partícipes, en la primera experiencia de conlicto internacional que fue la Guerra del Golfo); ellos, los oligócratas, nunca pegan un tiro ni arriesgan nada, sus guerras son un Monopoly, un parchís o un ajedrez, y son  los pobres  asalariados de uniforme, como tú, mi abuelo o mi ex-suegro y mi  ex-marido, los que deben resolver las ocurrencias de cualquier Aznar, Blair o Bush como mandados, en los campos de batalla a tiro limpio y muerte emboscada tras cualquier armatoste de matar, mientras rebuscan armas de destrucción masiva que nunca existieron (los observadores de la ONU fliparon al descubrir in situ semejante barbaridad, que a día de hoy no se ha juzgado, ni condenado ni reparado por ningún tribunal internacional) Objetivo imposible cuando el planeta está oprimido por una mafia consentida y hasta apreciada y respetada como estrategia necesaria, que además imparte conferencias y masters en universidades, mientras en sus países son los reyes de la corrupción sistémica desde que el mundo es mundo, de generación en de-generación.

Si se mira tranquilamente, sin emociones exacerbadas por la comida de tarro social y publicitaria, pero con sentimientos sólidos, verdaderamente humanos, y con serena visión, la patria en esencia es sólo eso: un constructo interesado al que sacar jugo, una ilusión emotiva muy rentable para las élites de los estados, inoculada por el entramado  oligócrata en el alma colectiva para mantenerla en la inopia mientras los poderes de siempre hacen de su capa un sayo, y el agosto, sobre el mapa de la dignidad humana que hasta suelen usar como papel higiénico cuando les conviene.

¿Cómo es posible tanto paripé, tanta jura de bandera y exigencia de lealtad a una entidad devastadora con tanto teatro y cuento chino, si en realidad a esa supuesta patria de todos (de unos mucho más que de otros) se la estafa, se la pisotea, como se hace con su ciudadanía, y se la engaña de medio a medio desde instituciones de alto rango, tantas veces , con más frecuencia e intensidad cuanto más altas y blindadas están y son son las jerarquías. Y si esto resulta demasiado claro y duro de aceptar, sólo basta con leer la Historia, la prensa y repasar la hemeroteca de nuestra transición ejemplar e impecable, con eso será suficiente.
Para mí, la patria, como canta el himno de la Internacional Socialista, es la humanidad, y no sólo la humanidad española en particular, sino toda la humanidad, especialmente esa parte de ella que carece de cobijo, de derechos y libertad, de familia que le abra las puertas de la vida y de  la dignidad humana que merece, sólo por existir como semejante al resto de congéneres, aunque no le quede ni tierra que pisar y por eso sus raíces y su único territorio es su alma y su corazón. El cielo que les acoge, la tierra que provisionalmente cruzan con desapego, dolor y esperanza, atravesando el mar que tantas veces les mata al intentar alcanzar la otra orilla del imposible, precisamente porque  sus hermanos universales que podrían acogerles como merecen, están tan preocupados y absortos con sus patrias sacrosantas, que a casi nadie le interesa el dolor de los expoliados de patria si no quieren ser desposeídos de sus vidas, por quienes a control remoto no se ocupan de nada a no ser como inversión, obsesionados como están con su seguridad, su comercio de armas y sus 'supremacismos éticos' de pacotilla, culturales, religiosos y sobre todo, económicos. ¿Quién puede querer la paz que es gratis en un entorno que sólo tiene al dinero como único dios y  valor fundamental, si la guerra ya está ganada y forrada desde el principio, aunque lo que sepulte el forro sean millones de víctimas inocentes?
Seguramente es por eso por lo que la ayuda del Gobierno a los refugiados migrantes me ha hecho sentir una profunda alegría repentina y espontánea por tener, en días como estos, un DNI español sin sentir vergüenza, como de costumbre, cada vez que lo veo o lo tengo que enseñar en algún trámite. Aunque confieso que pronto se me ha pasado la sensación de euforia; no debe ser muy relevante este símbolo, si también lo tienen igual que yo los del pp, Rivera, Urdangarín, Correa, Matas, Rato, Rajoy y la Casa Real al completo, Felipe González, Aznar, Florentino Pérez, y la falla  del Ibex35. O sea, los amos y señores de la única patria en plan tarifa plana que cuenta en realidad: el dinero envuelto en poder y viceversa. 
Prefiero la alegría de un rayo de sol acariciando las hojas de una morera ahí en la plaza. Un chispazo saltarín del Gloria de Vivaldi mientras hierven las lentejas. La mirada de un niño en su sillita mientras cruza el semáforo con su madre y el gozo de que un alumno de Burkina Fasso, ya distinga el pretérito indefinido del pluscuamperfecto del verbo escribir.

Qué le voy a hacer, Don Julio, si la patria para mí son esas cosas. Ains...Creo que es el amor universal el que me contagia su minimalismo patrióticamente agnóstico y su falta de devoción banderil. Posiblemente nos enganchemos tanto a  las abstracciones y a los símbolos rimbombantes como Dios, Patria y Rey, porque la luz de una tarde de junio se ha escondido sin avisar entre las coordenadas de los geranios o en el cuadrante sur  de las buganvillas...Chi lo sa!
El viento cruzado de las seis y media silabea muy bajito el código azul de los estorninos  en vuelo rasante, Alfa, Beta, Charlie, Eko, Papa, Lima...Y luego, como punto final The sound of de silence.

No hay comentarios: