martes, 26 de junio de 2018

Inmigración, partitura para coro

La posición Merkel 2015 era válida. Hubiera funcionado si, en lugar de dejarla sola, los demás países hubieran compartido su responsabilidad, y no solo de boquilla








Ante el fenómeno de la inmigración todos los fantasmas andan sueltos. La sociedad, preocupada por los problemas que padece y atemorizada por los que imagina, está además desastrosamente dirigida por la política, que vive en pánico por el marcaje de los populismos, y que ya no ve seres humanos que pueden llegar sino votos que pueden irse. Porque el fenómeno es global pero el voto es nacional y, desde hace mucho tiempo, pero de forma ya descarada desde la crisis del 2008, cada país es un avestruz que esconde la cabeza en sus urnas.
El compromiso de Merkel el 31 de agosto de 2015, su famoso ‘podemos lograrlo’, aquel acto de fe en la capacidad de Alemania para integrar a los refugiados, significó el ingreso de cientos de miles de ellos en medio de un fervor hospitalario que conmocionó al mundo. Lo malo es que también conmocionó a sus países vecinos del este, que empezaron a cerrar sus fronteras, y a los socios bávaros de la canciller, y a los votantes, y hoy es el día en que el gobierno Merkel está en peligro y sus buenas intenciones han desfallecido. Sin embargo, la posición Merkel 2015 era válida. Hubiera funcionado si, en lugar de dejarla sola, los demás países hubieran compartido su responsabilidad, y no solo de boquilla. Pero aquel ‘sálvese quien pueda’ de los avestruces lo hizo fracasar.

Europa tiene capacidad de sobra para regular y absorber esos flujos, porque el fenómeno de la migración es una partitura para coro, no para solistas, ni para dúos ni para tríos. El domingo en la cumbre de Bruselas seguramente el coro no podrá ni siquiera llegar a constituirse en su totalidad: los países de llamado grupo Visegrado –Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia-, ya han dicho que ni siquiera acudirán.

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Pues yo debo ser una ilusa, pero aun veo motivos reales para la esperanza. Uno de ellos, es que Merkel no haya cambiado de opinión y, a pesar de las presiones neofascistas del horror barbaris, siga manteniendo en alza los mismos valores que en 2015, es un buen síntoma que el miedo a perder votos no le haya arrancado la conciencia, la lucidez, la dignidad ni la certeza para seguir apostando por los seres humanos y no por el miedo y la connivencia del establishment. Creo que todavía nos quedan raíces para regenerar el huerto de Europa y no regar ni abonar las malas hierbas; ayer mismo Iñaki apostaba por no hacerle publicidad a La Manada española, ¿no sería lógico hacer lo mismo con La Manada europea? Son unos cuantos países, pero ni son todos ni son mayoría, si no nos empeñamos en darle más importancia de la que tienen en realidad. Alemania, Austria, Suiza, Suecia, Noruega, Finlandia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Inglaterra, Luxemburgo, Francia, Irlanda, España, Grecia, Portugal, Albania, Eslovenia, Lituania, Letonia, Estonia, Rusia, Croacia, Bulgaria, Rumanía, Armenia, Georgia, Chechenia, Bielorusia, Ucrania...Lo que vale para el fútbol, eurovisión o el TTIP y el TISA, debe valer también a la hora de la verdad migrante, para la grandeza de alma y la solidaridad en tiempos tan horribles, en los que cerrar puertas sólo es la antesala de la desconexión a lo Trump, de quien Merkel y la Europa más evolucionada y menos racista, se han quedado al margen.
Creo que estamos en un momento similar -salvando distancias e historia y colocando a Bruselas en la antigua Aquisgrán y actual Aachen- a los tiempos de la disolución del tardo Imperio Romano posterior a las invasiones "bárbaras" y al empeño de Carlo Magno por fundar las Escuelas Palatinas y alfabetizar a la población para que desapareciera la ignorancia de los pueblos.
También recuerda un poco a la posterior creación en Toledo, -plena Edad Media-, de la Escuela de Traductores instaurada en aquella ciudad para unir las tres culturas en conflicto constante durante siglos, derivadas de las tres religiones bíblicas igualmente dogmáticas e intransigentes entre sí, aun procediendo del mismo origen, e ideada por Alfonso X el Sabio ( que seguramente lo era, a pesar de ser rey)   Pero ahora en plan psicoemotivo, geopolítico y thriller-económico-prejuicioso, establecido en la falsa seguridad de los torpes y obstinados; es más que cierto y está demostrado que ni todas las armas del mundo juntas podrán acabar con el flujo universal de la ingente población de marginados in crescendo que intenta afincarse de mil maneras, y con todo el derecho, en el paraíso prohibido de un mundo inaccesible en apariencia, pero que el tiempo acabará por abrir de mil modos. Ahí tenemos China, por cuyo futuro hace cincuenta años nadie daba una chavo. Como nadie entonces hubiese imaginado un Trump en la Casa Blanca. La vida no tiene manías ni prejucios, es como el agua, el aire, la arena y el fuego...como el polen que arrastra y deposita el viento en cualquier parte, así ese empuje cósmico se sirve la energía vital de la inteligencia imprevista en  movimiento y con tantas necesidades que solventar para poder actuar de sorpresa en sorpresa por encima de  las convenciones al uso. No se pueden poner puertas al mar ni al campo, ni a la vida. Mucho mejor, más justo, más próspero, práctico  e inteligente resulta el well come! que el go to home!, el open que el closed the borders,  sobre todo en un continente como el nuestro: al filo del colapso de la no natalidad y del envejecimiento simulado y en diferido, pero inevitable y seguro y no solo de los habitantes sino demás del sistema, sus recursos y herramientas, agotados y anacrónicos a estas alturas del Apocalipse Now. Fin inevitable de un sistema pero el comienzo natural e inevitable de otro. En esas estamos y querer apalancarse entre las momias solo conducirá a la momificación patética y contagiosa del conjunto, y, cómo no, con la maldición karmica de un Tuntankamón incorporada, como sucedió a los que se empeñaron en hacer negocios con la tumba del controvertido fiambre. La historia es tan rica en hechos como en símbolos y metáforas que se materializan en realidades, tal vez porque solo nuestra cegata condición de humanos a medias es la única potencia cognitiva en el planeta, que separa lo aparente de lo real, que seguramente son como la pulpa y la cáscara o el aroma y el sabor de la misma fruta.

Al Imperio Romano lo mataron las ínfulas de sus prejuicios supremacistas, después de haberse hecho el amo de Europa, del Norte de África y del Asia Menor y ser tan torpes en su soberbia como para no convertir las fronteras en horizontes nuevos, respetando y amando a los pueblos que iba "visitando" y arrasando con sus invasiones maravillosas, en vez de aprender de ellos todo lo que ignoraba...que seguro, era más de lo que creía conocer.
Quien a hierro mata a hierro muere, si no cambia de especialidad antes de petar. Parece que Merkel, Macron, Sánchez, Tsipras, Costa y bastantes más, lo han comprendido a la primera y otros lo están asimilando más despacio, eso es fundamental para trabajar unidos desde la realidad del buenhacer y de los intereses cada vez más comunes. Hay que ver como han cambiado las miradas de Merkel y Macron hacia el Gobierno de España en las últimas semanas...desde que Rajoy pasó a mejor vida (¡todavía más aun!), eso significa un aporte nuevo, una experiencia inesperada que llega como agua de mayo para una Europa indecisa en minoría, desconcertada por la decisión solidaria de Madrid ante el acojone del resto de estados miembros del Sur, y a la expectativa, mayoritariamente. O sea, a las puertas de la esperanza en el acuerdo mucho más que en el rincón del miedo.
En el momento en que los euro-asustados comprueben que no solo no pierden nada sino que ganan en todo con la apertura regulada de fronteras y una ayuda igual en los países de origen, se acabará el problema y entonces habrá que legislar con cuidado exquisito para que los anti-migrantes xenófobos no abusen de los extranjeros,  esos a los que ahora temen más que a un tsunami, sin ver que ese tsunami lo provocan ellos mismos cuando votan y siguen a ojos cerrados a Salvinis, Rajoys, Aznares, Trumps, Putins o Le Pens y demás cenutrios profesionales envueltos en sus banderas y aprovechateguis a tutiplén...

Ahora. más que asustar deberemos animar, desdramatizar y abrir caminos comunes al diálogo más que a la amenaza y el temor, convocar creatividades, estimular, valorar y no chafar por adelantado lo que aun se está batiendo en el bol de la mezcla de ingredientes. Y después, será como los soufflés en plena cocción: si se abre la puerta del horno antes de que cuaje para comprobar que el invento está cuajando y tenerlo todo controlado, se arruina el plato. Eso sí, con la mejor intención y muchísimas recetas en el libro, que en definitiva no sirven para nada si se chafa el proceso por nervios, impaciencia y prisas para que amanezca antes y no en el tiempo que toca por la estación en que estamos.
Lástima que la cocina, los tiempos horarios y la política no sean solo cuestión de intenciones, sino de hechos concretos que pueden arruinar las mejores recetas o sorprendernos con un recetario nuevo y hasta improvisado sobre la marcha, capaz de hacer maravillas con los mismos ingredientes combinados de otro modo por cocineros distintos a los habituales, capaces de hacer menús aptos y digeribles para la mayoría de paladares, sin empachar ni dejar con hambre a nadie que se adapte a las dosis recomendadas por la más sana gastronomía.
Muy bueno sería ese final
"Europa tiene capacidad de sobra para regular y absorber esos flujos, porque el fenómeno de la migración es una partitura para coro, no para solistas, ni para dúos ni para tríos." Sí señor.  

 Aquí en cambio la cosa cambia: 
"El domingo en la cumbre de Bruselas seguramente el coro no podrá ni siquiera llegar a constituirse en su totalidad: los países del llamado grupo VisegradoHungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia-, ya han dicho que ni siquiera acudirán."

Esperemos que, a pesar de todo, esta premonición no se cumpla por completo, y que una Europa mayoritaria pueda asumir sus compromisos morales aunque sea inevitable actuar en firme y tener que decidir sin contar con los disidentes, que deberían elegir entre una UE decente, lúcida y solidaria o gobernarse a su bola y entre depredadores insolidarios que no merecen, en ese plan, ser miembros de un proyecto que ni entienden ni merecen según se comportan. Ni creo que el resto de europeos normales se encuentre a gusto ni en sintonía con semejante panorama secesionista en humanidad. Tal vez si los parlamentarios no se entienden la ciudadanía europea, con un referéndum, aclararía por completo el euro-panorama para dirimir por qué vía democrática quiere caminar el proyecto europeo actual. Tal vez forzar la unidad de conciencias tan diversas no sea lo adecuado sino un remedio peor que la enfermedad no diagnosticada y tratada en plan chapuza.  Si algunas zonas de Europa están tan enfermas de miseria conviene saberlo cuanto antes para que si la infección es solo en ciertos estados, se pueda hacer un cordón sanitario para proteger las franjas más sanas mayoritarias. Es lo más justo. Forzar la convivencia es mucho peor que un buen divorcio respetuoso que no hace daño a ninguna de las partes y salvaguarda la integridad de todas.

Aunque la unidad es siempre deseable, a veces, y para según que asuntos, más vale poco y bueno que mucho, mediocre, miserable, facha, de baja calidad, a la greña y mal avenido, cuya convivencia envilecida por la disensión en temas fundamentales que tocan el corazón y el alma a través de las ideas y la praxis, además del bolsillo (que al final resulta ser lo de menos, por las compensaciones que la inmigraciòn reporta a la sociedad a medio y largo plazo) y sólo causará daño y tensiones internas, que no hay por qué sufrir, si se saben evitar.

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