Crema de lodo
La dimisión de Cifuentes no deja exclusivamente un rastro alegre de
triunfo de la verdad y la justicia, sino un regusto amargo de
corrupción, fango y cieno
Cristina Cifuentes ha
dimitido por haber aceptado que le regalaran un título académico al que
no tenía derecho y por haber mentido sobre ello. Las informaciones y las
pruebas obtenidas por este diario y la exigencia de responsabilidad
política por unas acciones que han destapado una trama corrupta en la
Universidad Rey Juan Carlos, mediante la comisión de delitos para
favorecerla, son motivo suficiente para derribar a un político en
cualquier lugar del mundo. La regeneración democrática y la decencia así
lo exigen.
Lo de las cremas no ha sido sino el puñetazo en el estómago para que el
poder se mantenga en su sitio y no cambie de manos. El remate de los
que no quieren regeneración alguna. Ese es el motivo por el que la
dimisión de Cifuentes como presidenta de la CAM no deja exclusivamente
un rastro alegre de triunfo de la verdad y la justicia, sino un regusto
amargo de corrupción, fango y cieno. Nos han hurtado, a nosotros
también, el funcionamiento acompasado de los pilares democráticos tanto
de la prensa libre y profesional como de una dimisión inmediata o una
moción de censura perfectamente lícita.
La falta de escrúpulos ha vuelto a negarnos la alegría
de la honestidad. Los tiempos mafiosos se han impuesto mediante la
humillación pública de la excrecencia que ya molestaba no a la moral
sino al mantenimiento en el poder, única fuerza que mueve algunos
molinos. El Partido Popular, en un nuevo alarde de cinismo, ha
considerado "insostenible" la difusión de unos hechos privados que ellos
mismos ya conocían mucho antes de nombrar candidata a Cifuentes. Lo que
no fue obstáculo para hacerla delegada del Gobierno o para nombrarla
candidata a la Comunidad y luego presidenta, ha sido el toque a rebato
para que todas las inaceptables defensas de su máster y de su
comportamiento se conviertan en fuerza ejecutora de la mujer a la que
custodiaban hasta ahora.
Y es que mangar dos tarros
de crema vulgar es muy cutre para ellos. Eso es lo que nos han mostrado.
Los bolsos, los trajes, los sobres, las cajas de puros, los Jaguar. Eso
es otra cosa, primo. Una mujer con zapatos de Prada no distrae en el
bolso dos putos botes de crema de supermercado. ¡No se puede perdonar,
te lo juro por La Mer! Lo cierto es que los rumores sobre una supuesta
cleptomanía de la presidenta madrileña han recorrido los cenáculos
madrileños durante años. Tantos, que hasta se le ha preguntado por ello
en entrevistas.
La diferencia ahora ha sido el video.
La humillación. El lodo que segregan esos dos vulgares tarros. Un video
que no debería existir y esa es otra de las cuestiones. La mierda está
tan alta que casi nos perdemos los detalles. El video no puede
conservarse más de 30 días por imperativos legales y Eroski afirma que
fue destruido. ¿Quién y cómo lo guardó como baza para un golpe como el
de ayer? En la Universidad quedó rastro porque los documentos oficiales
lo dejan y así debe ser, pero no es el caso del vídeo.
¿Por qué no hubo un procedimiento por falta? ¿cómo y quién lo paró?
¿quién guardó el video y por qué? Puede que a muchos este mundo de
"gestapillos", espías, corrupción, mierda, amenazas y cintas de video
les resulte muy entretenido, pero esa es la angustia de la que debemos
salir. Jamás habíamos contemplado un lodazal como éste. Nunca. Una
mierda que fluye desde que Aguirre llegó al poder con métodos espurios
hasta ahora. Tres presidentes de la CAM y los tres dimitidos por la
porquería que rezuma. ¿Alguien cree que los madrileños merecen esto?
Seguro que muchos sí, porque les seguirán votando.
Mientras, en la Audiencia Nacional Isabel Gallego, la mano derecha de
Aguirre, sigue cantando y clasificando el cieno en el cieno de Prada, el
de Granados, el de Figar o el de Lamela. Cuando se hacen quinielas para
sustituir a Cifuentes se está metiendo la mano en la misma charca para
buscar una rana que resista el paso de al menos un año. Un año. Allí
está puesta la vista, de los que quieren seguir y de los que quieren
llegar. Regalarle ese tiempo a Gabilondo para que se hiciera la campaña
no era solución para nadie. Tampoco para los naranjas a los que, todo
hay que decirlo, este repentino golpe bajo les ha venido también a las
mil maravillas porque el empecinamiento de Cifuentes estaba empezando a
abocarles a una moción de censura que era su último deseo.
No tengo la esperanza de que nada que no sea un desalojo del poder de
los populares permita asomarse realmente al pozo negro que es ese
partido en Madrid. Aún así, todos ellos, los unos y los otros, deben
saber que las espadas están en alto y que no se va a reparar en medios a
la hora de hacer valer las exigencias de vasallaje. Mejor hubiera hecho
Cifuentes en dimitir desde el principio, aunque debía darle rabia
soltarlo todo por el huesecillo de un máster sabiendo cómo debe saber
los esqueletos que guardan otros. Les recomiendo a todos a partir de
ahora la exomolegesis, la confesión pública, la apertura de los armarios
antes de presentarse a nada o de aceptar nada. Evitar el chantaje por
la purificación propia.
"Ita una poenitentia, quae tamen publice agitur" (Hay una sola penitencia y se hace públicamente). Espero que empiecen pronto.
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