sábado, 14 de abril de 2018

Esto no tiene pies ni cabeza. No es posible que este sistema sea propio de seres humanos, de nombre nada más,claro, que no pueden ser más malos ni más tontos



Trump bombardea en Siria el complejo industrial y estratégico que fabrica las armas para la guerra biológica, entre ellas el gas venenoso con que el régimen sirio ha masacrado a una población entera esta misma semana, con un montón de víctimas civiles, en su mayoría mujeres, enfermos y niños, como suele ser lo "normal" para la gentuza terminator. Una vez más EEUU se mete en el fregado, sin que nadie le invite al baile de la muerte, es la única manera de dialogar y resolver que conoce: a bombazo puro y duro.
No sabemos si al que asó la manteca se le habría ocurrido tal cosa, lo que está claro es que EEUU asa constantemente las mantecas del mundo entero.

Si se bombardea una fábrica de sustancias y gases tóxicos para evitar que se utilicen contra la población, el resultado será que las bombas yankies destruyan los depósitos donde esos gases y sustancias peligrosas antibióticas están concentrados y que ahora se hayan expandido por todas partes, con lo cual la brillante iniciativa de SuperTrump, no sólo no habrá solucionado el tema, sino que le habrá hecho al dictador sirio toda la faena exterminadora que aun no había logrado hacer con sus recursos bélicos en conserva. Terrible en todos los aspectos.

Para completar el cuadro apocalíptico del día, y sólo han pasado doce horas, Greenpeace nos informa de que Florentino Pérez se ha cargado un río en Centroamérica, que era la vida para las poblaciones indígenas, porque les daba de beber a ellas y a la tierra que cultivan para sobrevivir. 

Y digo yo, ¿la ONU sirve de algo ante todo este disparate? ¿Por qué las empresas devastadoras del Planeta  no están obligadas a obtener  el permiso de la ONU para poder enredar en la Naturaleza, y que sólo se les conceda si se comprueba la inocuidad de los proyectos y se inspecciona el trabajo  mientras dure, para comprobar que no hay perjuicios  ni riesgos para las comunidades humanas y la riqueza biológica del entorno? ¿Cómo una empresa puede asaltar así un estado, como en los tiempos del descubrimiento de América y que la ONU ni se entere? ¿Y por qué EEUU puede ejecutar una barbaridad como la intervención en Siria de hoy mismo, sin que la ONU lo estudie, lo consulte y lo autorice, previo estudio de las consecuencias? ¿Cómo es posible que de repente tres países del llamado Primer Mundo -EEUU, Reino Unido y Francia- sólo porque tienen el dinero y los recursos del Planeta a buen recaudo, pueden cometer semejantes atrocidades, genocidios y masacres, y que la humanidad se quede igual, acostumbrada a tal barbarie, y que la ONU no intervenga y los deje hacer a su bola y que ahora Rusia amenace con seguir el juego? ¿Dónde están la leyes, los juristas y los tribunales de la globalidad civilizada que redactaron al Carta de los Derechos Humanos Universales en medio de una psicopatía generalizada, que sólo se dedica a expoliar sin escrúpulos? ¿Qué opinarán de todo esto los habitantes de EEUU, los ingleses, los franceses y los rusos ante estos disparates enloquecidos pagados con sus impuestos quitándolos de su sanidad, de su educación, de sus pensiones, que luego recortan y que se emplean para matar al prójimo más aplastado? ¿Qué piensan y sienten las y los españoles/as, cuando el estado se dedica a fabricar y vender armas como inversión y luego rechaza, encarcela o mata a los inmigrantes que huyen de las guerras perpetradas con las armas de marca española?

Como, cuando yo era chica, decían los mayores ante lo disparatado e incomprensible: que venga dios y lo vea. Aunque esto no hay dios que lo arregle si las voluntades humanas no lo quieren arreglar. Lo que debe arreglarse bajo el cielo no lo puede arreglar el cielo, sino quienes están en la tierra para hacer una tarea de conciencia total que muy pocos llevan a cabo en medio de la indiferencia y hasta de la incomprensión  e incluso de la hostilidad de la mayoría.  Es trágico vegetar tan distraídos por tontunas hasta perder el tiempo de existir sin recordar ni descubrir el quién se es, como el por qué y el para qué de esa oportunidad extraordinaria para elegir el modo de experimentar y asimilar integrando lo que nos sale al encuentro mientras crecemos, sentimos, pensamos y respiramos en medio del milagro natural: la Vida.

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