martes, 17 de abril de 2018

Un tiempo difícil, terminal, naciente y apasionante, que sólo depende de cómo lo vivamos juntas y por separado...pero no rotas


Voy buscando información sobre las iniciativas de la izquierda europea y, desafortunadamente, me encuentro con otra nueva escisión: por un lado, DIEM25 de Grecia y por otro el proyecto de Portugal, Francia Insumisa y Podemos. No creo que en este momento decisivo y muy grave por el que atraviesa nuestro Continente, sea oportuno dividir fuerzas una vez más cuando la verdadera diferencia destroyer la tenemos enfrente: el crecimiento destarifado de una reacción populista en negativo, dominada por el miedo y los prejucios que  actúan a favor del egoísmo y el endureciniento de las condiciones de vida laboral y la desaparición paulatina de los derechos humanos, en las garras de un neoliberalismo cruel, sin escrúpulos, ni conciencia, y  por ello, sin ética política, que solo decreta en favor del oportunismo financiero, machacando la economía, los valores,el presente y el futuro de nuestra civilización, con el riesgo de un retroceso hacia los nacionalismos en bloque, que derivan en fascismos socioculturales, racismo, xenofobia y hostilidad hacia lo diverso. Es en momentos como éste cuando se espera de esa izquierda clarividente y de miras amplias, una determinación distinta a los grupos cerrados en su órbita. Y como persona de izquierdas desde siempre, me pregunto el por qué de esta actitud cerrada en su división que le hace el juego al neoliberalismo, recortando el área de la sensibilidad de izquierda, también en Europa.

El hecho de que DIEM25 proponga una nueva especie de New Deal en verde, no quiere decir ni mucho menos que se esté proponiendo literalmente un nuevo y anacrónico keynesianismo, con la repetición exacta del proceso de  los años 30 del pasado siglo, sino una inspiración renovadora de aquel espíritu empático social, un resurgir político y no sólo económico para seguir en las mismas manteniendo un crecimiento infinito y desmesurado en un mundo en proceso exponencial de agotamiento de las fuentes de energía naturales y al borde del colapso por una contaminación sin precedentes mediante el consumo de productos derivados del petróleo y minerales tóxicos como el coltán, por ejemplo y qué decir de los cultivos masivos y especuladores o de los TTIPs o los TISAs, que se reunen y traman bajo cuerda la destrucción de la vida aboral y natural del Planeta. Una ruina acompañada de las consecuencias de un cambio climático imparable. Que requiere YA, una modificación imprescindible en el modo de vivir y de percibir la simbiosis entre Naturaleza y Humanidad, que hasta ahora resulta más  bien un parasitismo depredador dominante de la especie humana sobre los demás planos de la Naturaleza, que en menos años de lo que nos cuentan, acabará con todo y con todos. 

De momento el plan de Lisboa no ha presentado ningún proyecto que podamos compartir, y se ha lanzado a colocarse como alternativa de DIEM25 que sí tiene proyectos e ideas y un blog en el que se puede debatir y acordar estrategias, desde hace tiempo. 

Puede ser que Podemos y Francia Insumisa se hayan apuntado al bando portugués porque lo ven como un magnífico trabajo político exitoso ya empezado y en proceso de desarrollo con muy buenas perspectivas generales, que es genial. Sin embargo no deberían ir por separado del proyecto impulsado por Yanis Varoufakis y De Magistris, simplemente porque ni en Gracia y ni en Italia ha triunfado la izquierda, ni  porque Syriza no hubiese sido ejemplar en su momento, sino porque no ha resultado caballo ganador a causa de las terribles presiones punitivas de la Troika y sus "generales" alemanes sobre el gobierno griego de izquierdas que representaba un peligro para el lobby de la euro-pasta, ya me hubiese gustado ver lo que habrían hecho Iglesias o Melenchon en un caso similar al del ataque a tumba abierta de la UE y su Troika contra la hundida Grecia a cargo de Alexis Tsipras, y que se ha utilizado como ejemplo de castigo-experimento para el resto de la Comunidad.
Tampoco en España ni en Francia ha triunfado la izquierda. No hay motivo para rechazar a la iquierda de los países que, igual que nosotras, no han podido conseguir un triunfo electoral y un gobierno de corte socialista renovador. Al contrario, cuantas más iniciativas y propuestas inteligentes se pongan sobre la mesa del diálogo y la cooperación, más fuerte y necesaria será  la regenerada izquierda europea, que deberá contar también con la izquierda alemana, los verdes y los socialistas ingleses del que es portavoz Jeremy Corbin.  

Es precisamente Yanis Varoufakis el político griego, un economista científico, que se partió la cara con el holding de la euroruina y vio y vivió durante meses de debate en directo, las razones, las sinrazones y la calaña de lo que hay y por donde se puede intervenir y trabajar como base social del europroyecto, dando cobertura solidaria a la izquierda de cada territorio. 

Tengo la intuición de que la unión entre la experiencia práctica del proyecto griego en Europa, conociendo los recovecos más difíciles de pe a pa, y la del proyecto portugués en su territorio en el que se ha conseguido el acuerdo para gobernar con éxito sin provocar tensiones destructivas ni rupturas volentas en la sociedad, serían un tándem pedagógico imbatible del que Francia y España podrían aprender muchísimo, por ejemplo, cómo salir a flote de un neoliberalismo  depredador en el caso de Portugal y como resistir a unas presiones terribles hasta acabar cediendo en el caso de Grecia por no tener el valor de lanzarse a la aventura de recuperar la propia soberanía para empezar otra historia, como proponía Varoufakis con un programa inteligente y constructivo. En su libro ¿Y los pobres sufren lo que deben?, el autor, tras hacer en ocho  capítulos un análisis exahustivo del problema global y particularmente europeo, acaba el texto con un capítulo-resumen extraído de otra de sus obras, cuya autoría comparte con Stuart Holland y J.K.Galbraith, titulado The Modest Proposal for Resolving the Euro Crisis en el que se aportan hechos y soluciones posibles muy inteligentes, como base de un programa, que vendrían como anillo al dedo a una izquierda europea más perdida que el alambre del pambimbo o que la vergüenza del pp.
Aún no he tenido la ocasíón de encontrar algo parecido en la izquierda francesa insumisa ni en el Podemos español -¿tal vez demasiado sumiso aun, quizás demasiado perezoso o demasiado preocupado por sus rollos particulares como para preocuparse de trazar un plan social que supere los límites de sus rifirrafes errejonistas-iglesistas?-. Da la casualidad de que las propuestas, las ideas y los planes políticos de los gobiernos municipales del cambio que están haciendo maravillas proceden de los concejales y concejalas de IU y que es Alberto Garzón el puntal que indica en sus escritos la orientación económica de la base social y de la estructura del estado, tal que Varoufakis. Sólo la presión de la prensa neoliberal Ibex35 se emperra en que Podemos rompa con IU y se convierta en un c's pintado de rojo, o sea en el relevo del Psoe, para que todo cambie de edad y de caras, pero no de sustancia, y al parecer, ésa es la apuesta mediática y del parné, por Errejón. Podemos no puede ni debe caer en esa trampa del recambio que Íñigo no acaba de enfocar. Imagino.

En fin, que sería lo más inteligente y sensato que se unan  federalmente todas las fuerzas europeas de izquierda para que además se consolidasen las izquierdas territoriales españolas, italianas, francesas, griegas y portuguesas, y que sea Portugal la casa de acogida y la madre político-social con experiencia que puede orientar a tanto hijo pródigo dando tumbos electorales sin padre ni madre ni perrito que  le ladre.
Valores inteligentes tenemos, voluntad seguro que también; pero en los logros concretos propios de la de izquierda habrá que afinar mucho más para que haya una verdadera ruptura con los tics conductuales y marrulleros infiltrados de la derecha tóxica, porque esa misma tendencia a la división tontorrona de los que persiguen los mismos fines no es muy saludable que digamos para un tiempo y unas condiciones tan precarias y desparramadas. Tampoco lo es dar de lado a Grecia e Italia porque no tienen gobierno de izquierdas, cuando precisamente más  necesitan de un soporte interactivo europeo, como nos pasa a nosotros y a Francia. O sea, que la propuesta de una Europa de izquierda, más que por las siglas y las hegemonías egocéntricas pasa por la generosidad y la apertura de mentes y conciencias, de sentimientos y empatía política como social. Por una grandeza de espíritu práctico que no es compatible con las miserias, la arrogancia y los rifirrafes entre colas de león y cabezas de ratón, mientras los pueblos, sus derechos y deberes, su dignidad y su alma, son engullidas por los orcos que se disputan el anillo del golum, ¿vale, carinyets?
Pues eso, a  cambiar vosotras, bonicas,  si es que de verdad queréis que cambie Europa y cada uno de sus/nuestros territorios machacados por un capitalismo sin entrañas ni valores ni siquiera verdadera inteligencia sino postureo y tejemanejes, sostenido por trampas maquiavélicas, mentiras y negocios sucios. Eso nunca puede ser izquierda. Y si dice que lo es, miente con tan poco pudor como la derecha y no se merece un solo voto sino la verdadera insumisión, el rechazo y otro camino que inventar. Como está haciendo Catalunya, sin ir más lejos, pero unidas en la construcción de una república europea federal, convocada en la pluralidad de la decencia, la justicia y la democracia en limpio y sano.

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