viernes, 27 de abril de 2018

Vergüenza

Baltasar Garzón

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, integrada por los magistrados José Francisco Cobo Sáenz, Ricardo Javier González González y Raquel Fernandino Nosti, ha llegado a la conclusión –y así ha sentenciado– de que lo que cinco energúmenos ejercieron sobre una cría acorralada, a la que penetraron repetidamente y obligaron a realizarles felaciones se califica como preeminencia, no como violencia o intimidación real.
Si bien los jueces dejan claro que no hubo sexo consentido y que la víctima aparece agazapada y gritando, ello no implica para sus señorías que existiera agresión sexual sino meros abusos sexuales. Al no existir golpes o desgarros, tal violencia no existe. Finito: no hubo violación. Eso sí, ellos disfrutaron y adoptaron una actitud jactanciosa y así se pudo ver en las grabaciones. El que la chica quedara inane ante la enormidad de lo que le estaba pasando abunda en tal percepción. Pero vamos al meollo de la cuestión: ¿Se defendió acaso? ¿Luchó por su honra? ¿Resultó muerta o al menos gravemente herida?





Ergo si no es el caso, por algo fue… Esa es la impresión que procura esta sentencia, que deja el papel de los salvajes en cuestión –entre los que, no olvidemos, hay tres servidores públicos, miembros del ejército y de la Benemérita– poco más que en una broma pasada de rosca, estupenda anécdota para contar a los amigos, como de hecho hicieron, matándose de risa por su "hazaña".
Tan es así que el voto particular del magistrado Ricardo González percibe a cinco varones y una mujer "practicando actos sexuales en un ambiente de jolgorio y regocijo", por lo que pide se absuelva a los acusados. No percibe tampoco su señoría intención de burla o de humillación. A este juez, los nueve años de condena frente a los 22 que pedía la Fiscalía deben parecerle una barbaridad. Leyendo su argumentación se diría que el juez podría llegar a pensar que la chica lo tiene bien merecido.
No tengo palabras para expresar el sentimiento que me invade. La repugnancia que me provocan los hechos juzgados es sólo equiparable al asco que siento por la manera en que se ha impartido justicia en este caso. El obligado amparo a esta cría de 18 años ha sido inexistente, por lo que se deduce de la sentencia y el voto particular, y el daño perpetrado a la confianza en la institución judicial muy grave.
¿Cómo va a ir tranquila una joven, una mujer por la calle si sabe que una acción de este tipo va a ser benevolentemente comprendida? O que ella será quien va a verse cuestionada y obligada a demostrar, aún a riesgo de su vida, su resistencia feroz a perder la honra. ¿Por qué la violencia que se exige para apreciar una violación debe ser extrema, cierta, material y externa? Y digo más: ¿Por qué se exige para que haya violencia mayor intensidad en la violación que, por ejemplo, en la rebelión del procés?
Porque leída la sentencia con detenimiento, en sus dos manifestaciones, no se puede digerir, por más que se intente. El tribunal ha hecho una interpretación de los preceptos del Código Penal que regulan el abuso sexual y la agresión sexual alejada de la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Una doctrina ya pacífica y constante.
La violencia e intimidación queda descrita en los hechos que se declaran probados. Se aprecia una contradicción entre estos, propios de una violación, y la condena que por abusos sexuales. El voto particular es cruel en la forma y en el fondo. Innecesariamente despectivo hacia la víctima y la situación de extrema violencia descrita.
Es necesario ponerse en la piel de esa mujer. Imaginar la situación por ella vivida. No hace falta inventar nada, simplemente dejarse llevar por el relato del propio tribunal. Un escalofrío nos recorre por dentro. Esos momentos de extrema irracionalidad, cuando cinco hombres, grandes, fuertes, fornidos, desmadejaban un cuerpo inerme, sometido... al que penetraron continuada y salvajemente... eso es violencia, señorías, eso es salvaje, eso es inhumano... y como tal debería haberse sancionado en este procedimiento.
La sentencia carece de perspectiva de género y burla el respeto por las mujeres, por la víctima y por todas y cada una de ellas. Envía a la vez dos mensajes. Uno, dirigido a los hombres: podéis violar, excepto si ellas están dispuestas a morir para evitar la penetración vaginal, anal o bucal. El otro, a las víctimas: debéis estar dispuestas a morir para llegar a ser víctimas de una violación.
Pensar en lo sufrido por esa joven, en la valentía de denunciar y someterse a un escrutinio indebido y cruel, la tensión de un proceso penal, el revivir durante 21 meses todo el tormento, en tener que afrontar de nuevo lo ocurrido en la plaza pública, soportando la vista de sus torturadores. Y finalmente, el verse obligada a escuchar una decisión judicial que en su voto particular la revictimiza. Pensar en su sufrimiento es insoportable e indignante.
Ese voto particular destila desprecio, es despectivo y ofensivo. Sus expresiones dañan, como la descripción de los propios hechos. Excede de una simple valoración. ¿Qué será necesario a partir de ahora para que se acepte que una mujer sometida por la fuerza de cinco hombres no tiene que ser además una heroína para que su indemnidad sexual se respete?
Ahora vendrán los equidistantes y puristas juristas, sean o no magistrados, para decir que hay que respetar las decisiones judiciales... No me merecen respeto alguno esos jueces que describen una violación en toda regla y luego condenan por abuso.
Que nadie pretenda engañar. La interpretación del derecho no es nada compleja; solo se torna así cuando la mente retorcida de quienes la hacen la transforman en expresión vivida de su propia forma de pensar. Un pensamiento arcaico, patriarcal, basado en la concepción de la superioridad del hombre sobre la mujer.
¿En qué cabeza cabe que puedan aceptarse las palabras indignantes que se utilizan en el voto particular? Creo honestamente que estos jueces no deberían estar ni un minuto mas impartiendo justicia en la jurisdicción penal si es que queremos recuperar mínimamente la fe y el respeto en la misma. Pero esto no es posible, porque tiene la garantía de la inamovilidad.
Mi solidaridad absoluta con esa mujer valiente y decidida que no se quiso callar. Quiero decirle que aunque haya jueces que despliegan una íntima aversión frente con ella, nosotros, toda la sociedad, la apoyamos.
Hoy no me siento orgulloso de pertenecer a una profesión en la que se producen hechos de este calibre y tan aberrantes decisiones. Este no es el modelo de juez que un país democrático necesita, porque algo va muy mal cuando un tribunal arropa a los verdugos y recrimina a las víctimas. La desazón se acrecienta cuando los jueces provocan alarma social y hacen que una marea de personas lance su protesta en las calles de todo el país. Lo que gritan es verdad: no es abuso, es violación.
¡Qué vergüenza!

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Vergüenza y preocupación, don Baltasar. Ante la respuesta social absolutamente solidaria y empática en el caso de Navarra y la manada, y la controversia desde la intervención política de la justicia por parte del Ejecutivo, en el caso  del Procés y de  los presos políticos y los apalizamientos a la ciudadanía indefensa en el 1 de Octubre -como la chica en Pamplona en manos de unas bestias programadas en ambos casos para hacer daño,  los unos obedeciendo órdenes de sus jefes y los otros siguiendo el mandato instintivo de sus neuronas tóxicas y hormonas enfermas-, según lo que estamos padeciendo nuestra sociedad está mucho más destarifada de lo que parece a simple vista. Enferma de manipulación mediática y de conciencia drogada por la avalancha de detalles morbosos en  las informaciones y falta de precisión, de análisis y de equilibrio para valorar qué pasa y qué nos pasa y por qué lo que nos pasa acaba teniendo el poder de enloquecer, de obnubilar, de sacar de nosotros lo mejor que tenemos, que es la solidaridad y la empatía,para volcarla en los canales de la confusión  mental luchando contra la violencia física y psíquica del poder contra la ciudadanía de un modo tan manipulable que asusta por la pérdida de límites razonables.

Para una conciencia sana tiene el mismo valor la violación física que la violación de unos derechos conculcados que implican encarcelamiento y exilio sine die, con lo que eso supone en todos los planos de la existencia para los condenados por una injusticia manifiesta mediante el abuso de poder patriarcal institucionalizado, por medio de una legalidad políticamente ilegítima y  hasta moralmente ilícita, que considera delito de rebelión ejercer la libertad  de opinión y de empeños políticos nada menos que en una democracia donde la pluralidad y la diversidad son básicas para merecer esa denominación de origen. 

Creo que ambas formas  de conculcar derechos y libertades son una misma realidad con ligeros matices formales y los malos tratos abusivos son de idéntica calaña, pero con un elemento añadido más dañino aún para la sociedad y para los individuos: la unidad del rechazo que hay en el caso de la manada se ha convertido en división y enfrentamiento en el caso del Procès. La manipulación política capaz de unas cloacas mafiosas, como ha demostrado el vídeo de Cifuentes robando, que por norma debería haber sido destruido hace años, y no guardado para la ocasión adecuada, nos debería alertar acerca del teatro de marionetas que es esta triste piel de toro alanceado como el de La Vega o estoqueado en las plazas en esa patética y miserable metáfora de "la fiesta nacional", en la que todos pueden pitar y aplaudir al mogollón. 
¿Por qué el arbitrario y cruel encarcelamiento de unos políticos honestos, sin delitos a sus espaldas no provoca el mismo rechazo mayoritario que el de la manada? ¿Tal vez porque en el caso catalán la manada son los amos del cortijo, los que mandan en los medios y controlan todo lo que pasa  y cómo se nos debe informar sobre ello? 
¿Cuántos casos de violación y de asesinatos de genéro hay a diario y la gente ni se entera de quienes son las víctimas porque no se dan detalles, como en al caso de Pamplona? Oyen el dato en las noticias que no dan ni el nombre siquiera, ni se siguen los procesos,  sólo el boom de la noticia ya normalizada de "otra más", la morgue femenina invisible, nadie explica si se juzga o no al culpable, a los reos de delitos repugnantes, con violaciones constantes, palizas, bofetones, ojos morados, humillaciones , vejaciones, con añadido de  agresiones psíquicas, laborales, salariales, en pareja, en familia...y tantas veces rematando en asesinatos de género, en un arrebato del "la maté porque era mía" de todas las dictaduras padecidas, aún con el barniz descascarillado de una transición que nunca remata en democracia real.
Pero de repente, nadie sabe por qué, una desaparición, un secuestro o un crimen arrasa en los medios y entonces aparecen los ministros acompañando el duelo, los lazos en las solapas y la rabia generalizada por todas partes. ¿Acaso son más importantes unas víctimas que otras? ¿Qué motor pone en marcha la publicidad desorbitada en  unos casos y la sordina e incluso el silenciador, en otros, que son igualmente graves? ¿No estaremos asistiendo a un espectáculo morboso programado como caldo de entretenimiento mediático, tal que un sistema idéntico al del Imperio Romano, en plan panem et circenses, o sea, pan y circo? Aunque aquí y ahora, lo del pan importe cada vez menos porque el circo se ha convertido en el pan cotidiano.

¿Qué diferencia la reacción ante barbaridades de la 'justicia' como la de Pamplona y la del anti-Procès? Pues simplemente, que la manada es tan grande y numerosa que no se ve si no hay una gestión del asunto bien coordinada, que se hace hueco en las redes, que apuesta claramente por su objetivo, que convoca manifestaciones, que se mueve por sus intereses sectoriales, como el feminismo. Y tal vez aprovechando la misma ocasión, haya también intereses menos limpios, que ante la debacle del pp en caída libre, se escudan en esa explosión popular contra el machismo de los jueces para hacer en  lo posible tabula rasa mediática con el cifuentazo y su rebufo de podredumbre removida, en plan Corleone.
Sólo hay que echar un vistazo a los titulares de prensa escrita, radio y tv desde hace 48 horas, ¿Dónde ha quedado el lugar para colocar las noticias sobre la arrasadora corrupción ppeppera, sobre el pasotismo de c's, la escurridiza intervención del Psoe y las exigencias al respecto de la izquierda normal, o sea, Compromís, IU, Podemos, Equo, Mareas, feministas, pensionistas...Dónde han quedado las maniobras orquestales en la oscuridad del juez Llarena y la mano sombría que ha movido la cuna de Cifuentes? Apenas unas líneas de discreto recordatorio. Ya se ha demostrado que la justicia es otra cosa muy distinta a lo que nos imponen como tal, lo venimos comprobando en la praxis desde el caso Gürtel hasta hoy. Por eso mismo es urgente recordar que el sistema que produce sentencias como la de Pamplona, la del Procès o la de la Gürtel, es el mismo y DEBEMOS DESACTIVARLO cuanto antes, como las bombas de  relojería. Porque cada vez es más dañino y peligroso para la salud social y personal y en su tic-tac-tic-tac cada vez disponemos de menos tiempo y circunstancias para hacerlo (el potentísimo somnífero mediático y consumista de energías emocionales y pensamiento, ya se encarga de ello).
O sea que, moción de censura para el Gobierno de España, Ya!,  e ilegalización del pp como opción política, decretada por la Justicia real, y  que sólo pueda volver a la palestra pública, si reconoce el daño causado y se refunda, con personas limpias que, demostradamente, nada tengan que ver con la mafia que lo ha puesto en marcha el tinglado corrupto como lo más normal y lo mantiene cayendo en picado para acrecentar el mal común.
Que no se puede seguir votando a partidos cómplices como C's y Psoe, que están impidiendo con sus enjuagues tácticos, estratégicos y demagógicos de secta política, que la democracia funcione como tal y que la ciudadanía elija un modelo de estado adecuado al siglo XXI y a sus necesidades.

En un contexto tan sucio y tóxico, no sé por qué nos enfadamos tanto por lo que pasa, si sólo es el resultado de lo que se vota por mayorías comodonas, pasotas y analfabetas en humanidad, y por ello, en ética y en sentido común, que se tragan las mentiras como si fuesen gominolas.

Si el rebaño se vuelca por mayoría absoluta hacia el linchamiento de una manada de cinco cafres, se olvidará unos días de la gran manada de cincomil corrupptos, ppor lo menos...desfilando o a punto de desfilar por los juzgados, o sea, la manada isntitucional que se hace las leyes y su interpretación a la carta, la que elige y aprueba magistrados que luego producen estos tiberios lamentables y vergonzantes. La misma que comenta sin pudor alguno, "ya se sabe que uno entra en política para forrarse" o cuenta endirecto los billetes del negocio ppoppular a lo Rus: "mil, dos mil, tres mil, cuatro mil, seis mil euros..."

Está muy clara la estrategia. Si los medios se entretienen poniendo titulares y pantallazos explosivos en primera página contra los jueces de Pamplona y su criterio distraído y como un poco p'allá, los vigilantes de la playa mediática dejarán por unos días de estar en pleno ojo avizor sobre Llarena, Lamela y todos los etcéteras disponibles en el caso Procès, que ya está pareciendo cada vez más El Proceso de Franz Kafka. Si la manada es el centro gravitatorio, todo lo demás se queda entre bambalinas y tramoyas, en sus camerinos...esperando tiempos mejores y pasando desapercibidos, porque donde se ponga el morbo de una mujer violada sin violar y humillada en plan ambiguo-complaciente sin morir en el intento de zafarse de los energúmenos, según los jueces, que se quite el aburrimiento de Cifuentes así tan a las claras, robando en el  súper o chorizando másteres, que todo eso es agua de borrajas, peccatta minuta y  una tonteria sin importancia frente a un espectáculo de primera línea rabiosa con enjundia a tutiplén como una sentencia judicial patética, que aún ni siquiera lo es en firme, ni se ha recurrido ni ha llegado al supremo, qué más dan esas minucias cuando lo importante es estar en primera línea de la mascletá y de los fuegos artificiales para narrar de primera mano el espectáculo...

Sí, me preocupa muchísimo este mangoneo underground desde el cortijo de Génova 13, Rue del Enjuague, item Ibex35. Pero más aún me preocupa que quienes podrían desactivar este sistema degradado in crescendo y cada vez más repugnante, no hagan nada para impedirles gobernar tan campantes  absteniéndose en las mociones de censura, como el Psoe y C's, que Dios les eche por donde no hagan daño y la vida les devuelva en especie y al trueque lo que se merecen, dejando sola a la verdadera izquierda contra la manada de fieras podridas, que jadean aplastadas por sus propios detritus, o sea, por las toneladas de su propia mierda, mientras intentan aplastar y matar todo lo bueno que pillan a golpe de ley de pernada.
Al final estará clarísimo: sólo la izquierda tendrá la credibilidad y la conciencia suficiente para cambiar este merder en algo menos indecente. Y lo hará como ciudadanía consciente de sí misma, la base social acabará, a la fuerza y porque no le queda otra,  como brazo  aterrizado constituyente , con voz y luz propias en un estado democrático, donde ningún Ibex35 ocupará un trono que nadie quiere seguir manteniendo como aquellas madames de lujo del primer  1900, a las que un señor de Burgos les ponía un piso en Chamberí y una tienda de sombreros para disimular una normalidad decente que no había. Vamos, como si fuera el poder judicial en un estado de desecho, camelado por el Poder Ejecutivo y por una parte considerable del Legislativo. Tal cual.

Aunque las noticias fragmenten la percepción de la realidad y nos dé la sensación de que nada tiene sentido, en el fondo todas las piezas  forman parte del mismo puzle; hay que parar la rueda del estupor anestesiante y comenzar a atar cabos para poder tejer la realidad que necesitamos implementar y desarrollar en un mundo ya tan golpeado y violado como las víctimas de la violencia de género: las mujeres, las niñas, los niños , los hombres lúcidos y sanos. Y la propia Naturaleza, que nos da la vida mientras todas las manadas la quitan sin compasión.

Si constantemente nos ciegan la indignación, la rabia y las prisas electoralistas no veremos el camino para remediar las causas que  producen nuestras desgracias sociales, políticas y económicas. Más que nunca necesitamos la lucidez y la honestidad implacables de la inteligencia colectiva sin olvidar su formato individual, de las partes, para que el todo se sane y funcione adecuadamente.

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