viernes, 13 de abril de 2018




Podemos enseña sus llagas
Juan Carlos Escudier


Con las heridas profundas se debe estar vigilante porque antes de que cierren pueden infectarse e, incluso, cuando sanan la formación de tejido nuevo provoca picores y tiranteces. En esta fase parecen estar las de Podemos tras esa fiesta perfecta que acabó en trifulca y con la dirección del partido en Urgencias pespunteada de sutura. Dicen que el tiempo es el mejor de los cicatrizantes aunque siempre hay quien prefiere mantener abiertas las llagas para justificar nuevas venganzas.
Se impuso tras la última asamblea del partido una especie de pax romana que debía acabar con esas batallas internas que lo habían puesto todo perdido. A cambio de aceptar sin rechistar al emperador y sus tributos, se concedió a los derrotados la ciudadanía y se les permitió mantener su religión y sus dioses, singularmente uno con gafas, al que se le pensaba erigir un templo chulísimo en Madrid. A falta de colocar la primera piedra, se habían expedido todos los permisos necesarios hasta que ha llegado el senador Espinar con las rebajas: adórese a Errejón si se quiere, pero yo pongo los sacerdotes.
Reabrir las hostilidades no es muy inteligente, en un momento en el que el adversario principal se cuece en su propio jugo y todo está preparado para un banquete pantagruélico con Cifuentes de plato principal, que más temprano que tarde se servirá al punto. Y si bien parecía razonable proclamar ya a quien estaba llamado a disfrutar de las viandas y brindar por un tiempo nuevo, sentarle en una mesa rodeado de extraños, como suele hacerse con el amigo pesado al que se invita a las bodas, no es la mejor manera de hacerle sentir cómodo.
Despierta Errejón mucha desconfianza en la guardia pretoriana de Iglesias, quizás porque la vida da muchas vueltas y nadie te asegura que, a unas malas, se ciña la corona de laureles y le dé por depurar a los depuradores. De ahí que se vigile cada uno de sus pasos y se le pretenda atar en corto, de manera que no llegue a representar un verdadero peligro. ¿Qué pasaría si Errejón lograra auparse a la presidencia de la Comunidad de Madrid y meses después los resultados de Podemos en las elecciones generales fueran decepcionantes?
Ese es el quid de la cuestión y, posiblemente, la razón por la que Espinar, que no deja de ser un simple gobernador de provincias, quiere hacerle pasar bajo las horcas caudinas de aceptar su nominación como candidato en unas primarias anticipadas y distintas a las que se elegirá al resto de miembros de su candidatura. Errejón ha puesto, lógicamente, pie en pared e Iglesias le ha llamado la atención porque la habitación está recién pintada: “Ni media tontería”.
Tiene Podemos la oportunidad de demostrar que ha acabado con su absurda guerra de trincheras y enterrar esas rencillas personales que tan poco importan a sus votantes. Los rivales no están dentro sino fuera y conviene pasar página de las afrentas pasadas, de los rencores reconcentrados y de su insoportable olor a vinagre. Mantener las heridas abiertas atraerá irremediablemente a las moscas.

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Este análisis de Escudier es muy interesante y cierto. Todo empeño común encierra riesgos organizativos, porque nuestra especie en plan mayoritario aún no es consciente de los peligros que comporta desconocer y dar cancha al ego, tanto personal como colectivo, al que se le concede mucho más protagonismo que a la conciencia, es más, se le entroniza y se le pone a decidir y a discernir en el lugar de ésta.  Así nos va. 
Cuando los egos, con carencia absoluta de conciencia van en  una única manada, como es el caso de la derecha, donde un solo cabestro adquiere todo el poder de conducir al rebaño obediente y hasta feliz de tener un jefe que decide y manda sin que haya que molestars en pensar si ese mandato es justo, honesto y adecuado a la igualdad democrática, no pasa nada, pero cuando las conciencias despiertas o a medio depertar coinciden y coexisten con los egos a todo trapo, como suele pasar en la izquierda, se establecen tensiones inevitables, que en la derecha jamás tienen ni tendrán lugar.


Es lo que ocurre en Podemos, que la pluralidad, su riqueza más necesaria, está constantemente en entredicho y en el filo de la navaja que, por desgracia, en este caso, no es la de Ockam sino, a nada que se descuiden, la de Jack 'el destripador', en un incansable y agotador monólogo-diálogo hamletiano. ¿Es compatible la democracia plural con la hegemonía monolítica? ¿Si todo depende de lo que decida Iglesias y su entorno, tiene sentido intentar innovaciones y caminos diversos o mejor dejarlo? Caso de que sea así, ¿qué límites habría que establecer para que todo funcionase hacia el bien común por encima de  las divergencias picajosas? Pero, ¿qué índole presentan esas divergencias? ¿Se lesionan con ellas los principios democráticos del partido y su finalidad, o son temas funcionales e hiperestésicos de un simple egocentrismo en plan "quítate tú que me pongo yo"? ¿Es la causa real el que haya desencuentros entre Errejón e Iglesias o tal vez lo es que haya demasiadas interferencias de  validos correveydiles, celestinos y trotaescaños, entre ambos? ¿Qué pasa entre ellos para que siendo compañeros de toda la vida, se distancien sólo por tener distintas percepciones de la misma realidad, algo que por el contrario, debería ser un bien necesario para complementar y ampliar la mirada y la visión de un partido que presume de transversal y con estas miserias corre el riego de convertirse en un fósil aparato leninista, atravesado y bloqueante?


Esta dinámica tiene en sí un aire limpio, a pesar de la incomodidad que  provoca en una sociedad como la nuestra, harta y cansadísima de atravesar lodazales políticos legislatura tras legislatura, y que suspira por llegar a un estado más sereno y dialogante, más seguro de sí mismo no por promesas ilusorias sino por  acciones materializadas, donde la arrogancia y la ambición que rompen y destrozan la esperanza, hayan sido sustituídas al fin por la humildad y la inteligencia que reparan y construyen una nueva realidad tangible.
Y digo que tiene un aire limpio, porque los problemas no se esconden en la rebotica hasta que se pudren, como pasa en la derecha. Todo se hace y se discute a la luz del día. Por ejemplo, lo que ha sucedido en Catalunya con Podem. No se ocultó nada, se contó en la prensa, se consultó a las bases y ahí está el resultado: adiós Fachín y hola Xavi Domènech.
Podemos en asamblea  consultó a sus bases en Madrid elegir entre la visión Iglesias o la visión Errejón. Y los votos hablaron. La visión de Iglesias tuvo más votos.  Es lo que hay, guste o no. Errejón debía aceptar o no. Aceptó. Y punto. Si ahora ha cambiado de opinión, debe renunciar a ese proyecto y dedicarse a otro, que haberlos haylos.
¿Lo que molesta a Errejón de la propuesta Iglesias es la ética  o la no ética de sus fines o sólo le molestan las formas, el poder personal bajo control y los sillones? Lo que no podrá hacer en ningún caso es organizar una taifa en la Comunidad de Madrid y seguir llamándose Podemos, en el caso de que salga elegido en las urnas y en el parlamento autonómico. Que esto parece el cuento de La Lechera. Errejón como Iglesias, se deberán al encargo de los votantes y no a su idea de imponerse ellos mismos a otros rivales de partido. Ellos decidirán qué es lo mejor para el bien común y si ese bien es también el suyo. De no ser así, Errejón tendrá que abandonar, igual que si  Iglesias no buscase el bien común y sí mandar en plan hegemón, tendría qhe hacer mutis por el foro igualmente. Y las bases dejarían de votarle.

Hay un dilema en juego en todos los partidos medianamente decentes, (menos en el pp y c's que tenen clarísimo de dónde vienen y adónde van: ppelas, ppoder y paripé. No hay más que por bien les venga) y ese dilema es discernir si el bien del partido está al servicio del bien social de las comunidades cívicas, que incluye obviamente el bien individual de  los miembros comuneros que les han votado así como el bien de los que no les han votado, pero que son igualmente ciudadanía. O si el bien del partido es un fin en sí mismo por encima del objetivo social que debería ser el origen y la causa de todo partido político honesto y responsable.
Una vez determinado y completado ese análisis, habrá que tomar la decisión adecuada: irse o quedarse.  Y si una se queda no puede ni debe montar bajo ningún concepto  presiones ni guerrillas intestinas, ni sembrar cizaña ni hacer de zapadores de un "enemigo" que debería ser compañero y hermano, con todas las diferencias y diversidad sostenibles en la misma causa. Para eso se debate, se dialoga y se liman diferencias por encima de los egos, que bajo ningún concepto deben eclipsar la inteligencia y la empatía propias de  quienes deben ser capaces de gobernarse a sí mismos antes de intentar gobernar  a los demás. 

Estoy convencida de que por encima de sus tics y sus egos, tanto Errejón como Iglesias son buena gente y lo suficientemente inteligentes y lúcidos como para valorar lo que tienen entre manos. No lo tirarán por la borda, no, estoy segura. Como también lo estoy  de que las críticas son tan necesarias como hacerlas en positivo cuando hay posibilidades de mejorar, que las hay. No es lo mismo un achaque en un cuerpo sano, que una grave enfermedad degenerativa en un cuerpo desgastado e intoxicado durante décadas. Es la diferencia entre la derecha degradada y la nueva izquierda del cambio que aún no hemos podido conocer gobernando el estado.
Esperemos que esta vez en coalición y con una pluralidad de medios unificada en los fines, demos el salto cuántico que necesitamos más que el comer y, sobre todo, para que todas/os comamos sin que sea a base de hacer cola en los bancos de alimentos o de hurgar en los contenedores. Ni Iglesias ni Errejón serían capaces de consentir algo así sólo por un rifirrafe de niños de primaria, quitándose canicas en el recreo. Ya debe saber Iglesias por experiencia reciente lo que es perder una oportunidad de oro por bocazas y dejar que por arrogancia e imprudencia inoportuna el Psoe haya desechado como socios a Unidos Podemos y el pp siga donde está y el caché electoral del mismo Iglesias siga por los suelos en la opinión pública, incluso habiendo llevado al Congreso los mejores y más coherentes argumentos y discursos en el hemiciclo. Está claro que no son las palabras, sino los hechos lo que queda escrito. Decían en la antigua Roma: Verba volant, sed facta manent. Las palabras se van, pero los actos permanecenY ambos lo saben. No cabe la menor duda.

Quizás, no estaría demás que en Ciencias Políticas, en Sociología y en Derecho se estudiase y tradujese directamente -y no Google mediante- a los clásicos latinos y griegos, por lo menos con tanta aplicación como se investigan los enredos de  Juego de Tronos o en inventarse másteres interestelares que luego se borran solos de actas y documentos y reaparecen por arte de magia y firmas retropropulsadas en el momento preciso, que las universidades cuando pierden el Norte son una caña en improvisación ejecutiva.
Ser frikis de la sabiduría da mejores herramientas. Por lo menos llegar a saber que uno no sabe lo que se imagina controlar, como Sócrates, ya sería el principio de otro sistema mucho mejor, porque no partiría de ilusiones y fanfarrias sino de la pura  e indeleble realidad a tocateja.

Y por si quedan dudas, ecce homo:



Havardd, Harvard... ¿no sería en Harvarcete por un casual?

Algo así nunca sería posible si se hubiese traducido a Salustio, a Cicerón, a Suetonio, a Tácito, a Tito Livio, especialmente su De viris illustribus, a Séneca, Virgilio, Horacio o Marcial, a Homero y a Esquilo, Sófocles, a Eurípides, y al anarca Aristófanes, los Diálogos de Platón y la Ética para Nicómaco de Aristóteles...para ir abriendo boca.

Cuentan que  un político y un filólogo se perdieron en un bosque de los Alpes y que sólo el filólogo encontró el camino de regreso. El político se perdió.  No sé, lo digo por si aporta algo a los planes de estudio.


P.D.

En lo que atañe al peculiar estilo político de Ramón Espinar, sería muy sano tener en cuenta que ya ha dado bastante que hablar y que sus modi operandi no son los adecuados para ciertas responsabilidades que obviamente, le desbordan. Se puede ser muy simpático, muy servicial, muy colega y muy majete, pero eso no quiere decir que se sea idóneo, ni prudente, ni lúcido, ni oportuno para gestionar ciertas responsabilidades que no admiten fallos de los que se miran con lupa, sobre todo teniendo a los medios con la escopeta cargada contra Podemos y a favor descarado del naranjismo-Ibex, pegados al cogote, inventando patrañas y acosando con mentiras, como para darles carrete y motivos, con actitudes que ahora son transcendentales, aunque en la vida anónima particular no tengan tanta transcendecia. Como por ejemplo, los antecedentes del piso de proteción social, lo de las cocacolas y ahora esto con Errejón, montando un conflicto completamente tóxico en un momento crucial. Ya es demasiado para una misma persona y en un partido que se presenta como propuesta de regeneración democrática en todos los aspectos, especialmente en la corrupción y en el compromiso moral. Rompiendo moldes viejos y eliminando vicios indeseables en la política. Estas trapisondas merman la confianza de la ciudadanía en un proyecto que podría ser definitivo.

Una persona que no sabe calibrar la importancia  ni el grado de riesgo que pueden presentar  las consecuencias de lo que hace, no debería tener a su cargo asuntos delicados ni decisivos ni importantes, porque en cualquier momento una de sus ocurrencias espontáneas puede arruinar un proyecto de envergadura,  p. ej. una candidatura o el rol de su partido en la política del estado y eso vale también para todos y todas. No solo para Espinar. Cuando Iglesias soltó lo del GAL en su discurso parlamentario pasó algo parecido a esto de  Espinar. Sólo que Iglesias desde entonces sí que se aplica y procura cambiar sus actitudes  e impulsos innatos, sin reincidir. Sabe muy bien que  Unidos Podemos no se puede permitir indeseables meteduras de pata, ya que van de sigla de cabecera, ni  salpicar a todas las fuerzas coaligadas que no actúan como ellos pero van en el mismo pack; a la hora de los votos estas cosas afectan a toda la coalición (En Mareas, En Común, IU, A la valenciana/Compromís, Equo y Ecologistas de diversas procedencias, etc. etc. Y para ser un buen motor hay que disponer de un combustible limpio. El momento político e institucional que estamos atravesando es crucial y delicadísimo, es un fallo imperdonable no verlo ni comprenderlo metiéndose en  rifirrafes internos que a la ciudadanía le importan un rábano y le molestan profundamente por lo que tienen de inmaduras, roñosas, viejas, miserables y egocéntricas, ante lo que se está soportando institucionalmente. Grandes problemas requieren grandeza de miras y de conciencia, no estrategias puntuales de chiscón y tabernilla.

Después de episodios desafortunados y especialmente, éste, Espinar y la gente como él, debería apartarse voluntariamente de ejercer responsabilidades que les superan a ojos vistas, para no hacer daño al proyecto deberían salir de la organización y sus gestiones, si tuviesen algo de sensatos. Aunque no tiene visos de que vaya hacerlo si no se lo dice alguien que él considere con peso suficiente. Debe carecer de capacidad autocrítica cuando no sale de él ver, valorar sus errores y distinguirlos de los aciertos, si desde lo que él considera "arriba" no le 'riñe' nadie, no se enterará, con lo cual confirma que necesita un poder ético externo a él que le frene y le dé unas pautas claras, ya que como diría Kant, carece de imperativo categórico, no puede frenarse a sí mismo porque ni se ve ni se reconoce. Como resultado, esto es ya una forma de ser y estar, no un fallo sin más. Llueve sobre mojado. En España ya ha llovido suficiente y ahora necesitamos con urgencia el impermeable  y las katiuskas de la ética, para no acabar salpicadas y enlodadas en el barrizal de la sofistica politicante.

Ramón, véte a casa una buena temporada, porfa, y ya verás como mejora todo, y  en primer lugar, tú mismo. Hay que madurar para ser un servidor público de verdad y no un cacique de organización endógena al servicio de un tinglado parcial - y no al de la comunidad civil-, que mete la pata con tanta facilidad, sin pensar lo que hace ni lo que dice. Irresponsablemente. Y seguro que convencido de que está actuando lo mejor posible.

Dices en el Intermedio que has entendido el numerito de la cocacola y que ya has pedido perdón y no pruebas ni un sorbo del brebaje yanky, algo que está muy bien, pero el perdón sólo se acredita con la enmienda en el fondo más que sólo en las formas, o sea, con el cambio de actitud en todo y no sólo con renunciar a la cocacola, mientras sigues  marujeando en los pasillos del partido a tu bola para presionar a Errejón, y  sólo caes en la cuenta porque alguien por encima de ti en el cargo, te reprocha públicamente ese celo enredador que aplicas donde y cuando no toca. Es importante que lo entiendas, bonico: la credibilidad de Podemos no puede peligrar en manos de peña  en tu estado actual. Estaría amuy bien que lo entendieses por completo y no sólo en fragmentos inconexos. La cosa es si podrás conseguirlo tal y como estás ahora. Y si Podemos y la España que trabaja por el cambio, en momentos tan difíciles y enredados,  se pueden permitir el necesario acompañamiento de tu terapia. Mejor la consulta de un buen o buena profesional.





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