El escamoteo
EL PAÍS
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Es lo que hay. Y ahora estamos a la espera de que Diciembre, a partir del día 20, mágicamente, como David Copperfield, cambie las cosas, y haga desaparecer el marianismo como cuna de pequeños nicolases y grandes sinvergüenzas, a golpe de birlibirloque, delegando en el tiempo y en otros grupos de poder ajenos en su mayoría a la realidad que nos atenaza, las decisiones que vamos posponiendo, como la presión social que se va relegando poco apoco, en la alacena de los olvidos para dejarla en manos de los nuevos ilusionistas, que nos volverán -si la ciudadanía no despierta y reacciona en las urnas- a demostrar que delegar y relajar compromisos ineludibles en grupos de ciegos ambiciosos y miopes éticos, es un error de dramáticas consecuencias, por mucho glamour con que nos intenten vender la cabra. Ufff...qué marrón!
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Ahí le has dao, Iñaki. El escamoteo constante y recurrente. Así llevan desde que subieron al trono mayoritario del absolutismo camuflado de democracia uniformada. Intentando sacar de la chistera los conejos de la trola, que cuando el espectáculo termina, van a parar directamente a sus pucheros a rebosar, mientras los manos largas e insaciables han ido vaciando los bolsillos, las cuentas de ahorro, la caja de pensiones, los derechos y las libertades de los incautos espectadores. Y cuando ya habíamos empezado a descubrir el truco, aparecieron nuevos ilusionistas contratados por la misma empresa, que con otros trucos de aparente variedad e idéntica laya, nos volvieron a entreverar la misma trola con un nuevo programa de festejos para exhibir el mismo material pintado con distinto color y envuelto en otro papel de regalo.
Es lo que hay. Y ahora estamos a la espera de que Diciembre, a partir del día 20, mágicamente, como David Copperfield, cambie las cosas, y haga desaparecer el marianismo como cuna de pequeños nicolases y grandes sinvergüenzas, a golpe de birlibirloque, delegando en el tiempo y en otros grupos de poder ajenos en su mayoría a la realidad que nos atenaza, las decisiones que vamos posponiendo, como la presión social que se va relegando poco apoco, en la alacena de los olvidos para dejarla en manos de los nuevos ilusionistas, que nos volverán -si la ciudadanía no despierta y reacciona en las urnas- a demostrar que delegar y relajar compromisos ineludibles en grupos de ciegos ambiciosos y miopes éticos, es un error de dramáticas consecuencias, por mucho glamour con que nos intenten vender la cabra. Ufff...qué marrón!
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