miércoles, 4 de noviembre de 2015

Tea party mental

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La solución de un estudiante de primaria estadounidense y la posterior corrección de su ...


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 Parece mentira que esto suceda en pleno siglo XXI, pero es verdad. Algo muy grave está deteriorando las capacidades cognitivas humanas cuando se llega al punto de disociar la realidad de lo ilusorio y en medio de un mundo convulso, amenazado por la extinción de la vida en todos sus estados reconocibles, un mundo ya puesto patas arriba por los maravillosos desgobernantes, banqueros y mercaderes globales, en EEUU la peña se dedica a montar a nivel nacional polémicas en la escuela entre maestra y alumno de grado elemental sobre lo de la gallina y el huevo en versión matemática y eso sucede en el país que manda en todo el orbe terrestre, que impone su economía, su modelo social, su régimen de libertad y su concepto de democracia. Da miedo pararse a considerar en qué manos anda la gestión de los problemas, que posiblemente no existirían si esa élite borderline no los estuviese creando constantemente. 
Nuestros maravillosos y bienvenidos Mr. Marshall de allende los mares también tienen su corazoncito werteano y se han inventado un sistema férreo de diseño de niveles cognitivos para dejar muy claro al profesorado aborigen hasta donde se debe o no autorizar que suba el nivel de raciocinio del alumnado, ordenado debidamente según su edad y curso escolar. O sea, que si un alumno piensa menos de lo que le toca por edad y curso, no pasa nada. Está bajo control. Pero si el alumno se pasa de listo y comprende sin que nadie se lo explique, que la multiplicación consiste en sumar el mismo número tantas veces como indica otro y se atreve a escribirlo obscenamente en un ejercicio de clase, es un hecho patológico y hay que debatir a nivel estatal si se debe o no consentir semejante alteración de los planes de des-enseñanza nacionales, tan bien diseñados y pensados para evitar en lo posible que la ciudadanía llegue a  pensar por su cuenta. Y para ello ese cerebro incansable globalizador de todo, menos de la inteligencia y el respeto por lo que rebase el círculo geopolítico de su dominio, ha diseñado un common core, que equivale a algo así como "esencia de lo común" , "base de lo que debe ser", "guía de lo más que evidente", algo tipo aforismo-mantra rajoyano tal que "hacer lo que hay que hay que hacer, mireusted". 
Se dan unas normas estrictas a los enseñantes para podar cualquier brote verde de inteligencia descontrolada por el sistema, que Mátrix está al quite de cualquier eventualidad pensadora por cuenta propia. Y ¡ay de aquel incauto pensador espontáneo que se atreva a sobrepasar el listón del pesebre intelectual en que pacen las expectativas del futuro! A ver qué va a ser esto, pordiós, si a cada lumbrera que piensa por su cuenta y sin un guía meticuloso que le oriente por el camino trillado, se le ocurre una cosa distinta de lo que marcan los cánones que se debe pensar a cada edad. ¿Dónde se ha visto que los mocosos piensen con lógica espontánea y hagan sus propias deducciones? ¿Desde cuándo se puede deducir por cuenta propia que cinco por tres es lo mismo que sumar tres veces cinco o cinco veces tres y que el resultado sea quince como en la multiplicación de cinco por tres y tres por cinco? Eso ya pasa de castaño oscuro, o sea, de dark brown. Y no se puede consentir que empiecen así y dentro de nada exijan asistencia médica para los sin papeles, pensiones no contributivas, que las guerras acaben, que la Tierra sea de todos, que cese la especulación con el dinero, que la naturaleza se respete y no sea víctima del lucro y chocolate para todos. Que no, mujer, que no. Menudo caos. La pobre profesora, educada al calor de los baremos del programa por edades y métodos, no está preparada para sorpresas desconcertantes ni descubrimientos fuera de tiesto que no están autorizados para que los descubra cualquier niñato irresponsable. 
El sistema lo tiene muy claro: lo importante no es que se aprenda más y mejor, que al fin y al cabo de poco sirve si ya está claro en qué hay que emplear la mente y sus habilidades, sino que se cumpla la norma y nadie saque los pies del plato sin permiso de la autoridad competente. A ver si va a resultar que luego salen pequeños Tates como setas y nos hacen polvo cien años de trabajo en el vivero de la idiotización masiva. Que quede muy claro: por muy evidente que resulte que 3+3+3+3+3=15, si el programa y la profesora exigen que sólo se pueda expresar como 3x5=15, amén y a callar. ¿A quién se le ocurre relacionar la suma con la multiplicación? Cada idea en su compartimento estanco. Incomunicada con las otras. Ordenadamente y por orden alfabético, si lo autoriza el Congreso. Luego, ya, si eso, se irá viendo por las empresas y trust comerciales, si es necesario acompañar cada cosa, independiente de las demás, de un libro de instrucciones para su correcto manejo. 

En fin, si yo hubiese sido ciudadana yanky no sé a qué reprimenda social me habría  sometido en su día el brazo mecánico de Matrix, por haber animado a mi hija  más científica natural, a seguir pensando por libre cuando tenía tres años y por su cuenta descubrió en la bañera el principio de Arquímedes, algo que, según el common core americano del Norte seguramente no es posible, ni decente ni recomendable a esa  edad. No entra en la dinámica(?) del método. Ahora, aquella niña observadora  y pensadora precoz es física nuclear. Aunque tal vez en USA se hubiera convertido en una estupenda y organizadísima señora de la limpieza que habría escrito un libro de autoayuda con gran éxito editorial o tal vez en una gran empresaria de productos químicos y tóxicos para dejar los suelos de Wall Street como los chorros del oro, mientras se hubiera ido llenando los bolsillos a costa de cargarse el Planeta tan ricamente. Algo mucho más productivo y sensato que especular inútilmente con átomos y partículas, con la estúpida pretensión de ampliar desde los conocimientos y técnicas de investigación del Instituto Max Plank en Heidelberg, las fronteras de la ciencia para una mejor evolución de nuestra especie. Lástima que no le pilló Wert en el Ministerio de Educación...porque en vez de una beca Erasmus en tercero de carrera para estudiar en la universidad alemana que la fichó en cuanto la vio, es posible que hasta le hubiesen quitado la beca normal para estudiar en España. Con ello habrían conseguido que aplicando el common core español, la mujer de ciencia actual, fuese, en efecto, señora de la limpieza a medio licenciar en Físicas, con varios minijobs de contrato precario y sueldo de limosna para poder sobrevivir.
Como la ciencia y el saber, el tea party intelectivo tampoco conoce  límites.

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