Fernando Lopez Agudin
Cuatro años después del tren Alvia descarrilado en el barrio compostelano de Angrois, en el que murieron unas 80 personas, va a abrirse una comisión de investigación parlamentaria que de respuestas a cada una de las preguntas sin respuestas de los familiares de las víctimas. Hasta seis veces votaron PP y PSOE, la última en el mes de febrero del presente año, en contra de su apertura. Pero ahora, tras el triunfo de Pedro Sánchez en las primarias socialistas, el PSOE ha decidido mutar su voto negativo en afirmativo. Es un giro, la recuperación de la memoria socialista, que contrasta con la profunda amnesia de la que hará gala, con toda seguridad, el presidente Rajoy en su comparecencia como testigo en la causa Gürtel ante la Audiencia Nacional. Allí donde Sánchez destapa, Rajoy tapa.
No es nada fácil para Sánchez, tanto a nivel político como sobre todo personal, levantar el veto del viejo PSOE a esta comisión sobre la causa de las causas de este grave accidente ocurrido cuando el socialista José Blanco, hoy con un muy bien retribuido escaño en el parlamento europeo, era ministro de Fomento en el gobierno de Zapatero. Y no lo es porque Sánchez formaba parte, junto con su anterior equipo en la secretaría general que acabó traicionándole, del entorno aparatero de estricta confianza del entonces vicesecretario socialista. Porque, al sumarse a quienes venían pidiendo la indagación aplazada sobre las muertes de Angrois, está cuestionado la versión oficial de quien fuera su patrón político, nada más producirse aquel descarrilamiento del Alvia 04155 el 24 de julio de 2013.
O bien José Blanco mintió o le mintieron. La
posterior investigación judicial sobre el imputado Andrés Cortabitarte,
entonces director general de Seguridad en la Circulación del
Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), acabará
desembocando en la actuación del ministro al menos como responsable
político. La tentativa de responsabilizar al maquinista, eludiendo las
condiciones técnicas que causaron el accidente de Angrois, ya ha sido
muy bien desmontada por la determinación inquebrantable de la Plataforma
Víctimas Avia o4155, que ha liderado la búsqueda de la verdad que
provocó la muerte de unas 80 personas, además de generar unos 140
heridos. En su esforzada labor fueron apoyados por En Marea/Podemos,
BNG, Cs e Izquierda Unida, pero no por PP y PSOE. Ahora, el PSOE
desbloquea el veto de la comisión.
La creación de una segunda comisión de investigación técnica,
además, cuenta con el apoyo de la propia Unión Europea. Es una
recomendación de la Agencia Ferroviaria Europea que pide a España que se
llegue a las causas reales de esta catástrofe, que tienen mucho que ver
sobre el contraste entre la publicidad oficial sobre este trazado
ferroviario, glosado pomposamente por el ministro Blanco en la
inauguración de esta vía, y la palpable evidente inseguridad técnica con
la que empezaba a circular el Alvia accidentado. Pese a la muy clara
exigencia de Cecilia Wikström, presidenta de la Comisión Europea, “es
una obligación tomarse en serio este tema”, nadie se lo ha tomado en
serio en España. Ni el PP, ni el viejo PSOE, ni la Gestora de Javier
Fernández, que desoyó los sistemáticos intentos del diputado Odón Elorza
por abordar con seriedad la tragedia.Esta comisión de investigación técnica viene a sustituir la que fuera formada por representantes de RENFE y ADIF, dos empresas implicadas en el accidente, que lógicamente funcionó como juez y parte interesada con un claro informe ad hoc elaborado hace unos tres años cuando ya era ministra de Fomento Ana Pastor, hoy presidenta del Congreso de los Diputados. Los familiares de las víctimas han demandado reiteradamente que unas indiscutibles “personas independientes con mucho más conocimiento sobre el sector ferroviario” se encarguen de investigar lo que no ha podido, sabido o querido investigar la hasta ahora parcialmente oficial Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios. La gran interrogante es ¿por qué este silencio sobre las causas reales de la tragedia de Angrois? ¿Por qué se intentó limitar las responsabilidades al maquinista?
De igual modo que se ha roto la cadena del silencio sobre el Alvia, se acabará disolviendo la amnesia de Rajoy sobre el sumario Gürtel sobre el que deberá declarar ante la Audiencia Nacional este mismo miércoles. Si Sánchez ha roto el mutismo de los suyos, alguien desde el PP romperá el alzheimer político de Rajoy sobre la corrupción de su propio partido. No será, desde luego, este miércoles, pero no tardará mucho. Sólo falta que el PP sobrecogedor acabe siendo sustituido por un PP decente. Más difícil era que el PSOE cambiara, dada la hostilidad del propietario intelectual de las siglas socialistas a Pedro Sánchez, y sin embargo ha cambiado aunque algunos afectados por el cambio lo nieguen. No hay amnesia política que no acabe siendo superada por la recuperación de la memoria. Es el propio instinto de supervivencia de los partidos el que los hace cambiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario