Tania, de la sandalia a la calabaza
Nunca he entendido bien los entresijos de IU. Lo
reconozco. Ni ahora ni cuando el taxi ni en la época de Anguita. Una
tensión interna demasiado compleja para un partido que pesaba lo justo. A
lo mejor por eso no puse mucho empeño. Quiero decir con esto que no soy
izquierdaunidóloga y tal vez ni izquierdóloga puesto que eso sería ser
transversóloga o probablemente centralidadóloga o tableróloga. No se. No
se si los de Tania Sánchez son los de la calabaza y los de Cayo Lara
los de la sandalia. Creo que pocos votantes lo saben. Y, sobre todo,
creo que a la mayoría no nos importa. Creo que la mayoría de los
votantes de ese espectro antes llamado izquierda asisten como yo un poco
sorprendidos a todos estos movimientos sobre todo porque en el fondo de
su almita no dejan de pensar en si estos cambios vertiginosos del
panorama no acabarán allanando a la derecha, sobre todo en Madrid, un
camino que se les presentaba cuesta arriba. “Es el sino histórico de la
izquierda”, me recuerdan. Y supongo que muchos se rebotan por tener un
sino tan poco práctico.
Lo cierto es que los señores
de la sandalia y de la calabaza de IU, los Cayos y las Tanias, coinciden
en el diagnóstico de los problemas y en las soluciones que quieren
implementar. Lo mismo que coinciden con los señores y señoras de
Podemos. Y con los de Ganemos y la multitud de grupúsculos ciudadanos
que lo integran. Incluso con muchos de los señores del PSOE, mal que les
pese. Con matices, claro. En este lado de la raya siempre cuentan mucho
los matices. En lo que parecen diferir son las estrategias para lograr
ese poder que les permita cambiar el panorama desolador y arrasado que
está dejando la derecha. Unos se camaleonizan, otros se autoinmolan y
algunos se destruyen. En ese camino se miran o nos miran por encima del
hombro pensando siempre que su trinchera es la pura y la del de al
lado, equivocada. Demasiado tibia o demasiado radical o poco
comprometida o poco purista o ... Cada uno querría ser el todo aunque no
hay encuesta ni sentido común que no les diga que serán una parte.
Mayor o menor, pero una parte. Algunos me van a decir ahora que el
concepto de izquierda está superado. Que ahora hay arriba y abajo.
El núcleo de esa estrategia en la que difieren se
refiere a la forma de hacer política y de conseguir que los ciudadanos
participen en la misma. En ese sentido si que hay una nueva
estratificación más allá de la similitud ideológica que parece que es la
que está abriendo ese abismo entre los nuevos partidos y los antiguos
partidos. Por ahí parece que ha quebrado IU. Tendremos pues PSOE,
Podemos, IU,Ganemos y los de Tania. Como poco, que ya no se si me dejo
alguno.
Una cosa sí compartimos casi todos con Tania
Sánchez: nadie entendería que diez años de movilizaciones, de marchas de
todos los colores, de plazas indignadas terminaran de nuevo en un
Madrid casposo y dolorido gobernado aún por la derecha. Y con nuestra
ley electoral, la fragmentación se paga. Aun así el ciudadano votante de
izquierda irá a las urnas aunque sea con mapa de siglas y lo hará, casi
seguro, con el sueño de que la papeleta que deposite sirva para sacarle
de un mal sueño. Esperemos que el día siguiente no se convierta en una
pesadilla.
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