viernes, 27 de febrero de 2015

Revisando ideologías. Destra-sinistra y Giorgio Gaber.





Qué mal asunto cuando la ideología se convierte en un simple mecanismo manipulador para alcanzar el poder. Qué perversión egocéntrica empuja a ciertos políticos a utilizar el impulso demagógico para trepar hasta la propia hegemonía que aniquile la hegemonía de otros.
Es muy cutre y  muy triste que todo siga igual debajo de las máscaras. Que las ideologías sólo convoquen bailes de disfraces en cuanto consideran que disponen de poder suficiente como para obtener una bula universal, amparada en el "y tú más", que les exonere de responsabilidad ética y política.

Rajoy prometió hasta el delirio que todo el desastre de Zapatero sería eliminado y sustituido por un gobierno mucho más responsable y justo. Huelga decir que mintió como un bellaco sólo con el único fin de alcanzar una mayoría parlamentaria lo suficientemente amplia e inabordable como para hacernos picadillo sin el menor remordimiento. Lógico, por otra parte, cuando no se dispone de la dosis natural y humana de conciencia, que es la zona psicoemocional donde se revisa y se valora el contenido ético de nuestros actos y de sus consecuencias en los demás. En ese plan tiene toda la lógica del mundo que Celia Villalobos se dedique a darle a su videojuego favorito en medio del discurso de su Presidente, para el que la política de Estado, obviamente, es eso mismo, un constante videojuego de improvisaciones tan sobadas y repetidas que se han convertido en "ideología", en código coyuntural y en remiendo institucionalizado por medio de cargos, ministerios y emboliques varios y que además, sobre todas las cosas es el chollo super-rentable que hay que exprimir mientras dure. Y lo que desborda cualquier premisa decente, es que esa actitud, para más inri, sea la justificación "y tú más", de Podemos, el máximo exponente del cambio social y ético de que disponemos en este momento(¿!) según las encuestas, claro. 
A ver, en ese plan, quién puede tirar en el gobierno ni un triste canto rodado contra la moral política y el ego-subidón de Pablo Iglesias o pedir cuentas al pobre Monedero de los fondos raritos, cuando Iglesias hace novillos en el Parlamento de Bruselas en medio de una votación en la que, como delegado de todos nosotros, debería estar presente para votar en nuestro lugar, y se planta con su pasión por el espectáculo, en un escenario, nada menos  que en el "círculo" de Bellas Artes, para entonar la circularidad de su hegemonía y presentarse a sí mismo como la única oposición virtual al desgobierno ppero, responsabilidad para la que nadie le ha votado aún, con el insano propósito  de seguir dinamitando el andamiaje de las instituciones que los ciudadano hemos votado en su momento, deseamos reformar en el presente, pero no a gusto de ninguna hegemonía ideológica ni económica ni bancaria. Y por otra parte la fijación con las cuentas de Monedero se estrelle con el "y tu muchísimo más" frente a las cuentas en B, las financiaciones-fraude y la "desaparición" de pruebas, como la destrucción de los discos duros que el pp tiene como estrategia ocultadora de lo suyo. La desvergüenza ppera no puede ni debe ser la clave y la justificación para abandonarnos en manos de lo primero que prometa acabar con ella sustituyendo a la voluntad de todos con afanes de dominio sobre esa voluntad, teledirigiéndola y al mismo tiempo, absorbiéndola como herramienta 'legítima' para dominarla y colocar en los puestos clave a los nuevos oligócratas que nadie conoce, pero de la total confianza del "príncipe" maquiavélico. Así, nunca la ciudadanía podrá ejercer como lo que es: soberana. Con representantes elegidos entre los mejores ciudadanos conocidos y no impuestos desde "arriba" como está sucediendo ahora mismo en Pablemos.

Tiene su lógica, desde luego, que este desmadre podemita se quiera justificar con el desguace ppero, lo que no tiene este desmadre es decencia, ni transparencia, ni honestidad ni coherencia, que es por lo que la ciudadanía se ha volcado en el proyecto Podemos suponiéndole las virtudes más necesarias para detentar, no el poder de una hegemonía obsesiva -como está demostrando el subidón de P. I. y sus huestes- sino la simple voz delegada de la ciudadanía. 
Está claro que lo mismo que al pp le sobra cinismo y le falta decencia hasta la saciedad, el pontifex maximus podemita, también apunta unas maneras escalofriantes, incluso antes de llegar al podium del poderío hegemónico. Muestra una frialdad calculadora y una indiferencia prepotente e irrespetuosa absolutas ante  la ciudadanía que intenta absorber  y anular con sus decisiones caudillistas, más propias del General Perón, Francisco Franco, Mussolini o Stalin, en sus momentos efervescentes, que de demócratas socialistas o comunistas verdaderos.

No les vendría nada mal a los podemitas seguidores ciegos y acríticos de 'Pablemos' leer el ensayo de análisis político Poshegemonía. Teoría política y América Latina. De Jon Beasley-Murray. Además de la chanfaina-mezcladillo 'teocrático' de Laclau, que no se sostiene ya ni por los pelos. La obsesión por aferrar el poder es la peor y más patológica de las fijaciones que puede sufrir cualquier ciudadano con aspiraciones políticas. Tampoco vendría mal repasar o descubrir ciertos diálogos de Platón, y cierto paradigmas como Protágoras y Gorgias en los que Sócrates intenta hacer reflexionar sobre política y verborrea demagógica. De esos lodos salen los fangos de las dictaduras. La patología egocéntrica aplicada a la política es la esencia de la oligarquía, su caldo de cultivo imprescindible. Avisados estamos.

Ha sido una canción de Gaber el inicio de esta reflexión, que él también cierre el post con su inteligencia y su lucidez.  La palabra "yo". Un tratado de clarividencia.



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