jueves, 5 de febrero de 2015

La voz e Iñaki


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Lo claro y lo oscuro

EL PAÍS  


Hay un fondo más que evidente en todo el horror que sacude el mundo musulmán. Son millones de potenciales consumidores a los que su cultura y su religión no les permite integrarse en el wonderland neocapitalista sin quebrantar su tradición religiosa y social. Parece que se conforman y son felices con menos glamour; que son más sencillos en sus costumbres y eso les deja masivamente fuera del consumismo invasor que ya se apoderó del universo socialista y de las culturas orientales y que ha conseguido la perfecta y perversa alquimia entre lo peor del comunismo y del capitalismo, con el imperio chino a su disposición, una vez fundidos los rigores del uno con la avidez más espesa y turbia del otro. Más Japón y las dos Coreas al fondo. El mundo musulmán está aprisionado por una tenaza psicológica y económica entre el extremo Oriente y el extremo Occidente. 
La única manera que el capitalismo conoce para conquistar sociedades es la guerra, cuanto más sucia, mejor, ya sea económica, financiera, cultural, comercial, o física, química o nuclear. Primero tantea y ve posibilidades de dividir, luego negocia aproximaciones y va colando, en un gota a gota, sus planes de abducción. El petróleo y las materias primas son la moneda de cambio y al parecer no lo suficientemente poderosa como para lograr la compra del conjunto humano y territorial. Por eso se montan guerras que vayan eliminando resistencias por agotamiento, que además suponen un negocio redondo porque todos los bandos les compran las armas, no en vano este Occidente científico y civilizadísimo es el mayor y mejor fabricante de artilugios para matar al pormayor y al detail. Son guerras largas, de desgaste, que van dividiendo y agotando a los millones de posibles consumidores del futuro. 
Esas guerras comenzaron con el asentamiento de los judíos en Palestina el 1948. Decir judíos es decir USA. No era suficiente con el asentamiento, había que ser además un país que impone su política de invasor y de exclusión religiosa, cultural y territorial. A partir de entonces se rompe la tradicional convivencia de las culturas musulmana, hebrea y cristiana en aquel territorio. Ya está plantada la semilla de la guerra que cada vez recrudecerá más y más los fundamentalismos y el odio más cruel.
Todo se reduce a ir acorralando hasta finiquitar. Y la mejor manera de hacerlo sin riesgos e impunemente es dividir desde dentro hasta conseguir que los mismos musulmanes se destrocen entre ellos. Una vez agotado el plan Bin Laden, arrasada Libia, Irak y Siria, ahora queda Irán en el punto de mira. Pero eso no es problema para USA y sus grandes planes comerciales de victoria "cultural". A Bin Laden le sustituye, no otro lider, que sería muy sospechoso y más localizable, mejor, un Estado Islámico, un ente difuso, un Fuenteovejuna  ad hoc, que también es multicultural, donde se han perdido las diferencias y las ideologías y sólo cuenta la rabia sorda y litúrgica contra los abusones de occidente. También al E.I. le ha dado por las decapitaciones en la plaza mediática, pero sin la suavidad de la guillotina, madre de la democracia según Pablo Iglesias,  sino a espadazo sin más miramientos y además, usando los media para hacer campaña y parroquia con el terror. Como la legión extranjera, admite voluntarios de todas partes y va a por todas. Ese E.I. es el comodín perfecto para amedrentar los brotes cívicos y aventar los escrúpulos de conciencia de las ciudadanías occidentales, que con sus remilgos democrático-compulsivos pretenden un mundo libre con derechos humanos y todo, casi ná.  Qué ilusas masas, como si esos impulsos libertarios fuesen suyos de verdad y  no wikipropulsados por el ten con ten de los poderes perversos que manejan el guiñol.
Así que, 'providencialmente' cuando un país pobre  y oprimido como Grecia se convierte de verdad y sin fotoshop en noticia reconfortante porque intenta salir del agujero  y de la ruina, casualmente, hay un perro guardián que está al quite para ningunear la atención mediática y saltar a la yugular de los panolis ilusos y, entonces, oh infortunio y trágica e imprevisible jugarreta del fatum, por un pique quítame allá esa cabezonada caprichosa, entre Zeus, padre de dioses y hombres con Febo Apolo, el más chulo y vanidoso del Olimpo, zas, el E.I. se ensaña y comete un atentado en el mismo corazón de la revolución ciudadana europea: en París. Con lo que el miedo al miedo ha conseguido borrar de los titulares al modesto país que ha perdido el miedo, Grecia, porque su situación es aún peor que cualquier miedo normalito. 
Miren y vean, oigan y escuchen, ladies & gentlemans, mesdames et messieurs, singnore e signori, mozas y mozos de buen ver, esto es lo que pasa cuando la libertad de expresión se sobrepasa y los países oprimidos se quieren escapar de la jaula del circo mundial. Que es necesario ponerle límites. ¡A ver qué va a ser esto, por Manitú, por Odin y por Thor, mano a mano! Y qué despliegue de muchedumbres, poh tolohddióseh! Qué coordinación maravillosa en el mundo entero al mismo tiempo y sin que hayan tenido que ver nada los usos horarios. Si Occidente tiembla, a  la hora que sea, aquí, urbi et orbe tiembla hasta el misterio. Faltaría más. Quien manda, manda. Y los demás, firmes y en primer tiempo de saludo. Uniformados por la misma uniformidad de pensamiento y de instinto cívico insuflado a distancia. Aquí nadie piensa por su cuenta y  si alguien se atreve, que el E.I. no se entere porque la lía. Avisados estáis pardillos, pardales y pardalets. 

Y ahora, hale, a discurrir lo que conviene y lo que no ante la nueva tesitura islamista. A marear la perdiz mediática con sesudas reflexiones en mesas redondas y círculos cuadrados inimaginables para unos o tal vez demasiado evidentes para otros, según ande de despejado el tercer ojo, el de la clarividencia, según Buda. Ya tenemos disponible el monstruo cancerbero de la nueva temporada. Como si todo fuera una gigantesca franquicia global en comandita del cortinglés, de las galerieslafayette, de harrods o de ikea macerando en extracto de wallstreet. 
Organizar el miedo y el pánico es muy socorrido y da mucho juego como maniobra de guerra psicológica contra los cambios sociales. '¡Marchando una de estadoislámico, que me las quitan de las manos!' dice la secta del dólar mientras la del euro corea '¡Eso, eso, marchandoooo!'

Mientras tanto los seres humanos más abandonados del Planeta mueren de hambre, de abandono, de un resfriado sin aspirina ni termalgin ni un triste ibuprofeno  que baje las fiebres, y de olvido, de mal reparto de bienes y oportunidades, víctimas de la ambición y la avaricia, de la crueldad y la ceguera; los desahucios, el paro y los recortes y una deuda privada de los ricos que pagan los pobres, amenazan a los  europeos del Sur, los CIEs y las concertinas a los africanos del Sur más profundo, Hatí aún no se ha recuperado de un terremoto que seguramente provocó el analfabetismo geológico ávido y embrutecido del fracking. Y las farmacéuticas pululan, a su bola y sin más control que el bursátil,  por el tercer mundo haciendo experimentos hasta desarrollar ébolas incontrolables que solo pueden curar sus tratamientos para millonarios. 
Ante un panorama tal, lo mejor es inventarse un E.I, comme il faut , que nos entretenga y nos distraiga de responsabilidades y compromisos con la cruda y descarnada realidad, por medio de una buena campaña con el miedo al miedo. 
Pero se olvidan algunos detalles básicos sine qua non. Que en esta vida nada es seguro ni inmutable. Lo que hoy asusta, mañana puede desaparecer sin dejar rastro y lo más maravilloso puede correr la misma suerte sin que podamos prever los tiempos y duraciones. Jugar a tener sociedades o fortunas  eternas e inmutables es una falacia. Nada es seguro ni perenne en este orden de asuntos. Sólo la conciencia que despierta y ama con inteligencia perdura y puede mitigar el desbarajuste de los cambios inesperados y sus convulsiones. Sólo el eje interno y estable de la bondad inteligente o la inteligencia de la bondad, tiene la llave de lo que perdura y de lo que cambia el mundo a mejor. Somos Amor y hasta que no se descubre esa realidad absolutamente verdadera estamos condenados a sufrir como imbéciles resignados o rabiosos. Famosos o anónimos. Ricos o pobres. Rutilantes o mindundis. Pero imbéciles sin excepciones.

Silvio Rodriguez lo borda en una canción  


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