lunes, 23 de febrero de 2015

Materiales para pensar


domingo, 22 de febrero de 2015

LA ACTUALIDAD DE SPINOZA

Luis Roca Jusmet

Spinoza ha tenido una recepción entusiasta por parte de pensadores heterodoxos y muy potentes de la filosofía contemporánea. Jacques Lacan, Louis Althusser, Gilles Deleuze y Toni Negri fueron algunos de ellos.Cada uno de ellos cogió de Spinoza lo que le interesaba y para todos ellos su lectura fue muy fecunda.
 Algunos grandes filósofos contemporáneos como Felipe Martínez Marzoa lo han considerado como un de los filósofos claves para entender el paso a la Modernidad. Pero Martínez Marzoa quiere interpretar lo que decía Spinoza, no lo que quiere escuchar de él. Me parece más honesto.
  Pienso que Spinoza tiene hoy un gran interés. La tiene por lo que podemos actualizar de su ontología, su epistemología y su ética y una política. ¿ Qué quiere decir actualizar ? Actualizar quiere decir lo que podemos aprender hoy partiendo de hemos de partir de lo que quería decir

 
La ontología o teoría del ser de Spinoza es realista. No parte del sujeto pensante, que es una línea idealista que empieza por Descartes y continua con Kant y Hegel hasta llegar a Hursell. Realista quiere decir que partimos de la existencia de lo real , es decir la Substancia, y desde aquí entendemos el hombre y su proceso de conocimiento. Spinoza no es panteísta, porque Dios es una palabra que utiliza por imperativo de su época y que se refiere al Ser. Pero tampoco es materialista, como sostienen algunos de sus lectores. La materia es solamente una de las manifestaciones de la Substancia. Esta es el Ser eterno que se despliega a través de sus manifestaciones infinitas, de las que solo conocemos dos : la extensión ( la materia) y el pensamiento ( la mente). Las manifestaciones tienen una duración, se despliegan en el tiempo. Todo lo que existe está determinado. En su conjunto lo que es lo es de una determinada manera y en particular cada cosa concreta está determinada por su encadenamiento en el tiempo. Todo es necesario, nada es contingente. La mente y el cuerpo son dos atributos o manifestaciones de lo que es. No son dos sustancias pero tampoco una. Para Spinoza la mente no está causada por el cuerpo ( ni siquiera por el cerebro): es otra dimensión de lo real. Antonio Damasio, uno de los grandes neurocientíficos actuales, considera tan acertado a Spinoza por su monismo como desacertado a Descartes por su dualismo. 
    Su epistemología o teoría del conocimiento es racionalista. Pero la parte fundamental de la razón es la intuitiva, no la deductiva. Hay tres géneros de conocimiento. El primero son las ideas inadecuadas. Estas son confusas ( si vienen de la sensación o la emoción), porque lo que nos provoca distorsiona nuestra visión. también porque son ficticias cuando imaginación nos hace ver las cosas como posibles y no como necesarias. Imaginamos que las cosas podrían haber sido diferentes pero todo pasa de la única manera que podría pasar. El Bien/mal, las causas finales, el libre albedrío y las formas ideales que atibuimos a las cosas también son inadecuadas. A partir del segundo grado de conocimiento podemos hacernos ideas adecuadas de las cosas cuando captamos lo que tienen de necesario, de eterno y de común. Son ideas objetivas. El tercer grado o conocimiento de Dios es cuando captamos intuitivamente lo que es en su conjunto, cuando tenemos una visión global de la realidad. Quizás sea entender que hay una única Realidad de la que todos formamos parte. Dios es el nombre que da, por imperativos de su época, a esta Realidad única de la que formamos parte. Sería como una visión cósmica, quizás próxima a la mística. Sería interesante relacionar a Spinoza con las reflexiones filosóficas a partir del enigma cuántico.
   La ética es el arte de vivir, el camino de la felicidad a partir de nuestro conatus. El conatus es nuestra potencia y nos conduce a la alegría. Cuando desarrollamos nuestras capacidades somos activos, tenemos poder y estamos contentos. El deseo es el impulso del conatus, que es consciente y está ligado a una idea. Desarrollamos así nuestra esencia singular. No somos siervos ni esclavos de los otros ni de las circunstancias. Porque los otros y las circunstancias nos encadenan a través de las pasiones tristes. Las pasiones tristes nos deprimen ( la tristeza en todas sus manifestaciones ) o nos envenenan a través del odio hacia el otro o hacia nosotros mismos. Odiamos a quien consideramos causa de nuestra tristeza : odio, ira, venganza, envidia, crueldad. O nos odiamos a nosotros mismos a través de la culpa, pero no hay nada más cobarde que no asumir los propios actos. También la compasión es una pasión triste porque nos encadena al sufrimiento del otro. Hemos de aceptarnos querernos en la justa medida, sin defecto ( inhibición, vergüenza) no exceso ( vanidad, arrogancia). Estamos determinados, pero la libertad es entenderlo ( distancia) y hacer lo necesario para afirmar nuestra potencia. La esperanza, el miedo, la indignación, la seguridad son pasiones que en un determinado momento puede ser útiles para evitar males mayores : la desesperación, el peligro, la injusticia, la inestabilidad. El bien y el mal no existen, las cosas son buenas o malas en función de su utilidad y la utilidad es lo que nos hace felices y hace felices a los otros. El deseo, que es el conatus hecho consciente, es el motor de nuestra vida pero debe ser guiado por la razón. El hombre sabio vive en un estado de serena alegría. La moral no es un código de leyes ni un sentido del deber, la moral es el deseo de hacer el bien al otro. Es nuestra alegría la que nos orienta hacia la generosidad.Es una ética del deseo, la alegría y el amor, no de la obligación y el sacrificio.
   La ética nos conduce a la política porque somos seres sociales. No hay que ser esclavo ni siervo de la sociedad. Hay que ser ciudadano, que quiere decir que nos sometemos a las leyes. Estas leyes han de ser democráticas, porque las elegimos entre todos. Hay que cooperar, haciendo que todas las potencias individuales se potencien en en un esfuerzo colectivo.Es una primera formulación del contrato social. Las leyes nos hacen ciudadanos. Entre todos las decidimos y todos las obedecemos.

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