Se metió en la boca del lobo
EL PAÍS
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Pues, bienvenido a la boca del lobo sea el Profesor Ángel Gabilondo, porque es donde estamos los ciudadanos/as atrapados/as por los dientes y las mandíbulas de un poder cada vez más inhumano y más cruel que el de los lobos; a estos al menos los disculpa su animalidad simple, natural, mientras que los lobos del poder no tienen perdón de Dios, porque están animalizando su humanidad y eso es pura perversión y puro so(e)metimiento a las mafias del dinero que se han apoderado de la política a todos los niveles y urbi et orbe. Benditos sean todos y todas los y las que como él se atreven a dejar sus seguridades, su confort y sus tarimas de observación para mojarse y cooperar a que este Titanic a medio hundir consiga el milagro de reflotarse con el esfuerzo de los mejores que para ello deberán superar y ningunear las zancadillas y manejos turbios de los peores.
Es preciso ser honestos cuando casi nadie lo es, es urgente tener valor cuando muy pocos lo tienen, es necesario ser éticos hasta la generosidad cuando casi nadie sabe lo que significan en la práctica ambos términos. Sólo los sabios se atreven a jugarse la comodidad y a perderla, sin duda, por amor al prójimo y a la verdad, que es llevar a cabo la ética del bien común; no una servidumbre a la 'verdad' de los dogmas, sino a la esencia de lo real, de lo cotidiano, a todo lo contrario de las vanas ilusiones que se suelen prometer a pie de urna y que jamás podrán cumplirse, pero funcionan en el 'mentirologio' habitual para encender la voluntad de los cansados y desfondados, que una vez más volverán a morder el anzuelo de unos sueños imposibles pero que forman parte de un protocolo ortopédico y caricaturesco de la utopía.
Enhorabuena a la política decente por este heroico reenganche y, al mismo tiempo, una compasiva syn-pathía hacia ese Ángel empeñado en saltar sobre la mugre con la pértiga de una conciencia ejemplar. Que la fuerza de la inteligencia y del buen consenso le sigan acompañando como hasta ahora. Las va a necesitar a espuertas. Y que, a pesar del farragoso empeño, no nos falte su palabra en el blog. Gracias, Ángel.
Enhorabuena a la política decente por este heroico reenganche y, al mismo tiempo, una compasiva syn-pathía hacia ese Ángel empeñado en saltar sobre la mugre con la pértiga de una conciencia ejemplar. Que la fuerza de la inteligencia y del buen consenso le sigan acompañando como hasta ahora. Las va a necesitar a espuertas. Y que, a pesar del farragoso empeño, no nos falte su palabra en el blog. Gracias, Ángel.
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