Grecia y los irresponsables
Irresponsable, y también cínico, es que la Unión Europea se
desentienda de sus propios ciudadanos. Y que haya europeos de primera y
de segunda
"Lo siento por los griegos", dice el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble. "Han elegido un Gobierno que de momento se comporta de manera bastante irresponsable".
Ah, la irresponsabilidad. Qué gran concepto.
Irresponsable es lo que hizo Nueva Democracia, el
partido que manipuló las cifras del déficit griego entre 2004 y 2009; el
partido que mintió a las autoridades europeas y a sus propios
ciudadanos. Es el mismo partido al que, en las últimas elecciones,
respaldó el Gobierno alemán.
Irresponsable es lo que
hizo Goldman Sachs, cómplice necesario de Nueva Democracia en sus
trampas con las cuentas públicas; un banco de inversión que asesoró a
aquel irresponsable Gobierno griego en sus mentiras y donde entonces
trabajaba como uno de sus principales ejecutivos el mismo Mario Draghi
que hoy preside el Banco Central Europeo, una de las tres patas de la
troika.
Irresponsable es la posición de Mariano
Rajoy, un presidente español que también entró en campaña a favor del
partido que mintió sobre el déficit. El Gobierno de España se ha
convertido en uno de los más duros de toda Europa frente a Grecia en esta negociación.
Rajoy está frenando cualquier acuerdo por cuestiones de política
interna: porque teme el empuje de Podemos y quiere dar con Syriza un
escarmiento. Prefiere ser inflexible con Grecia por cuestiones menores
de política interna, a pesar de que los intereses de españoles y griegos
no son muy distintos y que la austeridad ha sido también venenosa para
España y su economía.
Irresponsable es mentir, como
hizo el ministro Margallo cuando aseguró que, si España no hubiese
prestado a Grecia, habría podido subir las pensiones un 38%. Es falso,
porque la mayor parte del dinero supuestamente español que llegó a
Grecia fue de inversores privados –a su riesgo y bajo su
responsabilidad–, que nunca estuvo a disposición del Gobierno, por lo
que en ningún caso habría podido usarse para las pensiones. Es falso
porque otra parte del dinero público son avales, y no dinero real; y con
los avales tampoco se suben las pensiones. Es falso porque el dinero
público español que respaldó el rescate a Grecia está contabilizado como
deuda pero no como déficit. Es falso por varios motivos pero el
fundamental, el más claro, es que el Gobierno jamás optó entre el
rescate a Grecia o subir las pensiones. Tampoco habrían subido un 38% si
Grecia no hubiese necesitado ese dinero. Y es bastante irresponsable y
demagógico que el mismo Consejo de Ministros que las ha dejado
prácticamente congeladas diga ahora que, de no ser por Grecia, habrían
podido crecer más que en todos los años (supuestamente buenos) en los
que Aznar presidía el Gobierno.
Irresponsable es la
resignación con la que los anteriores Gobiernos griegos aceptaron
arrasar su país y a sus ciudadanos con una política equivocada e injusta
que ni solucionó el problema de la deuda, que hoy es mayor, ni recuperó
la economía, que sigue hundida.
Irresponsable es la
política económica aplicada en Grecia por orden de Alemania y de la
troika, que ha hecho desaparecer un 25% del PIB en estos años.
Irresponsable en su sentido exacto: porque no asumen responsabilidad
alguna ante los griegos, frente a los que no responden ante las urnas.
Irresponsable es que la Unión Europea sea inflexible con Grecia,
después de cuatro larguísimos años de sacrificios. Es inhumano que ahora
Europa no ofrezca otras opciones que continuar con los recortes o la
salida del euro. En 2010, cuando empezó este infierno, los griegos
tenían dos alternativas: una ruptura con el euro –con una devaluación
que habría aliviado sensiblemente la deuda– o un rescate, aceptando
someter su soberanía a cambio de un salvavidas. Salir del euro es una
opción dramática e implica enormes sacrificios, pero permite a medio
plazo dejar atrás el atolladero de la deuda y recuperar la economía y el
empleo a costa de la devaluación externa, como antes han hecho multitud
de países en la historia. Pero si después de años de austeridad se
fuerza ahora la salida de Grecia del euro porque Europa se niega ampliar
el rescate, el castigo será doble. Si Europa no pensaba aceptar quitas
más tarde o más temprano, lo honesto habría sido hablar claro con los
griegos y no obligarles a aceptar una senda económica de sacrificios que
solo ha beneficiado a los acreedores, y ni siquiera eso está claro.
Irresponsable es que toda Europa –y no solo Grecia– haya perdido en
este debate casi un lustro, que se haya lastrado la recuperación
económica y el bienestar de todo el continente por "dar una lección" a
un país que no llega al 3% del PIB de la eurozona.
Irresponsable es que los intereses cortoplacistas del Gobierno alemán y
de su banca primen sobre los ciudadanos europeos en una unión que es
monetaria y no política.
Irresponsable, y también
cínico, es que la Unión Europea se desentienda de sus propios
ciudadanos. Y que haya europeos de primera y de segunda.
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