Qué vértigo produce la caída en cascada de todos los falsos pilares-trampantojo de pladur cuarteado, de aquella maravillosa y ejemplar transición de nuestra juventud, apuntalados, al parecer, con la frágil y ligera consistencia de unos palillos chinos.
Quién nos iba a decir que la crisis internacional inventada por cuatro economistas calamitosos de EEUU, se iba a convertir en el catalizador de nuestra ruina material y social, pero también en el terremoto liberador de una nueva energía, de una catarsis increíble, de una conmoción purificadora espectacular e imprevisible. Cada día un nuevo elemento del viejo sistema se nos cae a pedacitos. Se nos desmiga como una magdalena mojada en colacao.
Comenzó la corrupción del psoe abriendo el cortejo de la inmundicia hasta dejar al aire no sólo sus vergüenzas en el patio de Monipodio, sino también los trapos más sucios y apestosos de la familia especuladora, y su absoluta incapacidad para asumir la exhibición, reconocerlos como anomalía democrática, lavarlos, adecentarlos y sustituirlos por trapos limpios y nuevos con un buen equipo dimisionario, al contrario, se envalentonaron hozando en el lodo cada vez a más profundidad, hasta rebozarse por completo en él y cubrirse de tal capa de materia fecal que ya hacía insoportable permanecer al lado sin llevar mascarilla, escafandra y traje de amianto. El mismo Felipe González lo confirmaba con su clarividencia habitual "la democrasia tiene que teneh sus cloacah, su desagüe" -cuando le preguntaban por el GAL-. Lo mismo que su compañero de fatigas, el pp, que aligeró el paso de la corrupción de burbuja en burbuja, de fraude en fraude, de Irak a Atocha, pasando por Perejil y las Azores, por la exaltación y nominación de Blesa y de Rato, por la iluminación de Correa sus focos y farolillos, y la elevó al estado de legalidad por mayoría absolutísima.
Siguió el psoe, otra vez, primero en tenguerengue renovador, pero duró poquísimo, y terminó por segunda vez, en caída libre sin freno, luego el 15M abrió la caja de los rayos y truenos y empezó la fermentación de la masa con la levadura de la conciencia de lo obvio, el mogollón crecía sin parar en un barullo alucinante, de nuevo el pp volvó a pifiarla con un estrépito aun mayor que la primera vez, llegando a superar su propio record en mediocridad y obtusez congénita, y así llegó de pronto el consorcio de la Complutense a ritmo de bachata y salsa, especialista en derribos instantáneos y montó Podemos, una especie de empresa Castor, perforando los fondos freáticos de una democracia débil y enferma, con el tembleque de su fraking terminator. Izquierda Unida fue su primera víctima propiciatoria, votiva, en el altar del dios del "tik-tak", y Montoro, su sumo sacerdote, empeñado en dar culto a la nueva divinidad, con una letanía de acusaciones sacadas de los documentos confidenciales de la Hacienda pública y usándolos como materia de chantaje y corre corre que te pillo.
En poco tiempo se destapa la pocilga oculta, dentro de lo que cabe, de otra familia experta en externalizaciones, especialmente en su feudo de Andorruña, como lo bautizó Micer Peridis, los Pujol-Ferrusola que de la mano de Mas se iban convirtiendo cada vez en menos creibles y respetables aún camuflados tras las urnas de un independentismo configurado como jugada de despiste, ante el aluvión de basura injustificable para CiU y sus mangantes embutidos en el halo protector del catalanismo como último baluarte antes de los juzgados. Pero sin demasiada suerte. Los catalanes son inteligentes y no tragan en masa el trueque de independentismo por mugre añeja. Los estertores del sistema se agudizan y hacen tambalear todo el decorado del bodevil.
Luego aparece Errejón haciendo piruetas universitarias entre Málaga y Madrid, mientras Podemos se comenzaba a descascarillar en su primera Asamblea General y desmintiendo el valor de la transparencia con el alibí del aprovechamiento y el todovale si la causa medra, seguido por Monedero y sus pedradas al agua que provocaron no sólo unas ondas normalitas, sino una marejada de narices, porque el tufo a podre comenzó a intensificar la respuesta del olfato. El "tik-tak" seguía su ritmo de metrónomo implacable para todos. De poco sirvió convocar a las mesnadas en los Madriles en el mítico centro solar de la Plaza 15M para conjurar el mal fario, no hubo forma, el monedero de Monedero seguía cantando la Traviata en estéreo y a la sumisión de los círculos ninguneados empezó a hacérseles agua la paciencia y la comprensión de su cuadratura ortopédica e imposible de coordinar con la lógica de lo que en principio pareció ser el objetivo de Podemos: un cambio definitivo en la sociedad y no una carrera de sacos sobre un pavimento untado de resbaladiza materia inconsistente, hacia el asalto de unos cielos que nadie, excepto la cúpula aparatista, tenía como objetivo, mientras la ciudadanía pisaba el suelo con determinación y alevosía. Mientras taladraban sin miramiento alguno los cimientos de la vieja y cascarrabias IU, la princesa Tania de Rivas, la consorte del príncipe maquiavélico, PI o 3'1416, acababa de descuajaringar la parte más débil e influenciable del conjunto cada vez más desunido, arrastrando su corte de honor magullado por los cielos a medio asaltar, mientras los caballeros Jedis desde el pasado remoto y el futuro improbable, intentaban el retorno del juego de tronos sin conseguirlo, atascados en el lodazal del descambio.
En el entreacto se descuelga la lista del caballero Falciani, el cruzado entre suizo y cortado, sacando del baúl todos los legajos rancios pero llenos de nombres y apellidos, de siglas y lances que acabaron por derramar otra oleada de tufos apestosos sobre tirios y troyanos, sobre espartanos y aqueos.
En ésas, zas, salta otra liebre desnortada y aparecen Tomás y su tranvía, rumbo a la presidencia de la Comunidad, de las Dos Torres y hasta de la Tierra Media del Buen Retiro, cuando el psoe se iba haciendo a la idea de que a lo mejor no estaba todo tan mal y le quedaba algún huequito discreto en el reparto de fuerzas interestelares. Pero quiá. De eso nada; la facilidad no es una diosa asequible en estos tiempos de destape cósmico de enjuagues. Y el joven Pedro, convencido de ser piedra, como su santo patrón homónimo, y pasando la democracia socialista por el susodicho pedrusco de la lapidación instantánea, sin pensárselo dos veces, excomulga a Tomás el dudoso, el escéptico, el que si no mete la mano en la herida del poder no se cree nada. Y Tomás se lo tomó a la tremenda, ni corto ni perezoso, lanzó a sus mesnadas contra la fortaleza de Ferraz en un acto kamikaze para el psoe y su democracia interna que se revelaba a la altura del betún y del mismísimo Podemos o del pp en sus mejores tiempos, demostrando que no sólo en todas partes cuecen habas, sino que las habas además pueden ser absolutamente incomibles e indeglutibles. Mientras tanto la corona se recorta en plan ligerito, discretamente, y para quedar un poco menos mal, desvía el sueldo de las infantitas a otro concepto, para que cuadren las cuentas con el sonsonete de la austeridad homicida. Ya nos gustaría que el austericidio tan cacareado, se cumpliese, o sea que la austeridad no fuese la asesina sino la asesinada, y la justicia, la verdadera austericida, que es lo que significa 'austericidio' en realidad, cargársela de una puñetera vez y comprender que ser austeros no significa ser derrochadores sin necesidad, sino ser inteligentes y solidarios a la hora de consumir. Empezando por los palacios y acabando por todo lo demás, y sin exigir nunca a los menos favorecidos que sea su austeridad la que llene los bolsillos de los millonarios. Para eso estará el Estado que debe ser el espejo y la obra de la ciudadanía.
El análisis de este proceso decadente, inoperante y absolutamente patológico indica un dato esencial: el fondo y la forma de nuestra "clase" política es peor aún y más nocivo que una 'casta'; ésta sólo significa en realidad una neutra pertenencia grupal. Puede ser la casta de los pobres o de los ricos. De los listos o de los mediocres o delos genios, de los parias o de los brahmanes. Pero no implica nada negativo en sí, sino un simple reconocimiento de una diferencia. Lo nuestro no es una división en castas, es un proceso patológico de hábito social generalizado, ya no se trata de ideologías torcidas y corruptas, no es cosas de "personas" determinadas o manzanas podridas que infectan un partido sano, no; es un residuo de comportamientos tóxicos que guardamos, como "normalidad" en los archivos de una memoria colectiva acostumbrada a conservar lo peor de su historia. Un legado cuya cima virtuosa no es el bien común. Es el miedo. La inseguridad. El pesimismo lógico que ha ido consolidando la experiencia del fracaso social. Y la solución tajante y dramática, violenta y "poderosa" como respuesta y medicina es el caciquismo político, económico, religioso, social. Los modos absolutistas y desconfiados. El malpensar de todo lo que no procede del propio ego y de su órbita. El dominio de uno sobre muchos para que todo funcione, porque ni los muchos tienen el convencimiento de valer por sí mismos, ni los "unos" tienen el valor ni la sabiduría práctica de sentirse y saberse como todos. Tienen miedo, los unos al otro y éste a los otros como cuerpo social que puede quitarle su derecho de pernada que sólo es el refugio de su debilidad intelectual y moral y que constituye para los indefensos que no conocen su propia capacidad para organizarse y funcionar, un recurso 'seguro' que va a solucionarles lo que ellos consideran que es imposible conseguir sin la "ayuda" y el "amparo" del "señorito" del cortijo, que en este caso es España. Esto explica por qué hasta los proyectos políticos más sanos, las ideas más democráticas y las personas, aparentemente, más válidas acaban cayendo y desmoronándose en la misma fosa séptica.
Nuestra transición solo lo fue de manos e intenciones teóricas, pero no de esencia psicoemocional ni de conciencia. Empezamos a familiarizarnos con los contenidos teóricos de ética y democracia a grosso modo, pero no tenemos desarrolladas ni integradas en nuestro archivo íntimo ni social, por supuesto, las herramientas prácticas que necesitamos. La prueba la tenemos aquí y ahora: ante un problema ético de corrupción, de legitimidad o de duda simplemente, las dos únicas salidas que se conocen son o la negación de lo evidente o el ejercicio del autoritarismo. O ambas cosas a la vez. Ejemplos: el pp, que jamás ha estado en condiciones equilibradas de admitir su enfermedad. El psoe que admite su enfermedad pero no sabe curarla y actúa, como Pedro Sánchez, dando un tajo al grano, pero sin comprender que ese grano es una minfestación de la enfermedad general de todo el tejido. IU, ante la misma situación, al menos, presenta capacidad coherente para la autocrítica,aunque miembros como Tania Sánchez, sean aún incapaces de ver la responsabilidad particular de la falta de ética, que no es necesario "robar", que basta con el cohecho de aprovechar una relación familiar para acceder a privilegios y que eso en política gestora incapacita para seguir como responsable de cualquier forma de servicio, que aquí se traduce como "poder". CiU ha terminado en las mismas tesituras: incapaz de considerar su falta de ética, unos por ejecución y otros por tolerancia y reconocimiento de valores y honor a los más corruptos, por anteponer el amiguismo y la complicidad a la ética y a la justicia y por intentar vender la corrupción camuflada en independentismo oportunista. Podemos, en cuanto a su cúpula, sin siquiera haber rozado el Parlamento español ni la Moncloa, ya se ha definido en la misma línea tradicional de "la cepa hispana" como la define Antonio Machado. Con un cinismo apabullante y paralelo a su gran ignorancia en la aplicación de la teoría ética a la praxis cotidiana, ha utilizado a la ciudadanía como campo experimental para los proyectos particulares de un grupo que vive, y al parecer estupendamente pagado, de manipular el pensamiento colectivo según soplen los vientos y las oportunidades. Y de ello está haciendo el negocio de su vida. Un carrerón fulgurante, jugando con el presente y el futuro de un país entero, anulando la democracia interna que fomentó para atraer a los ciudadanos del 15M y de las Izquierdas en general, con el fin de dinamitar la pluralidad fingiendo que en su propuesta caben todas la posibilidades, pero una vez dentro de la red, los ciudadanos ven que los círculos carecen de valor y de poder decisorio y las propuestas que ha elaborado desaparecen, se les impone el pensamiento unificado de un aparato tan rígido e insuficiente en su fondo como cacareado y bendecido por la verborrea de sus formas.
Es la repetición del mismo archivo íntimo grabado a sangre y fuego en el ADN de la política y la sociedad españolas sin sanear jamás. Antonio Machado lo dijo más claro que nadie: 'Este hombre no es de ayer ni es de mañana, sino de nunca, de la cepa hispana. No es un fruto maduro ni podrido, es una fruta vana, de aquella España que pasó y no ha sido, de ésa que hoy tiene la cabeza cana.' Y podríamos decir aún más, de ésa que aunque esté calva como una bola de billar, lleve cortinilla, peluquín, coleta, cresta, tupé, ragstas, o mechas californianas, sigue teniendo la misma caspa que los antepasados.
El cambio no es de peinados ni de formas ni de nuevos modos de agresión y división entre los mismos "buenos y malos" de western. Es un cambio de visión, de comportamientos y de orientación hacia la ética ciudadana participativa y democrática de veras no de formas simplemente. Sobre todo de fondo. Y de eso sabe mucho más cualquier CUP o marea que estos fantoches ampulosos y vacíos. Que aprendan humildad y discreción y sobre todo decencia y ética personal y democrática antes de ir dando lecciones por el mundo. Mocosos impresentables y fantoches trasnochados contaminados por el mismo caciquismo y la misma carencia ética y democrática, no pueden ni deben representar a una ciudadanía que los supera. De momento sólo se salvan de la quema Alberto Garzón y Julio Anguita. Ya veremos lo que pasa.
El caso es que no hemos limpiado los miedos de la memoria, porque hemos caído en la trampa de la chapuza. Por eso hay tanto pánico a la memoria histórica, a limpiarla de telarañas y de cadáveres y fantasmas en los armarios y en las cunetas. El las tabernas y en las sacristías. La sanación pasa por la reconciliación de los recuerdos con la realidad del presente. Eso se llama perdón y hay que pedirlo y otorgarlo. Mutuamente. No sólo por la reivindicación de los derechos y el odio de los muertos, sino por la sanación y la salud psicoemocional de los vivos . A los muertos hay que reconocerlos y enterrarlos. Darles el homenaje y las gracias porque nos precedieron y nos han hecho posibles. TODOS. La grandeza de una nación se manifiesta en la magnanimidad, en la grandeza de alma de sus ciudadanos. Y aquí todavía hay demasiados personajes que no han desarrollado el alma, a la derecha, a la izquierda y al centro, delante y detrás, arriba y abajo. Y eso debería alertarnos y preocuparnos más aún que la propia corrupción y el desastre desgobernante, todo eso procede del mismo mal. No tener alma porque su lugar está ocupado por una miseria secular y una rabia eterna, que impulsa a malvivir repitiendo el mismo esquema del miedo, la desconfianza, la miseria moral, la chulería, los complejos y el rencor.
Conseguiremos ese cambio entre todos. Ya estamos en ello muchísimos ciudadanos. Más que nunca despiertos en la historia.
El análisis de este proceso decadente, inoperante y absolutamente patológico indica un dato esencial: el fondo y la forma de nuestra "clase" política es peor aún y más nocivo que una 'casta'; ésta sólo significa en realidad una neutra pertenencia grupal. Puede ser la casta de los pobres o de los ricos. De los listos o de los mediocres o delos genios, de los parias o de los brahmanes. Pero no implica nada negativo en sí, sino un simple reconocimiento de una diferencia. Lo nuestro no es una división en castas, es un proceso patológico de hábito social generalizado, ya no se trata de ideologías torcidas y corruptas, no es cosas de "personas" determinadas o manzanas podridas que infectan un partido sano, no; es un residuo de comportamientos tóxicos que guardamos, como "normalidad" en los archivos de una memoria colectiva acostumbrada a conservar lo peor de su historia. Un legado cuya cima virtuosa no es el bien común. Es el miedo. La inseguridad. El pesimismo lógico que ha ido consolidando la experiencia del fracaso social. Y la solución tajante y dramática, violenta y "poderosa" como respuesta y medicina es el caciquismo político, económico, religioso, social. Los modos absolutistas y desconfiados. El malpensar de todo lo que no procede del propio ego y de su órbita. El dominio de uno sobre muchos para que todo funcione, porque ni los muchos tienen el convencimiento de valer por sí mismos, ni los "unos" tienen el valor ni la sabiduría práctica de sentirse y saberse como todos. Tienen miedo, los unos al otro y éste a los otros como cuerpo social que puede quitarle su derecho de pernada que sólo es el refugio de su debilidad intelectual y moral y que constituye para los indefensos que no conocen su propia capacidad para organizarse y funcionar, un recurso 'seguro' que va a solucionarles lo que ellos consideran que es imposible conseguir sin la "ayuda" y el "amparo" del "señorito" del cortijo, que en este caso es España. Esto explica por qué hasta los proyectos políticos más sanos, las ideas más democráticas y las personas, aparentemente, más válidas acaban cayendo y desmoronándose en la misma fosa séptica.
Nuestra transición solo lo fue de manos e intenciones teóricas, pero no de esencia psicoemocional ni de conciencia. Empezamos a familiarizarnos con los contenidos teóricos de ética y democracia a grosso modo, pero no tenemos desarrolladas ni integradas en nuestro archivo íntimo ni social, por supuesto, las herramientas prácticas que necesitamos. La prueba la tenemos aquí y ahora: ante un problema ético de corrupción, de legitimidad o de duda simplemente, las dos únicas salidas que se conocen son o la negación de lo evidente o el ejercicio del autoritarismo. O ambas cosas a la vez. Ejemplos: el pp, que jamás ha estado en condiciones equilibradas de admitir su enfermedad. El psoe que admite su enfermedad pero no sabe curarla y actúa, como Pedro Sánchez, dando un tajo al grano, pero sin comprender que ese grano es una minfestación de la enfermedad general de todo el tejido. IU, ante la misma situación, al menos, presenta capacidad coherente para la autocrítica,aunque miembros como Tania Sánchez, sean aún incapaces de ver la responsabilidad particular de la falta de ética, que no es necesario "robar", que basta con el cohecho de aprovechar una relación familiar para acceder a privilegios y que eso en política gestora incapacita para seguir como responsable de cualquier forma de servicio, que aquí se traduce como "poder". CiU ha terminado en las mismas tesituras: incapaz de considerar su falta de ética, unos por ejecución y otros por tolerancia y reconocimiento de valores y honor a los más corruptos, por anteponer el amiguismo y la complicidad a la ética y a la justicia y por intentar vender la corrupción camuflada en independentismo oportunista. Podemos, en cuanto a su cúpula, sin siquiera haber rozado el Parlamento español ni la Moncloa, ya se ha definido en la misma línea tradicional de "la cepa hispana" como la define Antonio Machado. Con un cinismo apabullante y paralelo a su gran ignorancia en la aplicación de la teoría ética a la praxis cotidiana, ha utilizado a la ciudadanía como campo experimental para los proyectos particulares de un grupo que vive, y al parecer estupendamente pagado, de manipular el pensamiento colectivo según soplen los vientos y las oportunidades. Y de ello está haciendo el negocio de su vida. Un carrerón fulgurante, jugando con el presente y el futuro de un país entero, anulando la democracia interna que fomentó para atraer a los ciudadanos del 15M y de las Izquierdas en general, con el fin de dinamitar la pluralidad fingiendo que en su propuesta caben todas la posibilidades, pero una vez dentro de la red, los ciudadanos ven que los círculos carecen de valor y de poder decisorio y las propuestas que ha elaborado desaparecen, se les impone el pensamiento unificado de un aparato tan rígido e insuficiente en su fondo como cacareado y bendecido por la verborrea de sus formas.
Es la repetición del mismo archivo íntimo grabado a sangre y fuego en el ADN de la política y la sociedad españolas sin sanear jamás. Antonio Machado lo dijo más claro que nadie: 'Este hombre no es de ayer ni es de mañana, sino de nunca, de la cepa hispana. No es un fruto maduro ni podrido, es una fruta vana, de aquella España que pasó y no ha sido, de ésa que hoy tiene la cabeza cana.' Y podríamos decir aún más, de ésa que aunque esté calva como una bola de billar, lleve cortinilla, peluquín, coleta, cresta, tupé, ragstas, o mechas californianas, sigue teniendo la misma caspa que los antepasados.
El cambio no es de peinados ni de formas ni de nuevos modos de agresión y división entre los mismos "buenos y malos" de western. Es un cambio de visión, de comportamientos y de orientación hacia la ética ciudadana participativa y democrática de veras no de formas simplemente. Sobre todo de fondo. Y de eso sabe mucho más cualquier CUP o marea que estos fantoches ampulosos y vacíos. Que aprendan humildad y discreción y sobre todo decencia y ética personal y democrática antes de ir dando lecciones por el mundo. Mocosos impresentables y fantoches trasnochados contaminados por el mismo caciquismo y la misma carencia ética y democrática, no pueden ni deben representar a una ciudadanía que los supera. De momento sólo se salvan de la quema Alberto Garzón y Julio Anguita. Ya veremos lo que pasa.
El caso es que no hemos limpiado los miedos de la memoria, porque hemos caído en la trampa de la chapuza. Por eso hay tanto pánico a la memoria histórica, a limpiarla de telarañas y de cadáveres y fantasmas en los armarios y en las cunetas. El las tabernas y en las sacristías. La sanación pasa por la reconciliación de los recuerdos con la realidad del presente. Eso se llama perdón y hay que pedirlo y otorgarlo. Mutuamente. No sólo por la reivindicación de los derechos y el odio de los muertos, sino por la sanación y la salud psicoemocional de los vivos . A los muertos hay que reconocerlos y enterrarlos. Darles el homenaje y las gracias porque nos precedieron y nos han hecho posibles. TODOS. La grandeza de una nación se manifiesta en la magnanimidad, en la grandeza de alma de sus ciudadanos. Y aquí todavía hay demasiados personajes que no han desarrollado el alma, a la derecha, a la izquierda y al centro, delante y detrás, arriba y abajo. Y eso debería alertarnos y preocuparnos más aún que la propia corrupción y el desastre desgobernante, todo eso procede del mismo mal. No tener alma porque su lugar está ocupado por una miseria secular y una rabia eterna, que impulsa a malvivir repitiendo el mismo esquema del miedo, la desconfianza, la miseria moral, la chulería, los complejos y el rencor.
Conseguiremos ese cambio entre todos. Ya estamos en ello muchísimos ciudadanos. Más que nunca despiertos en la historia.
Y así será poco a poco. Mientras tanto, se va compaginando el derrumbamiento apoteósico de las viejas ruinas y se va reescribiendo la Historia de nuestro machacado país, con otra letra y un nuevo estilo de narración, mucho más de acuerdo con el estado de vigilia que con el sueño permanente de ilusiones vacías que son engaños manifiestos en cuanto vemos la realidad pseudopolítica tal como es y no tal como nos la quieren vender. Una pesadilla a la que sólo nosotros podremos poner fin, despertándonos unos a otros.
Buen derrumbe y recogida de escombros, compas. El futuro ya empieza a entreverse entre los cascotes. No hay mal que por bien no venga. Y año de nieves, año de bienes. Lo veremos! Seguro.
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