martes, 3 de febrero de 2015

La voz de Iñaki


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Un pacto muy raro

EL PAÍS  


Nuestro ínclito diunvirato desgobernante  ya es más que experto en tejemanejes de apoteósica nulidad y espectacular destarife. Lo demostró sin complejos en la pasada legislatura zapateril con la reforma de la Constitución en modo tapadillo y tobogán. Lo ha demostrado en ésta con la mutación ad hoc y como si tal cosa, en el tema sucesorio de la Corona, que no contemplaba la abdicación (no se puede estar en todo, cuando la nadidad  más desconsoladora es el estilo de la casa y la manía de pedir peras al olmo, el pan nuestro de cada día) 
El pp ya se sabe que no da para más. Que lo suyo es lo que hay y ya.Al psoe, hasta el día de la defenestración democrática del artículo 135, se le suponía cierta capacidad de reacción para momentos decisivos en los que nuestro abatido, batido y triturado país estuviese en el trance de padecer un hundimiento de proporciones impredecibles ( recuerdo que yo misma le di a Zapatero un gesto de confianza, porque le veía "buena intención" en su afán de evitar el rescate final). Pero la realidad nos demostró que nuestras expectativas estaban por encima de sus posibilidades, de  las del psoe y de las mismas expectativas en sí, lógicamente. 

Así que en ese panorama es ya disparatadamente natural que pactos de esta calaña se sucedan. Sobre todo cuando condenar el jihadismo islámico es tan decisivo y sustancial para los españoles que no tenemos nada más urgente que reivindicar, ni problemas absolutamente perentorios que resolver, una vez descubierta la patraña amenazante de las agencias de rating, y sus valoraciones más propias del 'trenillo de la muerte' de aquellas ferias de los años 50 y 60. Cuando los griegos se han puesto la democracia por montera y han plantado cara a la aberración de los mercados, la Europa chulapona, recoge velas y se va haciendo a la idea de que la Troika ya empieza a ser prescindible, y aparece estratégicamente el terrorismo para descafeinar el valor y azuzar la recámara de los miedos. Cuando a la  vez  el hartazgo ciudadano sale a la calle teledirigido por un trust de empollones telemáticos y demuestra  que ya pasa página en el libro de la despolítica desgobernante y que es capaz de dar carpetazo definitivo aunque sea jugándoselo todo y lanzándose sin red desesperadamente, al abismo de lo que sea, con tal de perder de vista y de lista electoral ese contubernio vergonzante entre lo que no debería haber podido ser y ha terminado siendo un desfile ignominioso de inútiles y ávidos chorizos en black y rojigualdad, y lo que pudo haber sido y nunca se animó a ser del todo por miedo pusilánime, por desgana o por ambas cosas. Este pacto es un 'pasto', más bien. Para un parlamento bovino y ovino. Que ya no representa más que el fracaso y es incapaz de plantarse y salir del hemiciclo, de renunciar colectivamente a las actas de diputados y senadores y dejar solo al pp morir de avaricia y reventar de corrupción; ya que tiene mayoría absoluta en todo, también en el quorum de la mugre y la caspa, que lo afronte y sepa lo que vale un peine. Si nadie puede pararlo que asuma ante los españoles y el resto de Europa su única responsabilidad y que los españoles comprendan lo que ocurre cuando el miedo, la irresponsabilidad  y el cabreo sordo por castigar alternativamente a los malos gobernantes, son los únicos motivos que les llevan a o les alejan masivamente de las urnas. 

Estos vericuetos infumables desde la lógica normal deberían hacernos pensar en la necesidad de tomar responsablemente las riendas cívicas y de no parar en el empeño de constituir un modelo de Estado soberano de verdad, cívico y ético, donde estas tropelías sin pies ni cabeza dejen de ser el patrón modelo de una democracia pírrica de patanes y patanas. Que por desgracia parece ser la representación de un país de particularidades muy sensibles a las inanidades sin sustancia y completamente ajeno a lo fundamental. No estoy muy segura de que en el fondo "no nos representan".

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