Es muy posible que esa cantidad de dinero
tan exagerada para un trabajo de simple asesoría ,y más tratándose de
un intelectual de izquierda “pagado” por un país donde la pobreza no es
precisamente minoritaria, no sea de Monedero ni para Monedero, sino
simplemente una ayuda del régimen Chavista para apoyar en España los
valores de la izquierda más radical, que están muy devaluados y ya ni
siquiera los tienen en cuenta los propios interesado en ellos, como los
comunistas acomodados y descafeinados o los socialistas-sacarina
acoplados al mejunje o los anarquistas y libertarios integrados en el
sistema y con hipoteca o los de IU con tarjetas black y con pasta
invertida en las SICAVs por esos mundos especuladores en noir.
Es posible hasta que Monedero, de verdad, esté siendo un mártir por la
causa izquierdosa internacional más exigente y sufra en silencio un
calvario porque no quiere delatar el origen y la finalidad del pastón en
entredicho. Pobrecillo, la verdad es que esa hipótesis cada vez me
resulta más acertada. No me lo veo de chorizo, ni de mangui corrupto por
dinero. No le hace falta, tiene un buen trabajo y una dignidad
intelectual y profesional demostrada, pero le veo también como un niño
grande que se refugia en los ideales legendarios para no afrontar el
aburrimiento de lo cotidiano, muy iluso, crédulo si se le ofrece
confianza y con tendencia a fabular consigo mismo, a creer en los Reyes
Magos si éstos llevan una boina tipo Ché y una estrella roja pinchada en
ella y si además esos símbolos le ofrecen un camino hacia el heroísmo
jugando a subvencionar proyectos en la Madre Patria desmadrada y en las
garras del neocapitalismo más desvergonzado. Me cuadra mucho más con su
perfil algo así que la bastez amoral de un evasor sin escrúpulos, siendo
él detallista, delicado y sutil. Exquisito y escrupuloso al máximo con
todo lo que le rodea.
Me conmueve cuando abre los ojos desmesuradamente, encoge los hombros y
grita haciéndose el valiente como un chiquillo de cinco años atravesando
un pasillo largo en la oscuridad y gritando a voz en cuello para
quitarse el canguelo: “¡Montoro no te tengo miedooo, que lo sepas, Montoro!”, cuando realmente
está aterrado porque ignora dónde se ha metido y no sabe hasta donde puede caer en ese agujero ignoto y tenebroso de la culpa apócrifa, porque no está
familiarizado con el mundo del trinque y es una persona de bien incapaz
de matar una mosca y mucho menos de estafar a Hacienda como un vulgar
chorizo celtíbero.
Seguramente está pillado porque si declara su
inocencia y reconoce la subvención bolivariana, le van a crucificar aún
más, porque va a resultar que Inda y sus enredos cotillas tenían razón y
eso es lo último que un podemita de bien puede admitir sin hacerse el harakiri.
Osea, que el pobre Juanca se debe estar pensando qué será menos heavy,
elegir susto o muerte. Y parece que de momento ha elegido susto a ver si cuela.
Ser
comunista en un mundo desalmado y sin ideales, sólo con pagarés y
cuentas paradisiacas, es muy duro. Es como lo de los agentes secretos,
si te pillan con el marrón te lo comes y nadie te conoce y mucho menos
te reconoce como cómplice, simpatizante o conmilitón, aunque todos lo saben y lo han compartido desde el principio. Todos son
cómplices de lo mismo, pero sólo se ha descubierto a uno, él. El chivo expiatorio y explicatorio. El que
cargó con el mochuelo creyendo que era el que mejor podría maquillarlo de emolumento normalito, aunque un poco desmedido en cantidad.
Pobrecillo, insisto. Probablemente aunque hasta los que le apoyan lo
hacen más por Podemos que por él, este hombre sólo sea culpable y
víctima de su imaginación, de sus ilusiones salvadoras de patrias
desganadas y chungas, muy chungas, seguro que no se ha quedado con un sólo
céntimo ajeno y las está pasando canutas por su idealismo y sus escrúpulos de conciencia. Es injusto,
pero es lo que eligió: meterse en camisa de once varas y apechugar con
los resultados.
Ahora el marrón no es sólo para él, es para Podemos y eso es lo que más
le duele, que queriendo hacer un bien a su país y a su ideología le ha
salido un pan como unas tortas por jugar al 007 sin estar entrenado por un buen KGB como debería mandar diosh si hubiese sido de izquierdas, pero ya se sabe que ese diohs de los apaños siempre es de derechas, como la cara de cemento y el cinismo a tutiplén. Si el equipo Complutemos quiere ser creíble
y fiable va a tener que prescindir del padre fundador en la sombra, o sea de él, pero si quiere
ser fiel al maestro y no traicionarle como Judas, el invento va a sufrir un bache
quizás irreversible como partido político impoluto y virginal que ha basado su glamour en
ser incorrupto por los cuatro costados y en dar lecciones de moral
política a diestras y siniestras.
Lo mire por donde lo mire, Juan Carlos
Monedero la ha pifiado en grande con la mejor intención. Qué penita da este argumento más propio de Sófocles y de Antígona que del siglo XXI. Si obedece al tirano no podrá dar sepultura a Polinices y acabará oliendo a muerto por todas partes y si le da sepultura a Polinices cantando la Traviata y contando la verdadera historia será su propio fin como cabeza visible del invento y de ambos modos Complutemos no saldrá bien parado. Y todo por ser tan buen comunista
como incauto. Pobrecillo. De verdad. Debe ser algo kármico, porque en
esta vida, seguro, seguro, que él no ha hecho nada para merecer esto.
Es muy posible que esa cantidad de dinero tan exagerada para un trabajo de simple asesoría ,y más tratándose de un intelectual de izquierda “pagado” por un país donde la pobreza no es precisamente minoritaria, no sea de Monedero ni para Monedero, sino simplemente una ayuda del régimen Chavista para apoyar en España los valores de la izquierda más radical, que están muy devaluados y ya ni siquiera los tienen en cuenta los propios interesado en ellos, como los comunistas acomodados y descafeinados o los socialistas-sacarina acoplados al mejunje o los anarquistas y libertarios integrados en el sistema y con hipoteca o los de IU con tarjetas black y con pasta invertida en las SICAVs por esos mundos especuladores en noir.
Es posible hasta que Monedero, de verdad, esté siendo un mártir por la causa izquierdosa internacional más exigente y sufra en silencio un calvario porque no quiere delatar el origen y la finalidad del pastón en entredicho. Pobrecillo, la verdad es que esa hipótesis cada vez me resulta más acertada. No me lo veo de chorizo, ni de mangui corrupto por dinero. No le hace falta, tiene un buen trabajo y una dignidad intelectual y profesional demostrada, pero le veo también como un niño grande que se refugia en los ideales legendarios para no afrontar el aburrimiento de lo cotidiano, muy iluso, crédulo si se le ofrece confianza y con tendencia a fabular consigo mismo, a creer en los Reyes Magos si éstos llevan una boina tipo Ché y una estrella roja pinchada en ella y si además esos símbolos le ofrecen un camino hacia el heroísmo jugando a subvencionar proyectos en la Madre Patria desmadrada y en las garras del neocapitalismo más desvergonzado. Me cuadra mucho más con su perfil algo así que la bastez amoral de un evasor sin escrúpulos, siendo él detallista, delicado y sutil. Exquisito y escrupuloso al máximo con todo lo que le rodea.
Me conmueve cuando abre los ojos desmesuradamente, encoge los hombros y grita haciéndose el valiente como un chiquillo de cinco años atravesando un pasillo largo en la oscuridad y gritando a voz en cuello para quitarse el canguelo: “¡Montoro no te tengo miedooo, que lo sepas, Montoro!”, cuando realmente está aterrado porque ignora dónde se ha metido y no sabe hasta donde puede caer en ese agujero ignoto y tenebroso de la culpa apócrifa, porque no está familiarizado con el mundo del trinque y es una persona de bien incapaz de matar una mosca y mucho menos de estafar a Hacienda como un vulgar chorizo celtíbero.
Seguramente está pillado porque si declara su inocencia y reconoce la subvención bolivariana, le van a crucificar aún más, porque va a resultar que Inda y sus enredos cotillas tenían razón y eso es lo último que un podemita de bien puede admitir sin hacerse el harakiri. Osea, que el pobre Juanca se debe estar pensando qué será menos heavy, elegir susto o muerte. Y parece que de momento ha elegido susto a ver si cuela.
Ser comunista en un mundo desalmado y sin ideales, sólo con pagarés y cuentas paradisiacas, es muy duro. Es como lo de los agentes secretos, si te pillan con el marrón te lo comes y nadie te conoce y mucho menos te reconoce como cómplice, simpatizante o conmilitón, aunque todos lo saben y lo han compartido desde el principio. Todos son cómplices de lo mismo, pero sólo se ha descubierto a uno, él. El chivo expiatorio y explicatorio. El que cargó con el mochuelo creyendo que era el que mejor podría maquillarlo de emolumento normalito, aunque un poco desmedido en cantidad. Pobrecillo, insisto. Probablemente aunque hasta los que le apoyan lo hacen más por Podemos que por él, este hombre sólo sea culpable y víctima de su imaginación, de sus ilusiones salvadoras de patrias desganadas y chungas, muy chungas, seguro que no se ha quedado con un sólo céntimo ajeno y las está pasando canutas por su idealismo y sus escrúpulos de conciencia. Es injusto, pero es lo que eligió: meterse en camisa de once varas y apechugar con los resultados.
Ahora el marrón no es sólo para él, es para Podemos y eso es lo que más le duele, que queriendo hacer un bien a su país y a su ideología le ha salido un pan como unas tortas por jugar al 007 sin estar entrenado por un buen KGB como debería mandar diosh si hubiese sido de izquierdas, pero ya se sabe que ese diohs de los apaños siempre es de derechas, como la cara de cemento y el cinismo a tutiplén. Si el equipo Complutemos quiere ser creíble y fiable va a tener que prescindir del padre fundador en la sombra, o sea de él, pero si quiere ser fiel al maestro y no traicionarle como Judas, el invento va a sufrir un bache quizás irreversible como partido político impoluto y virginal que ha basado su glamour en ser incorrupto por los cuatro costados y en dar lecciones de moral política a diestras y siniestras.
Lo mire por donde lo mire, Juan Carlos Monedero la ha pifiado en grande con la mejor intención. Qué penita da este argumento más propio de Sófocles y de Antígona que del siglo XXI. Si obedece al tirano no podrá dar sepultura a Polinices y acabará oliendo a muerto por todas partes y si le da sepultura a Polinices cantando la Traviata y contando la verdadera historia será su propio fin como cabeza visible del invento y de ambos modos Complutemos no saldrá bien parado. Y todo por ser tan buen comunista como incauto. Pobrecillo. De verdad. Debe ser algo kármico, porque en esta vida, seguro, seguro, que él no ha hecho nada para merecer esto.