jueves, 18 de julio de 2013

¡Qué notición!

isita a Marruecos

El Rey, sobre su recuperación: ´Ahora sólo pienso en mí´

Don Juan Carlos afirma en Marruecos que la recuperación de su última intervención va a llevarla "a su ritmo"

18.07.2013 | 16:41

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Su malestad es sorprendente. Dice que ahora sólo él es el único motivo de su real preocupación...Qué sentido del humor tiene este hombre...o qué real morro exhibe sin pudor alguno. Como si toda su vida el único y principal objeto de su atención y mayestático ensimismamiento no hubiese sido  únicamente su propia imagen y persona, su propio interés y su propio patrimonio. Su ombligo dinástico. Claro que tal y como se ha ido extendiendo y untando el concepto de sí mismo, es normal que no dé abasto con la hija, el  yerno, el elefante y la pascua ortodoxa de su señora en estado de hibernación parejil y las vacaciones alahuitas en compañía del sobrino putativo con reminsicencias arábigo-berberiscas y cenas románticas bajo las estrellas magrebíes, rodeado de la flor y nata ministrable del pp. 
Esas extensiones kilométricas del your self tienen que ser agotadoras y debe ser dificilisimo determinar un estado de individuación entre ellas y él. Ellas, las extensiones, naturalmente, nada de las corinnas y demás adhesivos libidinosos. que ya estoy viendo las sonrisitas malpensadas  de alguno que otro. "Ellas" son las mil caras del mismo espejo poliédrico en que su malestad narcisamente se despepita intentando abarcarlas  a todas en un sólo repaso preocupativo. 

El sí mismo real es un mosaico bailón, lleno de teselas semovientes, donde todas las piezas al montoné se colocan en fila ordenadísima si suena de  fondo la alarma del descontento y del cabreo ciudadano, ya hasta el moño de tanto mosaico coronado y de tanta extensión del yo cada vez menos real, más hipotético y más surrealista, donde la preocupación por uno mismo puede llegar a convertirse en fantasma de DNI, en cuchilcheo de nóos, como plural mayestático, y de areté como alirón futbolero y jaleoso, en huella de notario anonadado o de mimistro de Hacienda babeante de estupor y torpeza conmutativa, escupiendo sandeces y ditirambos hamletianos, cual salivazos por aspersión, al más puro estilo Montoro, cuando pierde los nervios y hasta el oremus. 

La preocupación de su malestad por sí mismo es un grave problema que Ehpaña ya no sabe como resolver, si saliendo a la calle a proclamar su tercera y real república definitiva o cavando túneles de largo alcance hasta demoler los cimientos de la Zarzuela buscando las vetas subterráneas de la decencia, si abucheando a su interfecta malestad y extensiones familiares y cómplices en enjuague, si haciendo a su paso un eterno concierto interminable de pedorretas institucionales como si fuese la guerra de Gila o emigrando en masa por el continente como el pueblo hebreo huyendo del Faraón y buscando la tierra prometida por una democracia de birlibiloque. 

¿Qué pasaría si los españoles saliésemos como en el 39, Pirineos arriba, en peregrinación, hasta perdernos en fila india por los caminos de Europa y explicando a todos y en todas partes el porqué de nuestro nomadismo " de españoles en el mundo" a la fuerza, o pidiendo asilo político en Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Holanda, Chequia, Eslovenia, Rusia, Ucrania y Países Nórdicos? Tal vez si creásemos un agobio internacional de ese calibre, la UE decidiría meter mano a esta ignominia anómala y aberrante, que parapetada tras el pp y la Zarzuela y bendecida por el Constitucional y la mitad ( o más) del Poder Judicial, nos amarga e impide la existencia,entre las sombras de El Escorial y el Valle de los caídos por Dios, por la Patria y por la mala leche de un caudillo psicópata al que no hay forma de enterrar del todo mientras el pp le resucita al lado más sieniestro de la diestra.

Con este panorama derivado de una transición donde nada ha cambiado de verdad, no es extraño que su malestad opte por seguir la línea de su egregia entropía dinástica. Por inventarse un país a la medida de sus operaciones, arreglos de chasis y buena vidorra, que para unas cuantas décadas en que se puede chupar del bote, no se va a perder el tiempo en fruslerías y bagatelas de una conciencia que nunca ha existido. Mejor quedarse en el your self mayestático del propio ombligo borbónico. Por lo menos ahí, nunca cambia nada. Y eso mola un mazo, digo, un cetro.

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