Ayer fue un día de fuertes evidencias contrastantes. A las 19'00 comenzó una acción reivindicativa ante el pp valenciano, en el emblemático y viejo Carrer Tùria. Junto a la delicia del Botánico. La maravilla y la basura no se llevan tan mal como pudiera parecer. Primer contraste.
Segundo contraste: la afluencia de participantes en la acción era poca. Unos seiscientos, como mucho. Dada la situación de emergencia que vivimos, si una conciencia mayoritaria estuviese despierta, ayer Valencia entera se habría concentrado en ese lugar, pero no. La vida sigue igual; es como si Julio Iglesias, que es el "muso" paradigmático y la banda sonora del pp, lo hubiese dado por hecho desde hace mil años, cuando triunfó con su mantra patético, que todavía continúa usufructuando rentas de hoy con efecto retroactivo.
Tercer constraste: La policía era casi más numerosa que los peligrosísimos participantes. Varios modelos de helicóptero revoloteaban sobre el mínimo rincón del "atentado" y machacaban tímpanos con verdadero empeño, como si se tratase de desactivar a Bin Laden en sus mejores tiempos. Varios furgones de la Policía Nacional y un puñado de coches zeta de la local, y toda una frontera humana vestida de uniforme de combate formaban una trinchera inexpugnable ante las puertas del PP. Donde las inocuas gaviotas del título en portada eran sólo una caricatura desigual y siniestra de lo que hay escrito dentro y se defiende desde fuera como si fuese La Bastilla o el Palacio de Invierno de los zares. El ridículo multiplicado por sí mismo sin solución de continuidad se convierte en ridículo infinito. Absoluto. Demasiado arroz para tan poco pollo. Y demasiado chorizo para tan poco pan.
¿Cuánto presupuesto del dinero público se gastó ayer, para que un puñado de cínicos que viven de los impuestos y se los llevan en corrupciones "naturales" como la vida misma, se defendiesen pírricamente de los ciudadanos a los que dicen representar con toda la "legalidad" de las urnas emboscadas en la mentira más cutre de nuestra historia reciente?
Cuarto contraste: Los rostros de los polis eran un poema. Con sus miradas estaban en la causa defendiendo lo justo, con el ritmo de sus pies y de sus cuerpos, seguían instintivamente la música de la reivindicación; ellos también sufren los recortes, tienen hijos con escuelas recortadas y tupperware casero a tres euros; ellos también tienen familiares y allegados deficientes y dependientes que se han quedado sin asistencia, también seres queridos en paro bochornoso y sin subsidio, abuelos en vilo con las pensiones y los repagos de sanidad, amigos buenos, nobles y trabajadores estafados por la banca ppera y desahuciados de sus casas sin compasión. Les pagan para castigar a sus iguales porque reivindican el bien común, el de ellos también.
Quinto contraste. La rabia del primitivismo impidiendo mecánicamente que lo civilizado se abra camino para cambiar una realidad horrible y consuetudinaria, zafia y garrula, por una realidad acogedora y nueva. Justa y hermosa. Lo rancio por lo fresco. Lo "de siempre", por el hoy a estrenar.
Resultó repulsiva la invocación a la soga con nudo corredizo para ahorcar a Rajoy, saliendo de portadores abanderados de la "república". ¿De qué república? ¿De la cafre, de la animal infectada de rabia irracional con la que es imposible dialogar ni razonar porque el odio la envenena? No. Y no. No es ésa la república que desean los españoles de bien. Nada de "guerra,guerra y guerra, si esto no se arregla" Y tampoco "se va a acabar la paz social", porque aquí nunca ha existido esa "paz", sino una catalepsia impuesta primero por la fuerza y luego por la ceguera del falso "estado de bienestar" aceptado por los "revolucionarios" como el maná celestial, que dejó a todos infectados de la misma mentira y que todavía está en todo su apogeo.
Esto no es un establo donde gana y manda quien más coces pega y más daño hace con su habilidad depredadora. Quien marca más alto el listón de su territorio con la orina de su furia, su odio o su avaricia de prevaricación alevosa. Ni tampoco quien más grita y mejor insulta, enreda, manipula las leyes y calumnia o arruina a todos impunemente para sacar tajada personal y de partido. Precisamente eso es el mal que ha producido el fenómeno pp. El fingimiento redomado, la transustanciación de ese mismo tóxico en falsa política y falsa democracia. En hacer institución ese aberrante caldo de cultivo que desde la Baja Edad Media preside, sin transición alguna, la deriva de la sociedad española hacia el caciquismo endémico y el derecho de pernada del "señorito" sempiterno, que en cada época se expresa de un modo diferente, pero con la misma sustancia inicial y que hace que el revolucionario cuando alcanza el estatus que combatía, se convierta en el mismo tirano que mandó al cadalso o al exilio.
No se acaba con el caciquismo matando a los caciques, ni quemándolos en la barbacoa. Esa barbacoa es para quemar los chorizos de la práctica corrupta como modus vivendi. No es la patente para montar una carnicería a costa de ideas y necesidades perentorias convertidas en monstruosidad. Algo que sería el triunfo definitivo de lo que se pretende erradicar. No hay que matar a los que fabrican chorizos, hay que ayudarles a que descubran lo sano que es ser vegetarianos y no tener que asesinar animales para comer y estar estupendos, activos y guapísimos, ni cepillarse políticos inadecuados para tener una sociedad más justa, porque nunca puede ser justa la venganza ni la violencia, aunque haya todavía religiones y códigos morales ad hoc que las defiendan y las justifiquen.
La rabia no es un camino, sino un instinto natural que debemos aprender a manejar para convertirlo en herramienta positiva de trabajo y en fuerza motriz de ignición en el motor de nuestro coche existencial.
La indignación justa es un punto de partida no un estado permanente que paraliza nuestra evolución y la deja en el mismo plano de la acción-racción animal y mecánica sin más utilidad que desfogarse y desactivarse hasta la próxima ocasión de berrido y pataleo. Pánico, placer y poder, son las tres "pes" que nos impiden avanzar por el camino de las soluciones que son mucho más que soluciones: cambios de conciencia, de vida, de visión y de sociedad.
Sexto contraste: Un joven enmascarado de "anonymus" levantaba en alto una cartulina en la que se leía: "Peor es el PSOE, que da mucho más asco", y por detrás: "la política es toda igual"; la caligrafía era de tercero de básica. Irregular y como hecha mal a posta. Varios personajes masculinos con aire frailuno andaban fotografiando al esperpento con un fervor inexplicable. Una abuelita de los iai@sflauta se les acercó: "Anda, que los fachas estáis disfrutando con el cartelito..." y a continuación al "cartelista" abanderado: "Anda, anónymus, quítate la máscara que,además de asarte sudando que te va a dar algo, se te ve el plumero...¿por qué no te vas a rezar el rosario? a lo mejor te da más resultado que esto" El chico se levantó la máscara ; no tenía más de quince años y si los tenía es que era retrasado mental. Se quedó mirando a la abuelita e inocentemente dijo: "¿Pero cómo sabe usted que somos del club de la obra?". Los frailunos dejaron el fotoshock y desaparecieron entre un grupo de banderas republicanas, quizás para camuflarse de normalidad en medio de la torrada choricera.
Cualquier comentario añadido a propósito de este sexto contraste empobrecería el relato gráfico tal cual.
Sexto contraste: Un joven enmascarado de "anonymus" levantaba en alto una cartulina en la que se leía: "Peor es el PSOE, que da mucho más asco", y por detrás: "la política es toda igual"; la caligrafía era de tercero de básica. Irregular y como hecha mal a posta. Varios personajes masculinos con aire frailuno andaban fotografiando al esperpento con un fervor inexplicable. Una abuelita de los iai@sflauta se les acercó: "Anda, que los fachas estáis disfrutando con el cartelito..." y a continuación al "cartelista" abanderado: "Anda, anónymus, quítate la máscara que,además de asarte sudando que te va a dar algo, se te ve el plumero...¿por qué no te vas a rezar el rosario? a lo mejor te da más resultado que esto" El chico se levantó la máscara ; no tenía más de quince años y si los tenía es que era retrasado mental. Se quedó mirando a la abuelita e inocentemente dijo: "¿Pero cómo sabe usted que somos del club de la obra?". Los frailunos dejaron el fotoshock y desaparecieron entre un grupo de banderas republicanas, quizás para camuflarse de normalidad en medio de la torrada choricera.
Cualquier comentario añadido a propósito de este sexto contraste empobrecería el relato gráfico tal cual.
No nos merezcamos lo peor. No hagamos "méritos" para que la pereza mental nos arrugue el alma y nos deje la lucidez y la voluntad aplastadas y sin recursos. Porque entonces seguiremos eternamente a merced de lo que ahora nos oprime y si un día logramos vencerlo y desterrarlo, en este mismo estado, o sea por la fuerza, seremos nosotros los que repetiremos aquello que cuando estábamos bajo la bota de otros, nos hacía tanto daño.
A ver, ¿de qué sirvió la revolución rusa de Lennin y Stalin o la china de Mao? Después de cruentas y horrendas guerras civiles, el zar y los mandarines se han reproducido como por esporas y ahora son empresarios y políticos sin escrúpulos y sin rastro de humanidad, que para colmo del retruécano, se están convirtiendo en "modelos ideales" para el mundo occidental. Como si la humanización de Marx jamás les hubiese rozado ni por casualidad.
¿De qué sirvió el trabajo y el amor de tantos cristianos coherentes y buenos durante cuatro siglos, si luego Constantino reformateó su imperio a costa de la baja disposición ética y espiritual de la cultología clerical que perdió el alma para adaptarse al poder y ser la mejor forma de mantener el imperio por siglos y siglos, usando la falsa espiritualidad como medio de transporte y pasadora de fronteras? Al imperio le salía carísimo mantener sus territorios, pero si se unificaba la lengua por medio del latín y la obediencia de las conductas por medio de una religión, ya se podían ahorrar los presupuestos en legiones y batallas. Hizo Carlo Magno mucho más por el fantasma del imperio romano "muerto", con sus escuelas palatinas y su devoción al Vaticano, que con su ejército fabuloso. Por eso se convirtió en "sacro imperio romano-germánico", donde la "fe" y la espada eran inseparables. Como ahora lo son la misma "fe" y el dinero, que es el arma más poderosa de este mundo sin pies, sin cabeza. Ni corazón.
Tenemos que despertar de una pesadilla de milenios si queremos que se produzca la bifurcación del sistema moribundo, desde el resto sano que queda. Refundarnos como especie en un plano más evolucionado y armónico. Las herramientas del cambio son espirituales. No religiosas. Ni psicodélicas. Ni rituales. Ni "científicas" mecánicas. Las trajeron los grandes espíritus encarnados, la quintaesencia de lo humano, que es lo que se ha dado en llamar "divino". Y cuyas orientaciones han tergiversado tanto los lamas como el clero católico y pseudocristiano. Y el cacao mental de los judíos, cuya visión esperpéntica de Dios y las conductas de sus "elegidos" se han mezclado con intuiciones y experiencias verdaderas y sanas a lo largo del tiempo que se está acelerando y saliendo de lo conocido hacia estados muy distintos, en los que la espiritualidad de la existencia será la clave para poder afrontarla.
Tenemos que descubrir personalmente y ponerlo en común, el modo de que los grandes hallazgos evolutivos de la conciencia no degeneren a causa de la pérdida de ésta y que nuestro libre albedrío no sea una herramienta rutinaria e irreflexiva a las órdenes de nuestro ego, sino de nuestra mente superior unida a nuestra alma, cuyo producto es la consciencia de sí y del otro. Individual y social.
Es un trabajo intenso en atención y centrado en el ser; es nuestra última asignatura pendiente evolutiva; tendremos que aprobarla como sea si queremos seguir como habitantes de este planeta precioso y único en este sistema solar. Si de verdad queremos un futuro para nuestros hijos, mejor que este presente. Lo mínimo está en lo inmenso y viceversa. Lo que hacemos individualmente modifica lo universal; por eso, la violencia, el insulto, la rabia sin límite, la zafiedad, la venganza y la torpeza, nos igualan a lo que odiamos, nos hacen formar parte de lo que así no hay manera de cambiar.
Lo que recibes es el producto de lo que das, si das pensamientos negros, odio, rencor, agresión, no esperes soluciones a los problemas que gestionas internamente con tan poca habilidad como lucidez.
Nos toca construir un mundo paralelo, e inalcanzable para los que se niegan a evolucionar hasta que cambien y lo alcancen también. Una civilización con overbooking no cabe por la puertecita de dos metros cuadrados que comunica el infinito con lo limitado. Esa civilización quiere llevarse con ella toneladas de trastos inservibles y si fuese posible -que no lo es- hacer con ello un supermercado la mar de cuco y rentable para la jet set . Pero "no pasarán", ni cuántica y ni cualitativamente -que viene a ser lo mismo-, hasta que dejen el atrezzo a un lado y sigan con lo imprescindible para ser humanos de verdad, sanos, solidarios, naturales y felices. Los camellos siguen sin poder pasar por los ojos de las agujas. Karl Marx lo comprendió divinamente e hizo lo que pudo. Pero ya vemos lo que sucede cuando el alumnado no da la talla del maestro...
Hay una película estupenda de Frank Capra, que se titula "Horizontes Perdidos"; es una metáfora perfecta para entender este momento que atravesamos. Estaría muy bien que en asambleas y reuniones a la fresca del verano, en la plaza del barrio o en el recinto público del 15M, se viese y se comentase con interés.
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