Esto es lo que pasa cuando se "gobierna" desde el plasma

 

 

En un momento de luto y nerviosismo, el Gobierno se ha vuelto a equivocar. La Moncloa ha cometido un grave error en el comunicado de condolencias remitido por Mariano Rajoy. 

El presidente ha mezclado el reciente terremoto en Gansu (China) con el trágico descarrilamiento de tren de Santiago al unir los mensajes dedicados a las víctimas de cada uno de estos terribles accidentes. Aseguraba encontrarse “consternado por la noticia del descarrilamiento de un tren Alvia en las cercanías de Santiago de Compostela" y expresaba sus "más sentidas condolencias a las familias de las personas que han perdido su vida".

Tras los párrafos de pésame por lo ocurrido en el accidente ferroviario, el comunicado se refería al terremoto ocurrido en la ciudad china de Gansu: “Quiero transmitirle mi más sentido pésame por la pérdida de vidas humanas y cuantiosos daños materiales que ha traído el terremoto que ha tenido lugar esta madrugada en Gansu. Deseo, en particular, transmitir mis sinceras condolencias a los familiares de los fallecidos”.

Aquí tenemos una muestra de los más exquisitos sentimientos de condolencia pepera: recorta y pega, que hay que ahorrar en nimiedades y en logística. ¿Por qué no hacer un modelo standard de esquela luctuosa para todas las ocasiones, como hacen lo malos poetas para participar en todos los concursos con el mismo poema, poniendo Sevilla donde en la anterior ocasión pusieron Melilla o Boadilla? Ains, qué ganao...

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Nada es casual y todo es "causal". Causa y efecto son inseparables. ¿Qué habrá sido primero el patinador o el patinaje? ¿El guante o el guantazo?¿El cerebro bloqueado o el bloqueo del cerebro? ¿Un registrador de la propiedad que se sube al carro del poder... cagarla a fondo o el poder... cagarla a fondo que se apodera de un registrador de la propiedad? ¿Habrá sido primero la gallina Caponata sentada en el despacho de la Moncloa o el huevo espachurrado de esa gallina en la sesera del titular vegetativo en el despacho de la Moncloa? 

Es un dilema digno de Parménides, el filosófo que estaba seguro de que nada se movía jamás de su sitio y de que el movimiento era un espejismo de la apariencia y de que Aquiles, el Pelida, por más que le llamasen " ô' podás oküs", el de los pies ligeros, nunca habría podido superar a una lentísima tortuga ni a un perezoso caracol puestos en camino delante de él sin inmutarse lo más mínimo por su parsimonia ni por las prisas histéricas y malhumoradas del mítico y cascarrabias corredor. 

Rajoy también es un fenómeno paranormal entre el empirismo bufo y el rebufo del sofisma . Quizás una inspiración para película de Cantinflas o para el Séneca de Pedro Ruiz, chi lo sa! Pero sobre todo, Rajoy es una metáfora sin referente alegórico alguno. O sea, una "áfora" que no tiene donde "metarse". Como áfora, su significado es carencial, no tiene foro por donde salir, ni aforo al que dirigirse si su partido no se lo permite. Un globo sin aire ni gas desinflado como un preservativo cerebral que evita cualquier posible contagio de inteligencia ni de fecundidad gestora. El suspiro de un cangrejo melancólico con acento gallego perdido en la romería de San Benitiño. 

 En cuanto al verbo "metarse" es una forma reflexiva patizamba e irregular del todo, tanto que me la acabo de inventar para la ocasión y su lustre antológico, porque al tratar asuntos rajoyanos el lenguaje normal hace aguas, o las rompe en una especie de parto de la burra infinito. El habla y la lengua saussurianas se agotan exahustas y se disuelven en salfumán, lo mismo que la gramática generativa de Chomsky se las ve y se las desea ante su incapacidad para definir y perfilar esa manifestación del bellotismo obtuso y torreznil, con sabor a unto para el caldo aguachirri y a grelos sin lacón que llevarse al plato vacío de neuronas pensantes y entendientes. 

Definir a Rajoy y a sus protocolos solidarios de prensa  precisa un arte cuyas reglas y registros de momento no existen aún en nuestro espectro mediático. Su sentido universal del descoloque le puede llevar de Santiago a China en un plisplás y dejarle completamente indiferente a los saltos geográficos y a la coreografía de los pésames. Si total, todos lo chinos son iguales y todos los gallegos parecen el mismo, qué carallo! Si lo sabrá él...

Tener como presidente del país a esta pesadilla propia de Gómez de la Serna o de un cólico de André Breton, es un despilfarro del absurdo que los españoles ya no podemos permitirnos por más tiempo, sin perder para siempre la dignidad y el equilibrio racional-emotivo. 

 Por grave risgo para la salud social Rajoy debe regresar cuanto antes a su registro pertinente, ya sea en Santa Pola o entre los percebes de la ría de Cambados. A elegir.