viernes, 5 de julio de 2013

No se puede amar sin autonomía ni ser feliz sin poder amar



Contrariamente a lo que tu cultura y tu religión te han enseñado, nada, absolutamente nada puede hacerte feliz. En el momento en que consigas ver esto, dejarás de ir de una ocupación a otra, de un amigo a otro, de un lugar a otro, de un guru a otro...Ninguna de estas cosas puede proporcionarte ni un solo minuto de felicidad. Todo lo más, un estremecimiento pasajero, un placer que al principio crece en intensidad que se convierte automáticamente en dolor cuando lo pierdes y en hastío si se prolonga indefinidamente.

Piensa en las innumerables personas y cosas que tanto te han entusiasmado en otro tiempo ¿Qué pasó? En cada caso acabaron por producir dolor o aburrimiento ¿no es verdad? Mientras no veas esta realidad no tendrás posibilidad alguna de disfrutar el reino de la alegría. La inmensa mayoría de seres humanos no está preparada para verlo hasta que repetidas veces no se ha pasado por esos estados de desilusión y de tristeza. Y aún así, sólo uno entre un millón está dispuesto a verlo y comprenderlo. La inmensa mayoría se limita a seguir llamando patéticamente a la puerta de otras criaturas, mendigando sin recato, implorando afecto y aceptación, aprobación, consejos, poder, honor, éxito...Y es que se niegan obstinadamente a entender que la felicidad no está en esas cosas. 

Tony De Mello

Por eso, la felicidad, que es un don gratuito, espontáneo y sin razones que la organicen, no puede entrar en el corazón ni en la vida de quien está distraído buscando donde no hay nada y satisfecho momentáneamente con lo que en poco tiempo dejará de interesarle, le desilusionará o le hará sufrir.  

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