SE DESESTIMA LA DEMANDA CONTRA EL ARTISTA DE "ALWAYS FRANCO"
La demanda presentada por la Fundación Francisco Franco por "intromisión ilegítima en el honor" contra el artista Eugenio Merino por la obra Always Franco, que se exhibió en la feria Arco de 2012, ha sido desestimada por un Juzgado de primera instancia de Madrid.
La jueza Rocío Nieto señala en la sentencia, contra la que cabe recurso, que, aunque la obra "pueda disgustar a unos o gustar a otros" y aunque la parte demandante la considere "desafortunada", no puede estimarse que "se dañe la reputación u honor de la fundación".
En respuesta a esta decisión, la Fundación Francisco Franco ha anunciado, a través de su vicepresidente, Jaime Alonso, que recurrirá la sentencia y la llevará hasta el Tribunal Supremo "para saber si las más altas instituciones del Estado también están en esta tesitura laxa y tolerante, hasta extremos inconcebibles".
Para Alonso, "estos señores (en relación a Merino) donde tenían que estar es en un psicólogo o en psiquiatra para saber qué enfermedad mental tienen".
En la sentencia, la jueza considera que Always Franco es "una creación artística que no pretende mostrar unos hechos reales, sino recrear desde la ficción una imagen lejana en el tiempo y situarla en una época muy distinta".
Además, la finalidad de la obra, según Nieto, "no es la de dañar la reputación o memoria del personaje histórico, sino hacer obra crítica y que lleve a la reflexión, mostrando al personaje como el icono que es dentro de nuestra sociedad".
Always Franco es, para la jueza, una "obra artística que causa sorpresa, por lo insólito de la ubicación del personaje histórico" y no niega que hay podido herir "algún tipo de sensibilidad", pero "no puede concluirse que la obra menoscabe el honor y la dignidad de la Fundación demandante, pues no excede los usos sociales propios de nuestra cultura actual".
En una máquina de refrescos
La obra, que fue expuesta brevemente en la Feria de Arte Contemporáneo ARCO el año pasado, muestra la figura de Francisco Franco vestido de gala dentro de una máquina de refrescos de una conocida marca.
La demanda fue presentada al considerar que se mostraba a dicho personaje "en estado indigno, rayando lo grotesco y ofensivo" lo que suponía, según el demandante, "un evidente atentado al honor" de la Fundación, que pretende "que se respete la obra y memoria de Franco".
Sin embargo, Merino alegó que su obra es "una creación artística que no pretende menoscabar ni dañar la imagen de dicho personaje", además de considerar que la Fundación "carece de legitimación para defender el honor" de Franco.
Tras conocer la sentencia, Merino ha señalado a que "no esperaba perder este juicio" y considera que "quizás lo más grave" sea que haya tenido que defenderse "de una fundación fascista".
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La jueza Rocío Nieto señala en la sentencia, contra la que cabe recurso, que, aunque la obra "pueda disgustar a unos o gustar a otros" y aunque la parte demandante la considere "desafortunada", no puede estimarse que "se dañe la reputación u honor de la fundación".
En respuesta a esta decisión, la Fundación Francisco Franco ha anunciado, a través de su vicepresidente, Jaime Alonso, que recurrirá la sentencia y la llevará hasta el Tribunal Supremo "para saber si las más altas instituciones del Estado también están en esta tesitura laxa y tolerante, hasta extremos inconcebibles".
Para Alonso, "estos señores (en relación a Merino) donde tenían que estar es en un psicólogo o en psiquiatra para saber qué enfermedad mental tienen".
En la sentencia, la jueza considera que Always Franco es "una creación artística que no pretende mostrar unos hechos reales, sino recrear desde la ficción una imagen lejana en el tiempo y situarla en una época muy distinta".
Además, la finalidad de la obra, según Nieto, "no es la de dañar la reputación o memoria del personaje histórico, sino hacer obra crítica y que lleve a la reflexión, mostrando al personaje como el icono que es dentro de nuestra sociedad".
Always Franco es, para la jueza, una "obra artística que causa sorpresa, por lo insólito de la ubicación del personaje histórico" y no niega que hay podido herir "algún tipo de sensibilidad", pero "no puede concluirse que la obra menoscabe el honor y la dignidad de la Fundación demandante, pues no excede los usos sociales propios de nuestra cultura actual".
En una máquina de refrescos
La obra, que fue expuesta brevemente en la Feria de Arte Contemporáneo ARCO el año pasado, muestra la figura de Francisco Franco vestido de gala dentro de una máquina de refrescos de una conocida marca.
La demanda fue presentada al considerar que se mostraba a dicho personaje "en estado indigno, rayando lo grotesco y ofensivo" lo que suponía, según el demandante, "un evidente atentado al honor" de la Fundación, que pretende "que se respete la obra y memoria de Franco".
Sin embargo, Merino alegó que su obra es "una creación artística que no pretende menoscabar ni dañar la imagen de dicho personaje", además de considerar que la Fundación "carece de legitimación para defender el honor" de Franco.
Tras conocer la sentencia, Merino ha señalado a que "no esperaba perder este juicio" y considera que "quizás lo más grave" sea que haya tenido que defenderse "de una fundación fascista".
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Queridos y alucinados compatriotas, ¿puede alguien imaginarse en Alemania una "Fundación Adolf Hitler" o en Italia otra similar "Fundazione Benito Mussolini" o en Argentina o Chile un par de aberraciones semejantes bajo la advocación de Videla o de Pinochet? Bueno, pues en Ehpaña no hace falta imaginarla: existe. Como la vida misma. Porque sí, hale. Porque somos así de chulos, caciques, borregos y gilipollas, en el mismo pack. Ehpaña es asín. Y al que no le guste que se exilie y se vaya del pueblo. Como en el chiste de Gila.
Y no sólo no le da vergüenza ni se abochorna por su incongruente existencia, sino que además, la dichosa fundación, se ofende y denuncia a un artista plástico que no ha hecho nada ofensivo, ni delictivo, ni ilegal: no se ha sublevado contra el Estado para apoderarse de él, ni vivir de él en un palacio durante cuarenta años, a costa de los españoles, no ha dado un braguetazo golpista, no ha provocado una guerra fratricida con un millón de muertos a las espaldas y millones de marginados, mutilados, encarcelados por decenios, ajusticiados por tener ideas distintas al rebaño obediente y acojonado, perseguidos, arruinados y tarados por el sistema, apuntados en la agenda de "su excelencia", desafiando al gobierno democrático de su país, montando la carnicería incivil más terrible de nuestra historia patria y prolongándola a posta para que no quedase un sólo brote verde de república democrática, ni recuerdo ni rastro; tampoco ha ido liquidando enemigos y posibles rivales haciendo que "parezca un accidente" o "una tragedia inevitable"como un fusilamiento por emperre más que interesado en no canjear prisioneros (los ectoplasmas de Mola, Sanjurjo, Ramón Franco (su hermano) y de José Antonio Primo de Rivera, podrían darnos más de una pista ultraterrena si tuviésemos antenas ad hoc para conectar con ellos en el más allá. Ya que en el más acá ya se encargó de hacer desaparecer las huellas de su actividad zapadora de la decencia, de la justicia, de la ley, de la historia y de la más elemental humanidad. Y todo ello bajo el palio plateado de la casta clerical y sus adeptos penitentes, pero sobre todo, dispensadores de penitencias, flagelos y cadenas perpetuas a diestro y siniestro. Todo esto es "natural" en nuestra aberrante sociedad experta en transiciones y reconocimiento de la realidad histórica, que considera la realidad de los hechos como un insulto o como una conspiración. Absoluto pp fashion. Absoluto franquismo en la nevera. Como la obra de ese artista denunciado por "la fundación Francisco Franco" ha expuesto en Arco y puesto en evidencia. Nada más.
Este artista sólo es "culpable" de ejercer la noble función de levantar acta notarial gráfica de la realidad que vivimos. Simplemente ha estudiado historia en los libros serios de investigadores y en los relatos vivos de la memoria histórica, que yo también recuerdo haber escuchado en mi familia de derechas y nada sospechosa de disidencia. Barbaridades terribles, a las que mi abuelo materno -guardia civil "de derechas", condecorado por su valía y no por sus modos cavernícolas- intentaba, como podía, poner soluciones lo más humanitarias posibles, tales como liberar prisioneros, avalar la inocencia de los reos y hasta fingiendo que se escapaban los presos a los que había previamente quitado las esposas de muñecas y tobillos hinchados y sangrantes, porque sabía de buena tinta que eran inocentes y que los iban a fusilar para quitarles unas tierras lindantes con las de algún falangista o de cualquier vivales usurpador pero devotísimo del régimen.
Relatos de un "héroe de guerra" con medallas y todo y porque como él mismo decía "es una burrada matar por ideas o matar friamente por lo que sea, por muy justo que parezca. La pena de muerte es un crimen también y un cristiano no puede admitirla nunca". Mi abuelo, héroe porque salvaba vidas sin preguntar por el carnet de partido o sindicato. Por hacer posible el entendimiento y la noviolencia con sus mediaciones. Historias que contaban sus compañeros ya jubilados y que el abuelo prefería no contar por su modestia natural y sabia. Y sobre todo porque sus agradecidos "salvados", venían de vez en cuando a fumarse un cigarro con él y a recordar las aventuras que vivieron juntos y que yo escuchaba pasmada y aturdida porque me era imposible imaginar un tiempo tan horrendo y que aquellos seres hubiesen conseguido sobrevivir al infierno que describían, tanto "rojos" como "nacionales".
La sociedad española en su conjunto tiene conductas tontas, superficiales, horteras mentales y obscenas. Y no porque individualmente se carezca de talentos, que no es el caso, sino por la costumbre común de castrar la inteligencia global con el tópico y el cenizo, con la "listeza" del mastuerzo conductual, cuyos estudios se limitan a memorizar, acaparar datos y aprender el modo más brillante de poner zancadillas a los "rivales" y evitarlas con inrrigas y chanchullos, de aprovecharse de todo lo que se le pone por delante sólo para medrar y mandar. Para destacar sobre los demás y tenerles bajo la bota de su glamour, de su dinero y de su influencia mafiosa. Por miedo. Miedo a que le hagan lo que él quiere hacer a los demás.
Sólo comprendiendo estas bajuras abisales de la indecencia contraética inoculada en vena desde la infancia se alcanza a descubrir en qué nivel de miseria y de pusilanimidad amoral estamos hundidos desde la noche de los tiempos medievales del feudalismo nunca superado. Y porqué funcionamos tan rematadamente mal gobierne quien gobierne. No se equivocan los que se quejan de que "todos son iguales", sólo se quedan cortos y desajustados en la apreciación: "no todos somos iguales, pero casi todos nos comportamos igual". Conocemos la teoría de la decencia porque no es una ciencia oculta sino el imperativo lógico del bien común imprescindible para no vivir en las cavernas con la ley de la jungla y sin embargo en la práctica, la decencia, la ética y su lógica para sobrevivir dignamente como seres humanos de verdad, no existe en España. Cualquier protestón contra el gobierno que sea, lleno de razones, si mañana gobernase haría lo mismo e incluso cosas peores, sin tener el más mínimo sentido lógico ni la más remota referencia ética comparativa ni autocrítica.
Por todo eso se explica que a estas alturas no sólo se haya ninguneado la sanación de la memoria histórica ni valorado su contenido ético indispensable para estructurar la salud psicoemocional de los españoles, sino que además exista una "Fundación Francisco Franco" incapaz de entender la historia y los resultados que produce una dictadura en los demás, o sea en los que no pertenecen al área fundacional del evento. Aún siguen pensando en la seguridad que les daba aquel régimen fantástico para hacer de su capa un sayo, sin que nadie les pusiese el menor obstáculo. Ni siquiera la justicia, que por supuesto, era y aún se pretende que siga siendo, "patrimonio nacional" a la vista de los tribunales y sus presidentes dedocratófilos; entendiendo el término nacional con la perversa acepción del bando franquista. Como si la nación fuese su cortijo, su pazo o su finca de ganadería brava frente al "rojo" residual y apátrida, que ve en cada ser humano, sea como sea, un igual y en la nación un conjunto de intereses económicos al servicio del lucro de unos cuantos a base del perjuicio y damnificación inevitable de casi todos los demás. Ya lo dice Alberto R. Gallardón: "gobernar es repartir dolor". Lo tienen clarísimo después de un largo e interminable master de 76 años, donde todo lo atado y bien atado sigue haciendo estragos no sólo en los Tres Poderes básicos del Estado, sino sobre todo, en el inconsciente colectivo de los españoles, donde el artista Merino, ha situado el fiambre original, como el pecado.
Si la "Fundación Francisco Franco" no fuese lo que es: corta de entendederas hasta lo indecible, como demuestran los hechos, no sólo no habría protestado ni denunciado al autor, sino que le habría hecho un homenaje por el significado real de la obra en cuestión. Pero qué le vamos a hacer. Bienvenido Mister Marshall sigue en activo y a todo trapo. Lo dicho, lo nuehtro eh, er paripé. No tanto por enmascarar la verdad, sino porque no hay nada más que rascar. Patético.
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