"Garzón está arrastrando a IU al precipicio y él es consciente de ello"
Guarido obtuvo en
Zamora casi el 30% de los votos en 2015 para IU y es muy crítico con su
coordinador general: vaticina la "disolución completa" de la formación
El alcalde zamorano critica la confluencia con Podemos, un partido que "raya el folclorismo" y asegura que la confluencia "sólo se comprende en los despachos"
"En la calle cada vez se dice menos Izquierda Unida. Tampoco se dice Unidas Podemos; se dice Podemos", sostiene el regidor, que no concreta su futuro
Luis V. Huerga
El alcalde zamorano critica la confluencia con Podemos, un partido que "raya el folclorismo" y asegura que la confluencia "sólo se comprende en los despachos"
"En la calle cada vez se dice menos Izquierda Unida. Tampoco se dice Unidas Podemos; se dice Podemos", sostiene el regidor, que no concreta su futuro
Francisco Guarido (Zamora, 1958) es
el único alcalde de Izquierda Unida en una capital de provincia. Logró
uno de los mejores resultados en la historia de esta formación política,
con el 30 por ciento de los votos en las elecciones municipales de 2015
para arrebatar, con el apoyo del PSOE, la alcaldía de Zamora al Partido
Popular. Guarido habla claro, siempre lo ha hecho, se mantiene muy
crítico con la postura de la dirección nacional de mantener una alianza
con Podemos que califica de “error”. Un planteamiento que, teme, va a
llevar a IU a “disolverse como un azucarillo”.
Usted
dio la sorpresa en las elecciones municipales de 2015 cuando logró para
Izquierda Unida la única Alcaldía de capital de provincia de España.
¿Qué balance hace de esos cuatro años?
Ya partía de cierta experiencia, después de 16 años en la
oposición. Tampoco fue un salto repentino. Desde 1999, mientras
Izquierda Unida iba perdiendo apoyos a nivel nacional, en el
Ayuntamiento siempre creció. Llegamos a 2011 con cuatro concejales. En
2015, con la aparición de Podemos, que preocupaba, era el partido que
iba a hacer competencia de manera legítima y honesta, de cuatro
concejales pasamos a ocho. Un salto significativo con casi el 30% de los
votos. En estos cuatro años lo que hemos hecho ha sido ratificar la
imagen que teníamos en la oposición. Una imagen moderada, tranquila, de
personas que explican lo que hacen y que se dedican a la política de
manera altruista y con honradez.
¿Cuál considera que ha sido la clave del éxito en el crecimiento de Izquierda Unida en Zamora?
Hemos
normalizado y regularizado la situación de un partido que iba a
irrumpir y a caer mal en el gobierno, pero creo que hemos hecho una
política con tranquilidad para que la sociedad asuma cambios que en otra
época parecían imposibles. Con tranquilidad y sin exabruptos. Partíamos
en 2015 de una situación que favorecía. Partíamos de 16 años en la
oposición, con un PSOE caótico que cada vez que entraba en el
Ayuntamiento el grupo se rompía y eso favorece a un partido con cierta
estabilidad dentro. Teníamos una candidatura del PP que no acababa de
cuajar en la sociedad. Teníamos todo a nuestro favor. Creo que hoy día,
después de cuatro años, cuando se repitan las elecciones, el resultado
de Izquierda Unida va a ser bueno.
¿Se conformaría con lograr el mismo resultado en mayo o cree que Izquierda Unida puede aspirar a más?
Izquierda
Unida puede aspirar a algo más. Lideramos el bloque de la izquierda en
Zamora y los resultados van a ser mejores, al menos a eso aspiramos.
Hemos hecho una buena labor, en la calle se nos aprecia y la gente está
dispuesta a apoyarnos cuatro años más para acabar muchas cosas que
todavía tenemos pendientes.
Todavía
no se ha pronunciado sobre si usted será la persona que lidere ese
proyecto municipal de Izquierda Unida para el próximo mandato. ¿Va a ser
Francisco Guarido, de nuevo, el candidato a la Alcaldía para renovar
mandato?
Estamos debatiéndolo los ocho
concejales. Como Asamblea de Izquierda Unida en Zamora, pase lo que pase
y se presente quien se presente, vamos a ir solos a las elecciones con
las siglas de Izquierda Unida. Intentaremos amparar, como siempre lo
hemos hecho, a gente que no sea del partido, independientes pero
relevantes de la izquierda. La asamblea decide que vamos solos y ahora
tenemos debate interno sobre por quién apostamos. Llevo 20 años en este
Ayuntamiento y ya está bien. Los estatutos dicen que lo máximo son ocho
años y si se optara a más mandatos, tiene que haber mayorías muy
contundentes. Como no me apoye toda la asamblea, no puedo repetir, cosas
que me parece normal.
¿Se ve capacitado, entonces, si recibe ese apoyo contundente de sus compañeros?
A
veces yo preferiría irme porque 20 años me parece demasiado. Sin
embargo, aún no hemos tomado la decisión que va a ser en bloque. Yo no
puedo abandonar a nadie y los demás no me van a abandonar a mí. A lo
largo del mes de marzo decidiremos los ocho qué hacer. No somos personas
individuales, somos un bloque colectivo.
Alude usted varias veces a esos 20 años en la vida municipal. ¿Se plantea no seguir por una cuestión de cansancio?
Estos
20 años cansan, en cualquier trabajo, pero en la política desgasta
mucho. Aunque también es verdad que desgasta más en la oposición que en
el gobierno. En la oposición, labrarse una imagen como partido y hacerse
su propio espacio, cuesta mucho, con un aumento de los votos sin
arrastre nacional, que nunca lo hemos tenido. Sólo con el arrastre de
los compañeros de aquí.
¿Valoraría
usted dar un paso al lado para, de alguna forma, cumplir con sus
propios estatutos que señalan los ocho años en un cargo, y dar ejemplo?
No
me preocupan tanto los estatutos porque a veces crean unos corsés
insufribles. En una agrupación de pueblo de 200 habitantes con cinco
militantes, ¿no pueden seguir si han hecho ocho años? Eso no puede ser.
Tienes que dar una salida a las agrupaciones de los pueblos. Por eso no
me preocupan los estatutos. Lo que me preocupa es que podamos rendir los
próximos cuatro años como hemos rendido estos últimos cuatro años. Si
colectivamente decidimos los ocho concejales que podemos sacar tanto
trabajo, quizá merezca la pena.
Frente
a la tendencia nacional y los intentos que se han hecho en Castilla y
León por consolidar la confluencia entre Izquierda Unida y Podemos,
usted ha salido siempre en contra de esa decisión. ¿Se siente solo en la
defensa de las siglas de Izquierda Unida como una formación política
propia?
Solo no me veo, porque aquí es la
asamblea entera, empezando por el coordinador provincial, Miguel Ángel
Viñas. No me veo solo, aunque seamos solo nosotros dentro de Castilla y
León, pero ahora se nos ve con más respeto. En Castilla y León, el
coordinador autonómico José Sarrión, lo que está haciendo ahora es
admitir en cierta manera que se equivocó. Ahora parece que en la
Comunidad, al cien por cien, Izquierda Unida va a ir en solitario. Quizá
Sarrión esté ahora admitiendo el fracaso de todo lo que ha defendido
insistentemente junto con Alberto Garzón.
Habla usted de que es un error plantear la confluencia con Podemos, pero ¿el error es la confluencia o el error es Podemos?
El
error lo veo en la confluencia con Podemos. Hay una visibilidad
inexistente, una imagen en la calle que cada vez se ve menos. No se dice
Unidas Podemos. Se dice Podemos. Es una desaparición completa y total.
La posición de Alberto Garzón, que intenta mantener pero creo que no lo
logra, termina desvirtuando nuestra organización. Yo creo que la
confluencia con Podemos ha desanimado mucho a las asambleas de base.
Garzón nos está arrastrando hacia el precipicio y él es consciente de
ello. El precipicio es la disolución completa de Izquierda Unida para
que todos seamos Podemos. Eso no es lo que quiere la gente en la calle,
ni los que nos han votado alguna vez ni los militantes.
¿Cree
que Podemos ha pecado de afán de protagonismo, a pesar de su corta
experiencia de vida, especialmente en relación con la trayectoria
política de Izquierda Unida?
Demasiado
protagonismo, sí. El estilo de hacer política de Izquierda Unida y de
Podemos ha sido completamente distinta siempre. La actitud de Podemos,
la que adopta públicamente, está basada en la anécdota, en el
simbolismo, en la crispación. Lo que ha hecho históricamente Izquierda
Unida es una propuesta más didáctica, más contundente, más de razonar,
de dialéctica, de leyes. A nosotros se nos ve como un partido serio y a
Podemos como un partido que raya el folclorismo.
¿Podemos ha pecado también en la gestión de sus propias expectativas?
Ahora
mismo, los que iba a asaltar el cielo están en el 14 o 15% de los
votos, que era el resultado que teníamos nosotros antes de que surgiera
Podemos. Todo ese camino andado para volver al mismo porcentaje de
Izquierda Unida de hace seis o siete años. Se han quedado por el medio
las ilusiones frustradas y un 15M con muchas expectativas, pero todo eso
Podemos lo ha frustrado. Políticamente, Izquierda Unida hubiera hecho
una mejor gestión de la crisis de las expectativas. Lo hubiéramos
resuelto de manera más sincera y coordinada. Pero nos hemos quedado en
la nada.
Con este panorama que
describe, en el caso de que los pronósticos se cumplan y la confluencia
Unidas Podemos no logre un resultado aceptable en las elecciones
generales de abril, ¿se plantea usted tomar algún tipo de medida
drástica con respeto a su militancia en Izquierda Unida?
El
futuro lo veo muy pesimista. Llevo en Izquierda Unida 30 años. En
Zamora pensamos diferente a Izquierda Unida a nivel nacional. Pero
aunque hubiera un fracaso de Unidas Podemos en las generales, yo creo
que todos los militantes tenemos ya una edad y nos quedaríamos en
Izquierda Unida intentando mejorar la situación y que esto no se vaya al
traste, reagrupando a la gente. No nos vamos a amilanar por un pequeño
fracaso.
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