lunes, 25 de marzo de 2019

Mismamente, Almudena, en esas anda la barbarie despendolada. Pero no olvidemos que esa barbarie crece y aumenta con la ayuda de la irresponsablidad y la ceguera de quienes pueden y no quieren, o no aciertan ni saben, cambiar la gestión del enjuague por la gestión ética y sana de la política. NO PODEMOS seguir así, votando eternamente con la nariz tapada y la conciencia de vacaciones sempiternas. Alienadas a tope por la intoxicación mediática. Esto debe cambiar de verdad y no solo en el quejío y el despotrique contra o pro, como si aun estuviésemos en el siglo XIX entre Cánovas y Sagasta, y con la misma corona de por medio, porque ya s'hagastao todo y solo nos queda una des-política de sufrimiento civil y ninguneo ético. La realidad es que estamos volviendo a 2011 porque NO NOS REPRESENTAN. Ni a diestra ni a siniestra. Una vez más nos han timado y tendremos que seguir en la calle, porque a la calle nos echa un Poder Legislativo inútil, de representación irrisoria, coreado por los otros dos poderes,tanto en castellano como en catalán; negarse a ver la realidad y a trabajar en ella, a base de ilusiones ópticas precocinadas, no la cambia, la empeora. Es la aceptación del pijerío como sistema de desguace, creyendo que es la repera y no el suicidio político y social



Pijas por España

Se empieza por el utranacionalismo fashion, la afición desaforada a la bandera. De ahí se pasa al autoritarismo, al racismo, a la defensa del machismo, a los colegios segregados, a la liquidación de los servicios públicos, a la proliferación de las armas de fuego y por supuesto al clasismo





Todo está conectado. Ayer mismo, en una entrevista en la que tuvo el mérito de no contestar ni a una sola de las preguntas que le hicieron, Rocío Monasterio, presidenta de Vox en Madrid, afirmó que la policía no se atreve a entrar en Vallecas. Yo no escuchaba nada semejante desde mi adolescencia, cuando el distrito antifranquista por excelencia era, en efecto, territorio comanche para los grises. La mentira de Monasterio me devolvió a las palabras que la diputada de Coalición Canaria le espetó a la ministra de Hacienda en el debate de Presupuestos, al recordarle que estaba en el Congreso y no en las 3.000 viviendas de Sevilla. ¿Qué tiene usted con las 3.000 viviendas?, le replicó la ministra, conociendo de antemano la respuesta. Lo mismo que Monasterio con Vallecas, completo yo. Porque las desgracias nunca vienen solas. Se empieza por el utranacionalismo fashion, la afición desaforada a la bandera, artículo estrella de los bazares chinos en todos los formatos posibles. De ahí se pasa al autoritarismo, por amor a España, al racismo, por amor a España, a la defensa del machismo, por amor a España, a los colegios segregados, por amor a España, a la liquidación de los servicios públicos, por amor a España, a la proliferación de las armas de fuego, por amor a España, y por supuesto al clasismo, pilar fundamental de ese amor que España no ha solicitado y que nos provoca náuseas a millones de españoles que amamos nuestro país sin exhibirnos. Estas dos señoras han puesto el toque de color. No sólo son clasistas. Son pijas. Por amor a España, eso sí.

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