lunes, 18 de marzo de 2019

Entrevista completa a Iñaki Gabilondo por Ignacio Escolar. Dos Ignacios en la vanguardia del periodismo. En un momento clave para la reflexión. Una clase monográfica de socioterapia. Gracias a los dos






Iñaki Gabilondo: "Vox es el franquismo, exactamente lo que nos quisimos quitar de encima"

"Todos sabemos que el 155 prolongado para Catalunya es un disparate absoluto", asegura Gabilondo
"En política la trampa pasa a ser casi virtud. Me pregunto cómo educan a sus hijos estos representantes públicos que se comportan así en la política"
"Casado se tendría que llamar ‘Casadox’, porque se ha convertido en una especie de promotor del pensamiento de Vox"
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Me parece muy acertado lo que explica Iñaki. Pero hay algo que me gustaría añadir a la explicación que da nuestro amigo sobre el fallo más gordo en la estructura de Podemos, lo añado porque tuve la ocasión de vivirlo desde dentro, por si eso ayudase a entender el engranaje errático en que ha derivado el invento.  
El hecho de organizarse en círculos abiertos y orgánicos, es muy buena y recomendable estructura, fluida y a la vez concatenada por el proyecto común. En este caso no es la forma la que ha fallado sino el propósito fundacional del proyecto: crear una máquina de ganar votos y dar como resultado un poder hegemónico de grupo oligárquico, despreciando y sorpassando todos los demás proyectos políticos afines, en vez de contar con ellos, los consideran rivales a extinguir y fagocitar. Pretendiendo crear una política sana y una regeneración del sistema, aprovechan lo peor de la política enferma, que es el enfrentamiento y la rivalidad constante, el espectáculo de la hostilidad egopática, para crear una estructura que ya nace enferma del mismo mal, sin valores éticos y democráticos, que se consideran un estorbo para triunfar y arrasar. Para ellos la innovación solo son gestos, poses de mayor desenvoltura, frescura, rapidez de respuesta, formas de actuar en los medios, copiar al 15M y movimientos sociales en lo asambleario y en lo meramente formal, cuando en el fondo es todo un montaje piramidal en el que no cabe la disensión sin que haya ruptura: lo demuestra muy bien el caso Errejón, el caso Bescansa o las numerosas fracturas regionales que se ha multiplicado en toda la estructura podemita. Por ejemplo, la relación estructural con IU, sin la que no podrían llegar a nada, -la necesitan como el comer y por eso mismo, se la comen- reduciendo a sus portavoces a lugares irrelevantes para colocar al podemismo, a la marca por encima de los contenidos, que cada vez, obviamente en ese plan, puede menos, porque esos portavoces que arrinconan les dan cien vueltas en luces, en experiencia, en organización democrática, como en capacidad y humildad inteligente para hacer posible la mejor estructura funcional y a la vez, llena de sentido esencial. El problema de Podemos es el mismo que el del Hidalgo del Lazarillo: aparentar un caché que no hay y una enjundia que no existe y alimentarse de lo que afana el criado en las plazas como puede, hasta pidiendo limosna, para conseguir lo que no tiene en casa. Como diría aquella canción italiana, ahí todo son parole, parole, parole...
Demasiado escenario para una obra teatral de tan poca sustancia. 

Esas carencias básicas desprovistas de fuste y de solidez deontológica funcional son la causa de que los cimientos podemitas no puedan soportar el peso de su propio edificio, cada vez, como es lógico, más grande y complejo. Más destartalado. En ese plan no hay nada, ni círculos, ni comisiones, ni asambleas ni siquiera un código ético sustancial capaz de sostenerse en pie y que dure. No los tira nadie, su agente demoledor es el mismo viento del ego fundador con muchas fijaciones pero sin sustancia que los ha hecho visibles, pero no posibles. Han creado una realidad virtual pillada con alfileres que ahora no se sostiene en la realidad de a pie; es lo propio de las burbujas, aparecen de golpe, brillan un instante, ancantan a los niños  y desaparecen en un ¡plaf! más que previsible, si  se ha estado presente en la preparación y se ha visto lo que hay. E incluso se ha avisado con tiempo de lo que llegará a suceder si no hay cambios esenciales. Claro, para que los haya, es imprescindible que haya una esencia. No es el caso, obviamente. Ahí nada es esencial, todo es de quita y pon, irrelevante y efímero, menos el ego. Groucho Marx fashion. 

No puede haber estructura que se mantenga sin un eje ontológico que la sostenga, la impregne y la alimente desde dentro de su núcleo, como pasa con las células y los átomos. Y ese núcleo es la Conciencia (personal y colectiva), manifestación realizadora del alma y la mente en cooperación, unidas en el espíritu, (nada que ver con rituales, magias, ni religiones sino con el universo cuántico. Max Plank y seguramente Tesla, Einstein, Jung o Jordi Pigem, podrían explicarlo mucho mejor) 
Es una pena que en la Facultad de Políticas y Sociales no expliquen ni enseñen las facetas científicas del conocimiento práctico ético y bien concreto, que nos hacen crecer y despertar como seres humanos de verdad, hasta superar el estatus de objetos alienables y manipulables por lo primero que nos cuentan para camelarnos en plan gato por liebre.

De todos modos, aunque en Podemos se vea el proceso de deterioro bastante  más porque tiene unos votantes más despiertos y socialmente más exigentes que la derecha, mientras todos los partidos políticos no comprendan el cambio de paradigmas de este nuevo tiempo, no podrán tomarse en serio como estructuras útiles y normalizadoras de una realidad que no entienden y que obviamente, les supera, mientras tratan de arreglar lo que van destrozando a su paso y hasta pensando que lo han arreglado. En plan caballo de Atila, claro, en el que ellos solo ven "la ventana de la oportunidad".

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