domingo, 10 de marzo de 2019

Dias y flores - Silvio Rodriguez




Imaginemos la misma canción escrita en femenino:

Si un día me levanto y me voy hacia el bosque
para librarme un poco de mí y también de ti
no te asustes si vuelvo cansada
rebosante de flores,
no quiero que me cuentes al regreso
que te duele la espalda por soportar el peso
de la ropa mojada
desde la lavadora al tendedero
ni por haber limpiado la cocina
y el resto de la casa,
planchado mis camisas y mis faldas,
hacer caso a los niños,
cuidar de la familia, de mi madre y mi padre
que te adoran como al yerno ejemplar
que siempre eres,
y haber hecho la cama de nuestros sobeteos,
recogido mi ropa tirada por los suelos
con las prisas...los charcos en la ducha,
el albornoz y luego la toalla...
Sabes que soy bohemia
por pura vocación y muy desordenada
y que te necesito para que me organices
la intendencia,
lo importante es que sepas, compañero,
que aunque no lo parezca yo te quiero.
Por eso traigo flores
para ti, mi querido y paciente florero.

Aunque nada te diga, tu debes comprender
lo que me indigna, leerme el pensamiento
y colmar mis deseos,
que además de fregón, cocinero y amante
no te podré aceptar si no eres adivino,
ya sé que te deslomas por amor y en silencio
admiras mi poesía, el tirón y la chispa de mi genio,
la música que siento y que compongo
y estás encandilado con el glamour
que entre mis fans despierto
y que ante tus amigos te sientes orgulloso
por ser el elegido de una estrella
que se va a buscar flores
por esos andurriales de la Naturaleza
mientras tú le preparas la paella.

El amor que perdura es así,
como las flores
que traigo de los bosques,
que sin un buen florero se marchitan
y debe ser por eso
que amor es tan bonito y tan espeso
como una noche oscura
repleta de ronquidos y de sexo.
Una costumbre, un puto ritual,
a estas alturas de nuestra devoción
entreverada.
Sin ninguna sorpresa que explorar
pero segura y siempre predecible
entre resignación y caridad.
Grandes virtudes.

Yo sé que tú en el fondo
y aunque no lo parezca
estás enamorado hasta las trancas
y orgulloso de que te haya elegido
entre los pretendientes que aspiraban
a mi mano y a todo lo demás,
que te encanta sudar
tirando del carrito de la compra
soportando mis quejas y mis gracias
cambiando los pañales a Carlitos
cuando me desparramo en el sofá
con una cervecilla y unas tapas
mientras tú solo sueñas con mi felicidad
fregando la vajilla  y sirviendo el café
con esa habilidad que te permite
hacer dos o tres cosas a la vez.

No te digo jamás que eres mi muso
y el motor verdadero de mi creatividad,
aburrido y seguro compañero,
para que no te ufanes demasiado
no te vaya a perder la vanidad.

Qué sería mi vida si un día me dejases
sin tu mirada plana
y tus particulares suspiros mañaneros,
que parecen bufidos, es verdad,
pero si sabré yo
que son tu especial modo de decirme "te quiero".

Si un día me levanto para tirarme al monte
no lo tomes a mal. Sólo voy por las flores,
tú, prenda, sigue igual. No te sofoques
por esos tiquismiquis de mi genialidad.





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