Un día cualquiera en España sabes que un ministro de
Economía y Hacienda defraudaba casi 7 millones de euros al fisco. Lo
hacía al mismo tiempo que "trabajaba" en el Gobierno, el FMI, Caja
Madrid, Bankia, Telefónica, el Santander, La Caixa o la patronal de los
seguros. Piensas que, en otro país, semejantes empleos los abarcaría una
cabeza brillante. Aquí no. Aquí lo hacía un caradura que sigue en
libertad.
Para quien mantenga aún intacta la
capacidad de indignarse, y puesto que parece que cada vez más gente está
acostumbrada a las noticias del trinque y les da igual, es
especialmente sangrante que en las causas de Rato por ahora solo haya
archivos y prescripciones. Imaginamos que la autoridad competente se
dará prisa, puesto que la policía antifraude señala que quedan siete
años por prescribir, en los que las cuotas defraudadas se acercan a los
cinco millones y medio de euros.
Un día cualquiera en España, se incorpora al Consejo de
Estado un exministro que desplazaba a las tropas en chatarras volantes.
Allí llega procedente de seguir llevándose nuestro parné como embajador
en Londres. Antes, como titular de Defensa, donde mintió vilmente a la
nación y a los familiares de 62 muertos. Ahora, le pagaremos unos 6.000
euros al mes. ¿Y qué consejos puede dar? Da vergüenza que sea miembro
del "supremo órgano consultivo del Estado".
Un día
cualquiera en España, ves que el exsenador Granados, el del caso del
"volquete de putas", disfrutaba también de una finca de casi 850.000
metros cuadrados con mansión, tentadero, yeguas, caballos y piscina.
Para sus baños y los de sus amigas. Presunto obsequio de esos
constructores a los que les pagábamos la obra pública. Curiosamente, el
juez que instruye la causa está pendiente de traslado, después de que el
Poder Judicial, ese órgano apenas politizado, ya le quitara al juez de
refuerzo.
Un día cualquiera en España, asaltan por
segunda vez la vivienda de un fiscal Anticorrupción que investiga graves
casos de presuntos corruptos en Murcia. Sucede seis meses después de
que entraran a robarle un ordenador con documentos clave de sus
investigaciones. Entre otros, este fiscal investiga a quien presidió la
comunidad durante casi 20 años, hasta que Rajoy le buscó destino en
Bruselas. Allí es vicepresidente del Parlamento Europeo. Exportación de
talento.
Un día cualquiera en España, hay noticias de
policías que se espían por espiar a un rey con sus queridas, de un
guardia civil que golpea y amenaza con saña a un activista antitaurino,
cagándose en su "puta madre" y en su "puta hija", con gran ímpetu, como
si por fin hubiera detenido a uno de los malos.
Un
día cualquiera en España, piensas que claro que hay polis buenos,
guardias buenos, jueces buenos y políticos buenos. Pero clama al cielo
que haya un presidente que pasa de estas cosas y una oposición que está
en sus batallitas. Habrá que hacer como con la estafa de la luz y
esperar a que llueva. Y a ver si cae un buen chaparrón y se lleva por
delante tanta porquería.
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