lunes, 6 de febrero de 2017

Para que una planta viva y produzca hay que aprender a sanearla con una buena poda. Así que, podad, Podemos y así podréis de verdad hacer algo digno


¿Qué está pasando en Podemos?

No querría reprocharme nunca haber estado callado mientras veía cómo un grupo de conspiradores estaba a punto de tomar el control de Podemos. Creo que esto es algo que va a ocurrir casi con seguridad, porque van a lograr parasitar a Pablo hasta destruir al organismo























Iglesias convierte Vistalegre II en una disputa con Errejón por el liderazgo
EFE
Si entra una mosca en casa y alguien aprovecha, saca una pistola, y mata a la suegra, no cabe decir que haya matado moscas a cañonazos. Ha cometido un crimen que nada tiene que ver con la mosca.
Puede decirse que esto es lo que está pasando en Podemos. El actual equipo de Pablo Iglesias (que no conserva ya ni a una sola de las personas que le hemos acompañado desde el principio) entró en Podemos con un objetivo que sólo podía conducir a la destrucción del proyecto. Entraron tarde y entraron mal, con la intención de excluir a todos los que no formaran parte de su pandilla. No son más de 4 ó 5 personas, pero suficientes para dar al traste con todo.
La estrategia que han seguido es tan simple como eficaz: en primer lugar, acusar de "errejonista" a cualquiera que no fuera de su estrecho círculo de confianza (que venía ya prefabricado desde fuera); en segundo lugar, defender que todos los errejonistas deben estar fuera de Podemos. La conclusión inevitable de esto es que todo el mundo, menos ellos, debe quedar fuera de Podemos.
No voy a negar que, desde mucho antes de que entraran en Podemos Rafa Mayoral, Irene Montero o Juanma del Olmo, ha habido comportamientos desleales contra Pablo. Siempre me he enfrentado a esas deslealtades (y nunca las perdonaré), sin importarme si venían con sello "anticapitalista" o "errejonista". El comportamiento de muchos "anticapitalistas" en Vistalegre I ponía de manifiesto que no lograban entender el tipo de operación que teníamos por delante. Y disparaban de un modo insensato contra el líder que necesitábamos.
Un tiempo después, yo mismo he sido víctima de ataques de "errejonistas" que tampoco sentían ningún respeto ni por el secretario general de Podemos (en términos orgánicos) ni por Pablo Iglesias (en clave personal). Pero, desde que fundamos Podemos, no me he encontrado con nada tan dañino para Pablo y para el proyecto como la camarilla que, a día de hoy, está dispuesta a destruirlo todo con tal de no perder su condición de cortesanos.
Aún no consigo entender cómo Pablo lo ha permitido. Soy su amigo desde hace más de 20 años y sé que Pablo no es así. Lo único que se me ocurre pensar es que sigue sin tener ni idea del tipo de cosas que se hacen en su nombre. Pablo es un hombre de honor por encima de todo. Y cuida hasta la muerte a la gente que considera sus amigos. Pero creo que ahora se confunde: llama amigos a quienes no tienen más interés que el de mantener su posición excluyente, incluso si eso implica la destrucción de Pablo (y, por lo tanto, de Podemos).
De todas formas, voy a votar a Pablo a la secretaría general y lo voy a hacer con entusiasmo, porque necesitamos que siga liderando Podemos. También voy a votar a Pablo al Consejo Ciudadano porque, como cuestión simbólica, me parece importante (y de justicia) que saque más votos que Errejón.
Pero no me puede pedir que vote a una lista llena de gente que, honestamente, creo que va a acabar con él y con Podemos sin miramientos. Tampoco puede exigir que le acompañemos en el último giro truculento, tras el que parece más sencillo entenderse en lo político con Anticapitalistas que con Errejón, con el que trazó la estrategia con la que nació Podemos y en gran parte contra esos mismos anticapitalistas. Entre otras cosas porque la alianza de esas dos familias es imposible y no va a tardar en saltar por los aires. Lo único que los une es su pertenencia común al siglo XX y su rechazo compartido a la hipótesis que hizo posible Podemos (hipótesis que, insisto, siempre ha sido tan de Pablo como de Íñigo).
Necesitamos un Podemos dirigido por Pablo, pero también por Íñigo, Carolina y Nacho. Un Podemos en el que todxs asuman y respeten de verdad el liderazgo de Pablo (cosa que no siempre ha ocurrido) y en el que Pablo sea de verdad el secretario general de todxs (cosa que tampoco).
No me he animado a escribir un artículo como este hasta que dos personas tan imprescindibles para el proyecto como Carolina Bescansa (Secretaria de Análisis Político) y Nacho Álvarez (Secretario de Economía), el día 1 de febrero, han anunciado su intención de no participar en el proceso de Vistalegre2.
Pero, sobre todo, me ha movido ver cómo, con una lógica de persecución del enemigo interno que recuerda a las peores tradiciones de la izquierda, se acusaba de traidores a personas como Miguel Vila o Eduardo Fernández Rubiño. Ambos comenzaron con esto, al igual que yo, mucho antes de Vistalegre I; antes también de la maravillosa campaña de las elecciones europeas; incluso mucho antes de que saliéramos a la luz aquel enero de 2014. Siempre han estado, al igual que yo, tratando de combatir toda deslealtad, viniera de donde viniera. No sólo Eduardo y Miguel, por supuesto, sino una lista interminable: Pedro de Palacio, Clara Serrano, Carlos Fernández Liria, Dani Corral, Paz Vaello y un largo etc., y que van en equipos que no son el de Pablo o no van en ninguno. En esta situación, no podría dejar de decir, sin sentir vergüenza, a qué creo que se debe.
En cualquier caso, digo todo esto ya desde fuera, sin más pretensiones que las de alguien que ya ha abandonado todas las responsabilidades orgánicas. Mi sitio está en la Universidad, con mis libros, con mis clases, con mis alumnos y alumnas. Estos 3 años han sido años excepcionales; años en los que se abría una clara posibilidad de cambio y todxs estábamos obligados a darlo todo para entrar por esa rendija; años excepcionales en los que, pasado el tiempo, uno se habría mirado a sí mismo con vergüenza si se hubiera estado dedicando a otra cosa mientras tanto. Nunca he cobrado un solo euro de Podemos ni he querido ocupar ningún cargo público, y estoy orgulloso de que haya sido así.
Ahora, ya hay un partido (en guerra, pero un partido), con sus inercias internas y sus dinámicas institucionales. La excepcionalidad del momento en el que había que crearlo todo de la nada ha pasado. Y, por lo tanto, los que no nos hemos dedicado nunca a la política de modo profesional, podemos volver a nuestras tareas, las que nos dan de comer y las que nos hacen felices (en los casos afortunados, como es el mío, en el que las dos cosas coinciden) sin mayor cargo de conciencia. Ese es, pues, todo el interés que tengo: poder volver tranquilo a mi oficio.
Pero no querría reprocharme nunca haber estado callado mientras veía cómo un grupo de conspiradores estaba a punto de tomar el control de Podemos. Creo que esto es algo que va a ocurrir casi con seguridad, porque van a lograr parasitar a Pablo hasta destruir al organismo. Estoy seguro de que Pablo se dará cuenta un año o dos después de que le hayan matado los suyos, pero ya será tarde. No creo que este artículo cambie nada. Pero si las tareas imposibles nos paralizaran, no habría llegado nunca el día de montar Podemos. Y eso no va en el carácter de quienes comenzamos esta historia. 

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Esta epístola a los podemitas, del apóstol Luis Alegre, es una crónica fidedigna y el estudio clínico y detallado del fenómeno Podemos. La explicación de casi todos los porqués de la génesis, trayectoria y fiasco, prácticamente decretado, de  Podemos desde el principio.

En ningún momento aparece por ningún lado en este relato el asunto fundamental, el referente básico: la fuerza participativa y horizontal de la democracia unida en su diversidad con el único y claro objetivo de dar forma y poner a funcionar el bien común, con todo lo que eso implica, -más allá de esa transversalidad sui generis de complutemos o pablemos- por ello, los DDHH y dignidad ciudadana y el espíritu del 15M como pretendida base del invento podemita, una riqueza tangible, práctica y  esencial fue una realidad que quedó reducida a mera escenografía de formas sin fondo con la fundación de un ente teórico ajeno al compromiso colectivo  original, perpetrada por una élite de selectos y doctos profesores de ciencias políticas, históricas, filosóficas, sociales y económicas. O sea, por estupendos teóricos especuladores de biblioteca, convencidos de haber encontrado la piedra filosofal entre sus tesis doctorales y  sus debates de aulario tan inter pares como lejos de la realidad social que mientras ellos debatían se organizaba en las plazas y calles de la praxis más dura y dolorosa, en procesos constituyentes, en iniciativas legislativas populares, en propuestas cívicas sectoriales y toda una alta gama de creatividad activista y organizativa hasta entonces desconocida en el panorama político europeo, hasta mundial, se podría decir, y no sólo español.

La estafa ideologizada, aparentemente bien intencionada como base inicial, ha sido y sigue siendo la causa del fallo orgánico de un proyecto mucho más cercano al despotismo ilustrado del siglo XVIII que a la realidad política democrática del siglo XXI; quisiera creer que este modo de reventar el naciente y autogestionable ciudadanismo constructivo se ha debido más a la torpeza de los desastrosos gestores podemitas que a la larga mano negra del capitalismo global infiltrado, manipulando los hilos del guiñol impolítico y caciquil que maneja dineros, sillones, voluntades y egos discapaces y corrompidos, actuando desde la tenebrosidad opaca de las siglas de siempre: los bancos y sus hierofantes que son los medios 'sensatos' y bien manejados desde la chomskiana fabricación del consentimiento, que domina la desinformación opinadora de los grandes avatares periodísticos, incondicionalmente teledirigidos al servicio del "imperio" friky y adicto al poder como fuerza motriz de un mundo en declive irreversible, dispuesto a suicidarse antes que a cambiar de dirección y de óptica.

Podemos se convirtió automáticamente -no sabemos si aposta o por ceguera política- en herramienta minadora de la movilización ciudadana sobre cuya chepa se encaramó para empoderarse de la chusma crédula y desesperada, y desde esa falacia "salvadora" asumió el falso papel teatral de Espartaco, con lo que el activismo imprescindible para el cambio de dirección social, prácticamente se desinfló, convencido por los podemitas neotribunos de la plebe, de que de ahí en adelante ya sólo era necesario salir a la calle para aclamar, coronar de laureles y echar incienso y millones de votos al nuevo César 2.0: Pablo Iglesias. Con la pista de despegue vertical del primer episodio de Vista Alegre I, ya se implantó el estilo dominante que barrió para siempre cualquier conato de recuperación de la esencia asamblearia. Se suprimió el valor consultivo de los círculos que pasó a la historia con mucha pena y muy poca  gloria. Y se inventó un Consejo Ciudadano en el que entraron en primera línea los clones pablistas llevando la batuta y amenazando con que "Pablo se irá si no aceptáis su hegemonía". Aquello fue el comienzo de la interminable estampida y diáspora que cada día aumenta.

Es sorprendente que los mismos que ahora se piran del actual fregado podemí con vistas cada vez menos alegres y rasgándose las camisetas moradas, sigan, mientras se alejan de la quema, reivindicando su fidelísimo apoyo a P.Iglesias como sumo pontífice y caput visendum del cacao descomunal, mientras cogen los bártulos y regresan a la placidez áulica, de donde seguramente, nunca debieron salir sólo para provocar el pírrico sorpasso del Psoe y el flagrante y disparatado quasi finiquito de IU, absorbida y apaleada por el particular sentido convergente y desastroso de sus tejemanejes teóricos, que tras arrasar en votos, pero mucho menos de lo que esperaban, se desinflaron como globos pinchados, cuando se vieron desbordados y más perdidos que el alambre del pan bimbo, ante los resultados electorales de 2015 y 2016 (con recochineo), situación que ha dejado al descubierto la incompetencia práctica de tanto romance teórico. Podemos se les ha quedado en tanga y mostrando una anatomía que nadie se hubiera imaginado con tanto glamour y tanta bocachancla cultísima y preparadísima.

Basta escuchar a Bescansa y a Monedero y/o leer a Alegre, como analizar lo que significa la propuesta de Errejón "recuperar la ilusión" -(no necesitamos ilusiones sino salir de ellas, para ver la realidad como es y desde ahí levantar lo nuevo con entusiasmo e inteligencia colectiva)- para convencerse del fiasco inicial y del batiburrillo caótico de esa casta neófita y un poco "p'allá", que se ha encontrado enredada en camisas de once varas y vestidos con una talla política 50, cuando es evidente que la medida propia no pasa de una 36.

Alegre asegura que su querido y admirado líder, Iglesias, al que a pesar de todo estima y piensa votar, -como los fanáticos inexplicablemente siguen siendo católicos a pesar de Wojtila, Ratzinger, el tapacosturas de Bergoglio y la pederastia a tutiplén o como los pperos siguen votando a su ppartido aunque esté putrefacto de arriba a abajo- está completamente abducido por una camarilla de advenedizos de última hora y sin pedigrí co-fundador ni veterano, o sea un vulgar vino de garrafa, sin mérito alguno. Bescansa dice que  se retira del choque de trenes pero que votará a Iglesias, que, por cierto, es uno de los promotores del accidente ferroviario. Monedero asegura que Errejón se equivoca insistiendo en la idea de la pluralidad y la democracia interna, frente al brazo de hierro de una hegemonía absoluta y plebiscitaria como se le escapado a Montiel en esas declaraciones que según él no sabe de dónde le salieron de repente...Está claro que sin Iglesias esa crisis podemita seguramente no se habría producido de este modo tan traumático (dos no se pelean si uno no quiere); debería ser preocupante el hecho de que un líder de tronío y digno de confianza se deje camelar por una camarilla de trepas que le han comido el tarro y le manejan a su capricho. Vaya tela con la consistencia de semejante líder y vaya tela con el criterio del lúcido filósofo que pone por delante de la ética su fanatismo amiguista y cegato. Si estos son los pesos pesados que organizaron los orígenes de Podemos no es nada raro que ahora Podemos esté hecho unos zorros. Posiblemente siempre ha estado pillado con alfileres y en tenguerengue, pero ahora, frente a la realidad inevitable, se ve lo que hay. El caso es que todos los que pretenden defender el plan Iglesias, al intentar "salvarle" -porque le han identificado con el carisma y el tirón del proyecto-  dejan cada vez más al descubierto su precariedad, la de Iglesias, la de ellos y la de Podemos, como inventores y sostenedores de un proyecto político que cada vez más parece una versión patética de Juego de Tronos. Con la diferencia de que en un videojuego lo pírrico puede ser divertido y perdonable, pero en la realidad resulta impúdico, esperpéntico y no tiene perdón político para la ciudadanía burlada una vez más sin escrúpulo alguno.

El deterioro en picado de Podemos ni siquiera es culpa de las demás sectas políticas, ni de las porquerías y calumnias que les han endosado mediocridades indecentes y ridículas tal que indas y marhuendas, como afirman constantemente los implicados en el merder del tira y afloja y del apego ansioso al cargo supremo; es, simplemente, obra y gracia del propio entramado insano y oportunista inicial de un invento que nació con vocación de ventana abierta al futuro para chicos y chicas estudiosos y con ambiciones políticas, sobre todo. Y para ello, era una pica en Flandes arrebatar al 15M la antorcha de la iniciativa de un cambio del que no tienen ni idea de cómo llevar a cabo y del que pretenden ser las únicas cabezas pensantes y delirantes, pero con el contratiempo disparatado de ir flotando en un mundo paralelo a la realidad ciudadana.

Hay en la dirección de Podemos un bache importante en materia ética que se viene detectado desde los comienzos, por su mismo método aplicado y defendido  de tantas maneras, donde el fin justifica los medios, haciendo de la crítica al poder absoluto que describe y denuncia Maquiavelo en "El Príncipe" el eje estratégico podemita tomado al pie de la letra como un axioma pragmático y por ello 'legítimo' aunque moralmente sea ilícito y cuyo resultado consiste en dar la prioridad al ganar como sea y con cualquier herramienta más que a ser, sin discernir que los medios condicionan y determinan la validez del fin indefectiblemente. Es imposible construir una casa sólida (el fin) y que dure, con materiales estropeados, deficientes y de pésima calidad (los medios).
Las pilladas de Monedero y el pastón cobrado en Venezuela por vender su pensamiento crítico de asesor o a Errejón cobrando a distancia por un trabajo de presencia obligatoria, o el curriculum de la tránsfuga Tania Sánchez o el numerito de Espinar o las declaraciones del concejal Jordi Peris asegurando que el nunca participó en el 15M porque no estaba para aventuras poco serias, revelan que el horizonte ético del equipo fundador podemita no distingue un huevo de una castaña y parece más un engranaje experimental de aventureros políticos de laboratorio a años luz de la realidad ciudadana. Es cierto que comparados con la desvergüenza y la impudicia del pp y su mafia o del psoe, sus GAL o sus EREs y enjuagues, lo de los podemitas se queda en nada cuantitativamente, sobre todo porque aún no han gobernado, pero la ética no es cosa de cantidades sino de principios cualitativos. Y es muy grave patinar en ellos, sobre todo si se pretende enmendar la plana a un sistema que éticamente es nulo y al que se llama "casta" desde un plano de pretendida superioridad moral, sin advertir lo fácil que es montar una 'casta' hasta sin querer, cuando no se distingue siquiera el significado de las palabras. En origen, paradójicamente, "casta" es la "gens". La denominación de "la familia o estirpe", término que ellos aplican como "la gente" que previamente llamaban " las masas". Es terrible la que se puede liar cuando no se sabe lo que se dice o no se conoce la composición de los elementos químicos con que se trabaja. No le vendría mal a la "gens" podemita ver y meditar unas cuantes veces sobre un dibujo animado de Disney en "Fantasía" con música de Mussorsky: "El aprendiz de brujo". Es tremendo lo que puede desencadenar el empleo equivocado de una fórmula mágica, el uso erróneo del conocimiento, como lo es la combinación del pensamiento y la palabra, hecha por rutina o por interés egocéntrico para obtener prodigios y "milagros" a gusto del manipulador experimental.



Es posible que la función de Podemos haya sido catártica para la sociedad, el modo de despertar a la ciudadanía, no para tirar la toalla y perder las ganas de implicarse y de votar, -que es lo que pretende este sistema horrible, aupando en los medios las vanas esperanzas para poder hundirlas cuando les interesa y ganar terreno como siempre-, sino para no dejar esa toalla en manos del primer flautista de Hamelín que nos dé un recital, por muy politólogo renovador que se muestre. Quizás el lado bueno de esta cutrísima experiencia sea volver a casa, escaldados como el hijo pródigo, pero con una nueva experiencia superbuena: ya teníamos una familia que nos quería y con la que compartíamos los bienes  comunes, lo único que nos faltaba era reunirla y reconocernos como hermanos y socios de gestión, en vez de irnos por el mundo a invertir la herencia en experiencias psicodélicas, utilizarla en mejorar y ampliar el patrimonio recibido. Y tanto ese camino de vuelta como ese reconocimiento no es ilusorio, sino real e imprescindible. Son las raíces que necesitamos para crecer y fructificar. Plurales, diversas y riquísimos, sin que se cierren las puertas al nosotros para encumbrar un ego manipulador de siglas sin futuro, que se confunde con organización corporativa y trepa. 

No necesitábamos otro partido más, nos bastaba con regenerar, desde el 15M, el tejido humano, ético y social de los antiguos moldes políticos hasta convertirlos en el sistema nuevo que ahora necesitamos. Nos sobraba otra excrecencia institucional más a la que mantener con nuestros impuestos y privaciones. La experiencia puede servirnos tanto como los nuevos hallazgos y orientación organizativa saneada y limpia de que disponemos. No nos sobra nadie. Todos y todas, hasta los más despistados y a su bola, hasta los que viven enredando los cables del chanchullo perentorio, encerrinados en sus dimes, diretes e hipérboles sin fuste, pueden tener sitio en la sociedad del cambio, y ese mismo cambio en convivencia y evidencia participativas, les irá ayudando, seguramente, a realizar el suyo.

 Podemos nos está enseñando que las prótesis y artilugios ortopédicos artificiales, pensados por mercenarios de la política para necesidades de diseño universitario, aunque sirvan para una movilidad sorprendente pero de corto alcance y muy poco fuelle creativo y resistente, no pueden ser los únicos recursos políticos que sustituyan a los organismos vivos de la sociedad y la comunidad humana. Por eso Podemos puede sernos útil como experiencia y escarmiento pero no es rentable como sistema para sustituir a lo mismo de siempre con los recursos y miserias de siempre. Lo conocido será aprovechable si se rehabilita y regenera con valores actualizados que posibilitan la comprensión y el fluir en un mundo cada día más imprevisible y cambiante. La demostración más clara es la viejísima, horizontal y transparente democracia. Lo más noble y justo que el zoon politikón ha inventado para funcionar y gestionar la convivencia con equilibrio, igualdad y justicia. Lleva vigente 2500 años, con muchos tiras y aflojas, pero no se ha podido inventar algo que la pueda mejorar ni sustituir. Cada vez que se ha tratado de manipular, suprimir o  aniquilar solo se han producido monstruos como el sueño de la razón en las pinturas negras de Goya. Ella, la democracia, junto al ideal socialista y al espíritu libre y cooperativo del apoyo mutuo, forman una verdadera trinidad, cuyo resultado y combustible para funcionar es el amor. Y cuyo obstáculo más dañino es el ego de los seres humanos, su exceso de personalismo y su falta de individualidad solidaria, afectuosa, lúcida y fraterna.

De momento, sólo se vislumbra esa dinámica en formaciones como IU-UP-IzA, Compromís, Equo, En Marea, En Común, CUPs, etc...o sea en los que de verdad se han dado cuenta de cómo está el patio. Hay esperanza. Y mucho que hacer. Nada es perfecto ni tiene por qué serlo, pero todo lo que vamos viviendo puede ayudar al cambio si se sabe entender y gestionar desde la inteligencia colectiva trabajando en red desde el barrio al Estado. A entuerto en picado, impulso renovado y mejorando lo presente.

Un ejemplo práctico de que nada está perdido: el cambio de orientación y de rumbo de Carolina Punset cuando ha comprobado qué es C's. El golpe zen del impacto la ha dejado irreconocible. Pues cosas así pueden ser pistas interesantes.




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