Esperando al borbón (homenaje a Beckett)
ACTO ÚNICO
(Sentados en el suelo, ESPAÑOLITO 1 y ESPAÑOLITO 2 hablan de sus cosas. De pie, subido a una piedra, con una gran peluca dieciochesca en la cabeza, está el ABOGADO estudiando atentamente un libro de leyes. El libro está del revés).
ESPAÑOLITO 1: No hay nada que hacer.
ESPAÑOLITO 2: ¿Tú crees?
1: A la vista está. Nunca hubo nada que hacer.
2: Siempre nos queda esperar.
1: Eso sí. Esperar nunca le ha hecho mal a nadie. Mi padre lleva toda la vida esperando. Mis abuelos se murieron de viejos esperando. Mis bisabuelos también.
2: Esperando ¿qué cosa? ¿No estaremos esperando la justicia?
1 (Mira al cielo): Parece que va a llover. (Luego, en un susurro, mientras observa al ABOGADO y llevándose un dedo a los labios) No sé de qué me hablas. A esa señora nunca se la ha visto por aquí.
2: ¿Estás seguro?
1: Seguro. No hay nada que hacer.
2: Creo que eso ya lo has dicho antes.
1: Debe de ser eso que llaman un déjà vu.
2: Eso es que va a llover.
1: Seguro.
2: Seguro.
1: Siempre llueve por estas fechas tan señaladas. Eso dicen. Yo no lo recuerdo.
2: Aquí nadie recuerda nada ni le consta nada. Pero mi madre dice que vio llover una vez.
1: No es posible. Aunque cosas más raras se han visto. ¿Te he contado que mi padre se pasó toda la vida esperando?
2: Algo me parece recordar, sí. ¿Lo dijiste tu o lo dije yo?
1: ¿Y de mis abuelos? ¿Te he contado de mis abuelos?
2: Francamente, no.
EL ABOGADO (aparta la vista del libro de leyes y dice en voz alta y clara): No ha lugar.
2: ¿El qué?
EL ABOGADO: El adverbio. No ha lugar.
2: ¿Qué adverbio? ¿Francamente?
EL ABOGADO: Señor mío, si persiste usted en su actitud, me veré obligado a sancionarlo con una multa. Usted no sabe de quién está hablando.
2: Creí que las multas eran cosa de un juez.
EL ABOGADO: Eso era antes. Ahora para ahorrar tiempo y también dinero al contribuyente, yo hago los papeles de ABOGADO, de FISCAL y de JUEZ.
También hablo en nombre de mi CLIENTE.
1: No entiendo nada.
EL ABOGADO: Es que no hay nada que entender.
2: No sabíamos que se estuviera juzgando a nadie.
EL ABOGADO (estupefacto): ¿Juzgando? ¿Quién está juzgando a quién? Aquí no hay nada que juzgar.
2: Eso mismo decía yo.
EL ABOGADO: Señor mío, cuide su lenguaje o tendré que imponerle una multa por desacato.
1: No entiendo nada.
EL ABOGADO: Señores, su comportamiento resulta inadmisible. Tienen suerte de que el JUEZ sea un poco sordo de oído. (Se lleva una trompetilla a la oreja. Grita). ¿Cómo? ¿Cómo dice? (Aflauta un poco la voz). No lo sé. No lo sé. No lo sé. No me consta. No lo sabía. No lo recuerdo. No lo sé. Lo desconozco absolutamente todo.
1 (a ESPAÑOLITO 2): ¿Tú entiendes algo? Yo tampoco.
EL ABOGADO (De nuevo con la voz aflautada): No, no, no, no, no, no, no y no. No lo sabía ni lo sé. No sabré nada. Nunca hubiera o hubiese sabido. Nunca lo sabré. Lo ignoro todo. Mi ignorancia es esférica, apabullante y absoluta. No, no, y no. Que no. (Primero carraspea y después engola la voz). Creo que la inocencia de mi CLIENTE ha sido probada suficientemente. De sobra ¿No opina así, señor FISCAL? (Engolando aún más). Por supuesto. Más que de sobra. Es una vergüenza que este procedimiento haya tenido lugar.
2: ¿Ha tenido lugar? ¿El qué?
1 (En un murmullo): Será mejor que te calles.
EL ABOGADO (Quitándose la peluca y visiblemente enojado): Señoría, en vista de la falta de respeto en que se está desarrollando este procedimiento legal, exijo que la sala sea desalojada. (Se pone la peluca, carraspea y engola la voz). No ha lugar. (Se quita la peluca). Pero. (Se pone la peluca y vuelve a engolar). Le repito que no ha lugar. Aquí no se está desarrollando nada. Usted mismo dijo que no hay nada que juzgar.
2: Eso mismo decía yo.
EL ABOGADO: Usted haga el favor de callarse y no interrumpir.
1: No entiendo nada.
EL ABOGADO: ¿Cómo dice?
1: Que no entiendo nada. No sé nada, no sabía nada y ni siquiera tengo el más mínimo recuerdo. Yo también lo ignoro todo a la perfección.
EL ABOGADO: ¿No estará usted burlándose de este tribunal?
1: No lo sé.
EL ABOGADO (Rojo de ira) : ¿Pero quién se ha creído usted que es?
2: Discúlpele, señor. Es un caso clarísimo de ignorancia
EL ABOGADO: Eso mismo me temía yo. Pero el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento. ¿No sabían eso?
1: No. Ni tampoco su CLIENTE.
EL ABOGADO: No voy a tener más remedio que condenarles a pagar las costas del procedimiento.
2: ¿Pero no decía que no había ningún procedimiento?
EL ABOGADO: Y no lo hay. Por eso mismo sale carísimo.
1: Además, lleva el libro de leyes al revés.
EL ABOGADO (Lo mira y descubre que, en efecto, el libro está al revés). Eso da lo mismo. La ley es la ley incluso cabeza abajo. ¿O no han oído hablar de la ley de la gravedad?
2: No hay nada que hacer.
1: ¿Tú crees?
2: Me parece que eso ya lo habíamos dicho antes. Pero no sé si lo habías dicho tú o lo había dicho yo.
1: Eso poco importa.
2: No lo sé.
1: No me consta.
2: Es cuestión de esperar. Esperar nunca le ha hecho mal a nadie.
1: A la vista está.
TELÓN
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