viernes, 10 de febrero de 2017

Comparto este documento de IU porque me parece ejemplar su planteamiento, la orientación ética, cívica y humana que emana de un trabajo colectivo y basado en la realidad diaria de las y los trabajadores en precario de este país y de la UE.

Documento Político Campaña 

La crisis económica ha sido aprovechada por el Capital para aumentar la explotación que ejerce sobre el trabajo. La bajada de los salarios, el aumento de los horarios, la precarización de las condiciones de trabajo, la reducción de las plantillas y el aumento de la intensidad del trabajo, los falsos autónomos, el salario en negro... son diferentes formas para aumentar el beneficio de las
empresas a costa de los trabajadores y las trabajadoras.
El paro y la precariedad sirven como chantaje permanente para disciplinar a los trabajadores y a las trabajadoras obligándolas a aceptar condiciones de trabajo cada vez peores.
En apenas unos años las condiciones de vida de la mayoría han empeorado hasta el punto de que sabemos que ya vivimos y viviremos peor que nuestros padres y madres. Con un mercado de trabajo cada vez más desregulado en el que nos sentimos mercancía y con unas vidas cada vez más a la intemperie. En la España de 2016 avanza la precariedad, se asientan las privatizaciones y los
recortes de servicios públicos, al mismo ritmo con el que se machacanimpunemente derechos básicos. La sostenibilidad de la vida está en riesgo.

Pero esto no es nuevo, antes del inicio de la crisis ya sufríamos un proceso de precarización continuo, en el que progresivamente íbamos perdiendo derechos. Especialmente las personas más jóvenes, las mujeres y los inmigrantes sufrían condiciones de trabajo cada vez más degradantes. Con la crisis esto se ha extendido, en menor o mayor medida, a casi todos los sectores laborales.
Para las trabajadoras y los trabajadores, la crisis ha venido para quedarse de forma permanente.

Las reformas laborales del PSOE y el PP, la reforma constitucional del 135 y el asfixiante principio de estabilidad presupuestaria, el nuevo tsunami de recortes y la futura reforma de las pensiones, suponen una amenaza constante para la mayoría trabajadora de nuestro país. Hemos pasado de escandalizarnos por ser mileuristas a alegrarnos de lograr un trabajo de 700€ en jornadas laborales
de hasta 40 horas. Los trabajos temporales, por horas, la economía sumergida y el paro forman parte del mismo circuito de entrada y salida permanente del mercado laboral, que hace que vivamos en los márgenes de la exclusión. Sufrimos tasas de paro de las más altas de la UE, solo por detrás de Grecia. Cifras escandalosas del 20%, casi la mitad de larga duración (más de dos años), que se incrementan hasta un 43% entre los más jóvenes. Paro, exilio y precariedad forman parte del lenguaje cotidiano de la mayoría de jóvenes.

Por todo ello, desde Izquierda Unida hemos decidido lanzar la campaña ‘Que no nos jodan la vida’, con la pretendemos unir las distintas luchas que se expresan contra la injusticia social y laboral. No es una campaña puntual ni está dirigida a un sector concreto; tampoco se trata de apoyar una o dos medidas legislativas. Se trata de que utilicemos la campaña para unir las luchas, para mostrar que nuestros problemas tienen un problema común y que la solución también tiene que ser común. Se trata de impulsar la movilización hasta que esta sea permanente. Sólo así romperemos las cadenas de la precariedad, la explotación y el paro.

Esta campaña es nuestra herramienta para ser parte del conflicto, organizándolo y conectando con los conflictos existentes en el territorio. Porque esta situación tiene alternativa, no es la historia de miles de fracasos individuales. 
Esta es la historia de unos gobiernos que han emprendido políticas que
ponen en riesgo nuestras vidas. Este país genera recursos económicos para atender las necesidades de todos y todas.

1 DOCUMENTO POLÍTICO CAMPAÑA CONTRA LA PRECARIEDAD. IU 2017

La precariedad laboral y vital.
La precariedad laboral es definida como una situación laboral de inseguridad que nos impide desarrollar un proyecto de vida autónomo. La temporalidad, el trabajo a tiempo parcial no voluntario, los bajos salarios, etc. son algunos de las características asociadas a la precariedad laboral.
Pero la precariedad laboral es un fenómeno más amplio, que afecta globalmente a las condiciones de trabajo y que va más allá de las condiciones de trabajo objetivas. Precariedad es realizar el trabajo en condiciones inseguras o con medios insuficientes. Es el estrés generado por el aumento de la carga de trabajo o la reducción de las plantillas. Es el miedo a la movilidad geográfica, a los continuos cambios de horario, al paro...
La precariedad lleva asociada la continua rebaja de los derechos laborales, que tantos años de lucha costaron conseguir. De una manera menos visibles, pero con consecuencias más dramáticas, es la extensión de la arbitrariedad laboral, que nos lleva a aceptar condiciones de trabajo injustas e incluso ilegales: desde la obligación de realizar horas extras no pagadas a los tratos vejatorios.

Para la mayoría trabajadora un proyecto de vida emancipado y libre se hace difícil, sino imposible.
La precariedad se expresa en forma de incertidumbre, inestabilidad e inseguridad vital. Nosatraviesa, estructura y condiciona nuestras vidas, siendo consustancial a la actual fase del capitalismo. Esta situación tiene culpables, nombres y apellidos que engrasan el molino destructor de la precariedad. Si queremos liberarnos, es imprescindible identificarlos y ahondar en las causas
profundas de la injusticia.

Individualización de las relaciones laborales, culpabilización de los
trabajadores y las trabajadoras y naturalización de la precariedad.
La precariedad laboral se basa en la individualización de las relaciones laborales. Las condiciones de trabajo tienden a pactarse cada vez más de forma individual, rompiendo las relaciones de solidaridad que pueden existir entre los y las compañeras de trabajo. Las biografías laborales cada vez son más fragmentadas, con cambios continuos de empresa e incluso de sector, lo que debilita las bases para crear identidades colectiva. Se promueve una visión de las relaciones laborales cada vez más individualista, con un trato cada vez más individualizado y arbitrario y con una continua demonización de los sindicatos y de cualquier acción colectiva de los trabajadores y las trabajadoras.

La otra cara de la individualización de las relaciones laborales es la culpabilización de las trabajadoras y los trabajadores de su situación de paro o precariedad. Si todo depende de las características individuales, no existen causas estructuras de los problemas de empleo. Así, por ejemplo, se estigmatiza como “NiNis” a todas las personas jóvenes que no encuentran trabajo
y han dejado o concluido sus estudios. Pero muchas veces esta culpabilización generalmente es más sutil, como cuando se encumbra el “emprendimiento” empresarial, poniéndolo como salida al desempleo, ignorando las dificultades para el autoempleo. O se insiste, muchas veces bienintencionadamente, en la motivación y la formación de los desempleados y las desempleadas,pero se ocultan las causas estructurales del desempleo en España.

El objetivo de esta transformación de las relaciones laborales es que aceptemos las condiciones de trabajo actuales. Poco a poco, como vemos en nuestro alrededor, se impone el “es lo que hay” y el “no me puedo quejar”, porque ya sabemos que fuera “hay 100 como tú dispuestos a aceptar este
trabajo”. La naturalización de la precariedad, es decir considerar como normales las condiciones de trabajo existentes y aceptar que el paro y la precariedad tiene causas “naturales”, no tienen culpables; es una de las consecuencias más graves de la precariedad laboral.

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La precariedad como instrumento de disciplinación del trabajo
El paro y la precariedad son consecuencia de decisiones políticas y económicas. No es un resultado natural del cambio tecnológico, de la organización del trabajo o de las crisis económicas, porque no está escrito que estas transformaciones tengan que deteriorar las condiciones de
trabajo.
La precariedad es un fenómeno con causas sociopolíticas, fruto de la correlación de fuerzas existentes: no es un fenómeno “inocente”.
Para entender esto tenemos que observar como la explotación del trabajo y la segmentación y división de los trabajadores y las trabajadoras no son fenómenos nuevos. El Capital siempre ha utilizado la organización del trabajo y el desarrollo tecnológico es su propio beneficio, en su lucha constante por obtener un mayor beneficio a costa del Trabajo. Desde el fordismo a la
flexibilidad, todos los cambios en el trabajo promovidos por el Capital han intentando acabar con las organizaciones sindicales existentes y con la capacidad de lucha colectiva. Las mejoras en las condiciones de trabajo no han sido fruto del desarrollo, sino de la lucha constante.

La lucha por la unidad

Frente a la explotación, la herramienta que tenemos los trabajadores y las trabajadoras es la unidad. Por eso, para aumentar la explotación, las distintas formas de organización del trabajo buscan dividir a los trabajadores. En las últimas décadas, el Capitalismo flexible ha multiplicado las formas de división de la fuerza de trabajo: no se trata sólo de diferenciar las categorías y las
condiciones de trabajo sino que en este momento también se fragmenta la propia organización.
En una misma gran concentración laboral, como por ejemplo un hipermercado, encontramos trabajadores y trabajadoras que trabajan juntos, pero cuyos contratos están firmados por empresas diferentes. Encontraremos trabajadores de la empresa, de ETTs, de subcontratas, de subcontratas de subcontratas y autónomos/as.
Esto supone un reto para la unidad. Pero no nos engañemos, durante toda la historia el Capital ha buscado incesantemente formas para dividir y enfrentar a los trabajadores y las trabajadoras.
Frente a esto, la clase trabajadora siempre ha forjado nuevas formas para construir la unidad, imprescindible para conseguir la mejora de las condiciones de trabajo.
Nosotros y nosotras debemos ser constructores de la unidad, buscando los problemas comunes y generando redes de solidaridad. Tenemos que combatir todo discurso y toda práctica que enfrente a los trabajadores y las trabajadoras según su empresa, su sexo, su edad, su nivel de estudios, su nacionalidad o su “origen social”.

Unir lucha sindical y lucha política 


Para construir la unidad tenemos que trascender los problemas concretos para buscar las causas y las soluciones comunes. Ese es el papel de la lucha política. Pero ese paso no es posible sin la lucha sindical. Tenemos que impulsar la lucha sindical por las condiciones de trabajo concretas y acompañarla donde ya exista esta lucha, colaborando con los sindicatos de clase.
Nos encontraremos muchas críticas a los sindicatos, muchas injustas y algunas justificadas. Pero tenemos que recordar siempre que haya donde hay organización sindical de clase, las condiciones de trabajo son mejores, y allí donde no hay actividad sindical, las posibilidades de mejora son nulas.

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Como hemos recordado antes, una de las consecuencias más brutales de la precariedad es la naturalización y la aceptación de la degradación de las condiciones de trabajo. Es necesario combatir esta tendencia con pedagogía. Los centros de trabajo no son terrenos sólo para la lucha económica, sino también para la lucha ideológica: para la toma de conciencia progresiva de los
derechos de Trabajo y de la necesidad de organización y de unidad.

Del barrio a la empresa y de la empresa al barrio 


Para construir movilización y unidad es necesario conectar la lucha laboral con la lucha en el territorio. Siempre ha sido así, pero en estos momentos es más necesario que nunca. Primero, por el aumento de la inestabilidad laboral. Una gran parte de los trabajadores y las trabajadoras estamos continuamente cambiando de empresa, incluso de sector, encadenando trabajos temporales con periodos en paro. Segundo, porque tenemos que unir en la lucha a los parados
y las paradas y a todas aquellas personas que han sido expulsadas del mundo laboral. Tercero, porque la lucha sindical clásica pierda fuerza ante la amenaza de cierre o de deslocalización.
Cada vez con más facilidad, especialmente las empresas del sector servicios, pueden cerrar y trasladar el trabajo a otra empresa. Ante esta amenaza, la huelga o el boicot pierde fuerza porque ¿cómo amenazar con dejar de trabajar cuando la otra parte quiere que dejes de trabajar? Ante estas
situaciones, cada vez más frecuentes, necesitamos crear solidaridad en el entorno de la empresa para atacarla desde fuera, para dañar la imagen de marca de la empresa y para obligar a los políticos a que actúen.

La precariedad tiene rostro de mujer. Las mujeres sufrimos las peores condiciones de trabajo, y tenemos peores condiciones de vida.
Tenemos mayores dificultades para encontrar trabajo, tenemos salarios menores y, en general, peores condiciones de trabajo. Esto se traduce en peor acceso a los mejores trabajos y a los sectores más protegidos, especialmente en el sector privado. O la permanentemente la amenaza de ser expulsadas del mundo laboral, especialmente cuando nos hacemos mayores y tenemos
hijos e hijas.

Además, a través del abrazo permanente entre capitalismo y patriarcado, somos las responsables del sostenimiento de la vida, de la reproducción y el cuidado, en un marco en el que nuestro derecho a la salud, a la educación, a la vida digna, se hace cada vez más estrecho por las políticas de austeridad.
La vida laboral es cada vez más incompatible con la vida misma y la explotación y opresión de las mujeres de los espacios laborales y no laborales se hace mayor de la mano de la crisis.
Asimismo, estas condiciones materiales, a menudo, son el caldo de cultivo que da lugar a expresiones de violencia machista.
Por eso es necesario que en nuestros discursos, en nuestros folletos y en las imágenes que utilicemos nos expresemos con rostro y voz de mujer. Las mujeres no sólo sufrimos una doble explotación, sino que también estamos doblemente invisibilizadas. Si queremos representar a las personas que más sufren la crisis, deben recordar que la precariedad y el paro tienen nombre de mujer.

/ 4DOCUMENTO POLÍTICO CAMPAÑA CONTRA LA PRECARIEDAD. IU 2017


Hablemos en primera persona.

Las gentes de Izquierda Unida somos trabajadores y trabajadoras. Sufrimos la precariedad, la explotación y el paro.
En nuestras familias, en nuestros pueblos y en nuestros barrios vemos como
las condiciones de vida y de trabajo empeoran. Necesitamos expresar eso pero desde dentro: no como observadores, sino en primera persona.
Tenemos que contar los problemas expresando la crisis que sufrimos y dando voz a aquellos y aquellas que más sufren los problemas. Todos nuestros discursos y nuestros folletos tienen que ser en primera persona, sin hablar desde arriba y nunca desde la superioridad.

Elevar el discurso y crear conciencia de clase 

El objetivo final de la campaña es construir conciencia de clase. Qué fácil es decirlo y qué difícil hacerlo.
Tenemos que ir desde lo concreto a lo general, señalando las causas y a los culpables comunes; y construyendo soluciones colectivas. Nos enfrentamos a una sociedad cada vez más individualizada, pero tenemos que hacer un esfuerzo pedagógico: sólo desde la más amplia unidad de clase podremos revertir esta situación. Sin unidad estaremos condenados a una vida cada vez más insegura.
En la movilización, en la medida en que las luchas se vayan acumulando, la necesidad de respuestas y de ampliar el horizonte de análisis cada vez es mayor. En la medida en que la conciencia de clase vaya tomando forma, aumentará la necesidad de hablar de socialismo, de plantear proyecto fuertes, sólidos y contundentes de transformación social. Porque sólo con el socialismo acabaremos con la explotación y con las crisis.

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Después de leer este análisis, un documento ejemplar, del que  deberían aprender los partidos políticos que nos taladran constantemente con sus rifirrafes, estoy cada vez más convencida de la necesidad de un cambio radical en nuestra cutrez gestora del Estado. 

¿En qué párrafos de este documento se aprecia un discurso dedicado al funcionamiento interno de IU ni a estrategias y tácticas proselitistas para cazar adeptos y "seducir" a indocumentados ? ¿En qué puntos se abordan intereses de partido, con la situación tan precaria en que quedó esta formación política tras el barrido de "los nuevos" avatares que han intentado liquidarla sin tener su capacidad de lucha y compromiso serio, responsable y ético con la realidad y no con la especulación ilusoria y los tejemanejes que reparten sillones? IU no sólo perdió millones de votos en las elecciones de 2015, sino también y obviamente, los medios económicos para funcionar, y son los militantes y personas buenas, los que sostienen a duras penas la financiación mínima, porque, evidentemente nunca hay donaciones de ricos para un partido que tiene sus raíces ocupadas por los pobres del mundo, como canta la Internacional. 
A pesar de todo ese maltrato ya clásico, que solo puede explicarse por la falta de cultura política y social de la mayoría de la población y de información deformada por parte de tantos medios sostenidos por el capitalismo, que silencian lo que es decente y dan auge y publicidad a todo lo turbio y manipulado; la decencia coherente, la grandeza de espíritu y de ideas realizables y realizadas tantas veces, en la sencillez y en la discreción de IU, nunca es noticia. Pero sí lo es cualquier golpe de mano (sucia) que la quiera dejar fuera de juego, como fue el primer impulso de Podemos y su idea premeditada de fagocitar a la "vieja" izquierda con tan poco glamour y tan empecinada en ser decente y democrática desde la base. Tan aburrida y poco "seductora". 
Precisamente escuchar ese argumento repetido hasta la saciedad y en boca de los "cabezas pensantes" fue una de las causas por las que abandoné Podemos a los tres meses de conocerlo por dentro y ver el percal. Sé que nadie de IU dirá nada chungo de Podemos, porque son tan nobles que valoran lo que pueda haber de bueno, aunque sea poco, por encima de lo descabalado, turbio e impresentable y desean el bien común mucho más que quedar por encima de los demás partidos. Eso, precisamente, que tan poco gusta a la mayoría que vive la política como un espectáculo circense o como un deporte de competición, la decencia coherente, resulta que es el mayor obstáculo para convencer a los votantes de que IU es, con diferencia, la opción que mejor gestionaría un Gobierno. Pero en esta España, tan dada a la picaresca y a la superficialidad, a la fanfarria de tanto "sálvame" se prefiere la comedia de la falacia, el postureo y la ineficacia tipo Hidalgo del Lazarillo, e incluso, la corrupción del Patio de Monipodio, antes que la solidez moral, la eficiencia, la ética y la justicia. 

A pesar de todo hay conciencias tan despiertas que ni aún viendo lo que hay y soportando lo indecible, sin sacar absolutamente nada para su ego o su bolsillo, siguen en la brecha y sin tirar la toalla de la esperanza y del futuro. Sólo por eso merecen un soporte social y un respeto más que merecidos y, aunque solo fuera por el bien común, hasta para los ricos, IU debería ser el partido más votado. Porque un país en donde media docena de capitales acaparan lo que necesitarían millones de maltratados laborales, es sencillamente una vergüenza y una basura. Una verdadera mierda política, social y antropológica. 
Parece mentira que se pueda llegar a ser tan torpes y cretinos votando lo más repulsivo y mediocre porque da miedo lo más honesto y excelente. 
Ya lo decía Anguita en la época del felipismo y del aznarismo: "tenéis lo que os merecéis". Y acertó de verdad, en toda la diana.


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