miércoles, 8 de febrero de 2017

Hacia dónde ha de ir Unidos Podemos

Alberto Garzón


El barómetro de enero del CIS ha sorprendido a propios y a extraños. Estos días venía hablando con gente habituada a trabajar con encuestas, y prácticamente había unanimidad en la creencia de que Unidos Podemos se desplomaría como consecuencia, fundamentalmente, de las acaloradas disputas en el seno de Podemos. Normalmente la permanente discusión interna penaliza, y mucho, la imagen hacia fuera de la organización. Sin embargo, el CIS que se ha publicado hoy destaca una cierta consolidación del espacio político de Unidos Podemos en el entorno del 21-22%. Sobrevuelan algunas preguntas al respecto, pero la que me parece la más sugerente es la siguiente: ¿no estaremos desaprovechando una oportunidad de oro en nuestro país?
El crecimiento de nuestro espacio político tiene mucho que ver con la situación de crisis que se vive en España. Crisis en general, no sólo económica. Desempleo, precariedad, desigualdad, pérdida de poder adquisitivo, deterioro en la calidad de los servicios públicos, privaciones fundamentales, autoritarismo, etc. Todos esos elementos han contribuido en nuestro país a  una crisis de régimen que continúa abierta, y por tanto a una impugnación consciente o inconsciente del sistema en su conjunto por parte de importantes sectores de la población. No en vano, la percepción subjetiva de la población española acerca de la situación política y económica está en niveles de 2011, cuando estalló el 15-M tras varias huelgas generales. La gente no cree, por lo general, en la recuperación económica de la que habla el Gobierno. Mucho menos se ha creído eso de la recuperación política. Este clima es desde luego un escenario de oportunidades para una fuerza capaz de ofrecer un proyecto político en positivo, riguroso y eficaz frente a los problemas de las clases populares.
Al mismo tiempo, probablemente –al menos yo estoy convencido de ello- las peleas internas  alejadas de un sosegado debate político en torno a diferentes proyectos, suele ser un elemento que no suma y añade frustración. En Izquierda Unida hemos sabido mucho de eso, y hemos luchado duro por corregirlo. Estas disputas internas y de esta forma, que vistas desde dentro de la burbuja partidista pueden ser apasionantes, normalmente no importan a quienes esperamos soluciones y propuestas de mejora para nuestras precarias vidas. Hay una distancia abismal entre la percepción del insider, metido en peleas internas, y del outsider, que vive como un drama que sus referentes no hagan otra cosa que autorreferenciarse.
Yo soy optimista, porque hay condiciones para serlo. El 13 de febrero se abre una nueva fase para Unidos Podemos. Hay mucho que hacer y nosotros lo tenemos muy claro: dar un salto cualitativo, ampliando y enriqueciendo este espacio. La gente espera mucho de los dirigentes y de la militancia, y ello va desde la práctica hasta las formas políticas.
Los representantes de Unidos Podemos debemos bajar desde el Olimpo de la institución hasta el infierno en que quieren convertir la cotidianeidad de nuestros barrios. En la práctica política, en íntima conexión con los problemas de hoy en día, es como seremos capaces de construir alternativa y elevar el cortafuegos ante la extrema derecha. Por eso nuestro discurso ha de ser claro e inteligente, no dogmático ni litúrgico sino enraizado en los problemas de las gentes trabajadoras.
Y en términos de formas, Unidos Podemos no puede ser una suma de siglas en perpetua negociación sino que ha de transitar hacia un funcionamiento más horizontal y democrático, más abierto, con la implicación directa de los movimientos sociales, con un nuevo impulso que ahora sí consiga que la ciudadanía protagonice la política por venir, con espacios innovadores de participación y mecanismos para evitar la consolidación de élites burocráticas. La democracia que queremos para el país debemos ponerla en marcha desde el propio espacio político de transformación. Al fin y al cabo Unidos Podemos, desde la autonomía de cada cual, tiene que ser mucho más que unos cuantos partidos pactando citas electorales. Y precisamente para facilitar ese trabajo, en la calle y en las convocatorias electorales que están por venir, hay que trabajar desde ya y colectivamente en acuerdos-marco que establezcan los parámetros generales de coordinación.
Si optamos, por el contrario, por un sálvese quien pueda, por competir entre nosotros y nosotras o por encerrarnos en patriotismos de siglas o faccionalismos de diverso tipo, estaremos recorriendo una vía muerta. Que es tanto como decir que estaremos tirando por la borda lo construido colectivamente en estos años. Estamos aquí, situados frente a la historia, gracias al esfuerzo de mucha gente anónima que no tiene ambición de reivindicarse continuamente sino de algo tan revolucionario como es mejorar su vida y combatir la injusticia. Si nos equivocamos, si nos empeñamos en creernos héroes y heroínas, o si dejamos que nuestro ego individual o partidista nos ahogue en sus ensueños narcisistas, el bipartidismo y su cultura política lo van a saber aprovechar.
En suma, lo que tiene que construirse a partir de las próximas semanas es más y mejor Unidos Podemos, no menos y peor. Donde más quiere decir participación y mejor quiere decir organización y claridad de proyecto.

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Tras conocer desde dentro lo que es Podemos, entre 2014/15, comencé a buscar respuestas políticas participativas en las que se acoplase el espíritu 15M, en otro nivel y las fui encontrando en Compromís e IU, de las que soy simpatizante, coopero y aprecio por igual, pero a la hora de la participación  al nivel estatal, me inclino por la universalidad de Esquerra Unida-UP más que unívocamente por la exclusividad del  territorio en Compromís, opción que no sólo respeto, sino de la que participo encantada porque me parece genial, pero que veo, para mi sensibilidad particular, un poco limitada por las fronteras geopolíticas. 

Me incorporé en el verano de 2015 a UP. Comenzamos casi de cero. Entre la crisis del partido y su antiguo funcionamiento y el ciclón desnortado de Podemos, la formación política estaba fatal. Agredida por la división. Desanimada, dolorida y apaleada injustamente (EUPV, ha sido la luchadora incansable que a base de investigar, luchar sin juegos sucios y sin más armas que la honestidad, la decencia, las leyes y el valor en solitario, ha logrado ir desmantelando las tramas corruptas del pp valenciano en ayuntamientos y diputaciones); EU, tan maltratada y casi convencida de la debacle, con mucha peña, incluso resignada a la necesidad de hacerse el hara-kiri empujados por unas circunstancias dramáticas e injustísimas. Pero había un fondo de salud y de implicación, de buena voluntad y limpieza de intención, de base radicalmente limpia, de raíz, de sana autocrítica y humildad inteligente que me arrebató y me enamoró. El secreto era y sigue siendo, una decencia inagotable y la humildad inteligente de los sabios y sencillos. De la buenísima gente que no quiso resignarse ante aquella purga terrible, desproporcionadamente injusta y que desde cero fue reconstruyendo su nuevo anclaje sin renunciar a sus valores de alma grande y corazón fraternal, igualitario y cada vez más maduro y adulto en la gestión de libertad y pluralismo.
He tenido el honor y el privilegio de ver levantarse y seguir adelante a unos seres humanos de talla heroica que siempre me asombran y de los que aprendo tanto. Tolerantes, atentos, respetuosos, sacrificados por pura generosidad que luego no reivindican como mérito porque  forma parte de su esencia y entrañables, para que no faltase nada en el conjunto. Y no es nada fácil ni frecuente encontrar esas cualidades tan bien repartidas y unánimes en los colectivos humanos de cualquier cariz. 

Por lo vivido a pie de obra entre ellos y ellas, todo lo que Alberto Garzón escribe en este hermoso y acertadísimo artículo, puedo reconocerlo como una realidad sin añadido alguno que no sea auténtica y experimentable en esa especie de milagro decente en medio de una España muy, muy deficitaria en ética y pudor, pero sobrada de fariseísmo, rutinas, juicios y atomatismos de oídas, fanfarrias y miedos infinitos, donde esa excepcionalidad sociopolítica se esconde humildemente en cuatro letras complementarias e inseparables: IU-UP. Cuatro humildes signos que simbolizan una base humana excepcionalmente normalísima. 
No se puede describir con más simplicidad y realismo el significado de algo tan grande y hermoso. Gracias, Alberto Garzón, lider natural de la excelencia que saca de cada ser humano el líder que lleva dentro, sin competir ni subirse a la chepa del conjunto, y siempre desde la escucha limpia, cooperando desde la base y no desde los sillones. Lo bueno de IU-UP es que no le hace falta la hegemonía ni el caudillismo de nadie, porque todo es cosa de todas y todas y todos lo saben y lo hacen posible mediante asambleas y debates reales y no de propaganda, foto y paripé. No hay mejor publicidad que comprobar in situ la verdad de lo que hay.

Ahora, por responsabilidad, Unidos Podemos, debe seguir adelante sin golpes bajos ni guerras miserables sin sentido, y poniendo por encima de simpatías, liderazgos e intereses espurios, el bien común de la ciudadanía, que en definitiva es, y debe ser si aún  no lo fuese, la finalidad y la razón de toda organización social y política en un Estado de Derecho expresado en una democracia plural e igualitaria, que además sostiene económicamente los partidos políticos como herramientas de mejora y trabajo constructivo y no demoledor de valores éticos y cívicos, o sea, políticos, en los que el fundamento  no es mandar sino obedecer a las necesidades y urgencias de la ciudadanía que vota y exige con todo derecho, un trato justo, limpio de corrupción y humano.

Hay algo muy importante que no se debe olvidar: la corrupción no es solo abusar delictivamente del dinero, los enchufes y los cargos, que en buena democracia solo son encargos temporales. También es corrupción poner por delante del bien común los intereses y apegos personales, intereses de partidos, los liderazgos, reparto de cargos antes de tener un programa y una dirección decente que compartir sin competir, ni chafar, sino dialogando, debatiendo y acordando, sin amiguismos, enredos e ideas fijas de cada uno e iniciativas importantes que solo son válidas y legítimas si están aprobadas en asamblea de consulta. Un portavoz de verdad no se empeña en que sea su sola voz la que rompa la armonía del coro cuando ese coro no le ha pedido que sea el solista y nada más le aplauden sus admiradores y grupitos afines.
La gestión política en democracia tiene que ser un servicio público a todos y a todas no solo a los propios votantes, que serían los fans; el concierto político es universal y no privado ni solo para socios de club, como sucede con el pp que solo gobierna a favor de sus ricachones para hacerles aún más ricos y se olvida del resto, dejándolos sin luz, sin agua, sin escuelas o sin médico si eso es lo que va a llenar los bolsillos del colegueo rentable. Igualmente grave es favorecer y promover a los afines al lider para cargos de representación por encima de los ciudadanos desconocidos para la plana mayor del partido, pero que han sido elegidos como portavoces en asamblea de barrio o de municipio, aunque sin la venia de los jefes, caciques y comisarios políticos de una cúpula que no se ha formado en democracia sino en un grupete de amigos en la Universidad donde una estudió. 

Son bases éticas imprescindibles en la política del siglo XXI y si queremos que el futuro sea posible, ya sabemos que en siglos anteriores estas cosas ahora básicas eran irrelevantes tiquismiquis y como consecuencia  de semejante valoración, así está nuestro mundo a día de hoy. Este estado disfuncional  requiere unas terapias decentes y unos cambios de actitud decisivos desde el yo individual y el colectivo. Tolerancia cero al chanchullo, al acoso, a la mentira y al escaqueo, a la opacidad, a la chulería y a la prepotencia. Al machismo unisex que domina los ámbitos del poder. Si Podemos consigue podar esas ramas perjudiciales y estériles y hacer crecer las ramas sanas y fértiles (como ya han hecho hace tiempo en otras formaciones) el árbol del nuevo tiempo, Unidos Podemos, será de una riqueza y de una salud extraordinarias y a prueba de egos destroyers, que son más peligrosos y demoledores que cualquier pp adobado por indas, marhuendas y cebrianes.





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