Jesús Cintora
España vive un grave retroceso en la lucha contra la
corrupción. Con intromisiones del Gobierno en el trabajo de los
profesionales de la justicia, de las fuerzas de seguridad y de los
medios informativos. Hay noticias al respecto prácticamente todos los
días. Desde hace unos cuantos años. Con un partido del gobierno
imputado, la respuesta del presidente en el Parlamento vuelve a ser que
la mayor parte de la gente es buena. Luego, sale su portavoz, el insigne
Rafael Hernando, para volver a señalar a los periodistas "porque
cuentan los mismos casos muchas veces".
Si partimos
de la autoridad moral que puede tener Rajoy para combatir la corrupción,
entenderemos que, de la misma forma que se le ha permitido seguir en su
puesto a pesar de tantos escándalos, puede seguir actuando igual.
Venimos de utilizar a los fiscales partidariamente, de la policía
política y de echarles la culpa a los medios porque "martillean"
informando. Así lo ha vivido el presidente y así lo seguimos viviendo en
las últimas semanas.
El caso de José Manuel Soria es un buen ejemplo. A un ministro de Turismo le pagaba la suite un empresario que mantiene un hotel ilegal. Como el propio Soria dijo al negarlo, "no sería cuestión de ser honrado, sino de ser tonto". Muy listo no fue el ministro de los "papeles de Panamá". Quiso cohibir a los periodistas y los denunció. La sentencia confirma que la información era cierta y el partido del gobierno, lejos de disculparse y seguir investigando, vuelve a quejarse de que los medios informan demasiado.
En Murcia han
asaltado últimamente varias veces las viviendas del Fiscal
Anticorrupción o de un inspector que investiga varios casos. Sí, tiene
connotaciones mafiosas. No tiene pinta de que los asaltantes fueran
"robagallinas", porque no se llevaron ningún pollo. En esta comunidad,
desde tener a un presidente imputado, hasta vivir las intervenciones del
mismísimo ministro de Justicia, daría para rodar una buena película de
cine negro.
En el peliculón murciano tenemos al
presidente autonómico que prometió dimitir si lo imputaban por
corrupción, pero no dimite. Aparece también el presidente del Gobierno
de España que le apoya y Ciudadanos, que debe forzarle a que se vaya,
porque así lo firmaron antes de respaldarle. También están los ministros
del Interior y de Justicia, que han actuado contra el trabajo de la
Guardia Civil y contra dos fiscales que involucran al presidente en un
"plan criminal".
No me dirán que no da para un buen
enredo. Tiene visos de tragicomedia. Pero no olvidemos que lo trágico es
tener un país con pésimos índices de corrupción, con un partido del
gobierno imputado, con jueces y fiscales que abandonan los casos, con
conspiraciones de escuchas policiales o con Amnistía Internacional
denunciando el recorte en nuestra libertad de expresión. Acaban de
preguntarle a Rajoy en el Parlamento y la respuesta ha sido: "España es
una gran nación". Y los españoles, mucho españoles. Nos toman por
tontos.
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No cabe duda alguna, Jesús Cintora: nos toman por tontos, eso es evidente. A los españoles en particular y a así, a tutiplén, a todo el personal que no se come una rosca con el poderío. Lo de España es de alucinar, pero ¿qué me dices del último trending topic mediático de la NASA y del invento mucho más que descubrimiento, de su nuevo sistema planetario con un sol enanito y en prácticas, en plan becario que, según la noticia calienta muy poco para no molestar, -seguramente será por los recortes y la crisis- pero en plan fotocopia cósmica? Y con un nombre de chirigota carnavalera que tumba: Trappist-1, (tal vez sea el inicio de una serie de ocurrencias y gags nasísticos en ristra para aliviar tensiones políticas y eclipsar un poco las barbaridades del nuevo avatar de la Withe House).
Los españoles ya sabemos lo que es un trapo y no hace falta explicarlo, sólo hay que leer y escuchar las noticias patrias para darse cuenta del alcance semántico del término, pero en inglés la raíz y su semiología es mucho más explícita y clarificadora: trap, es trampa y trapping, parafernalia, a parte de compartir arranque fonético con el nombre del actual presidente USA. Trapp y Trump se parecen sonoramente como dos gotas de agua. Es como si una supuesta NASA paralela, contagiada por las fiestas del carnaval e imitando a las comparsas de Cádiz, se hubiese inspirado en la chacota política de las Españas para dar esta inocentada planetaria antes de la cuaresma, demostrando un sentido del humor sutilísimo. Digno de Jerry Lewis o de Peter Sellers. O de Forrest Gump.
Sólo se pueden tomar como una broma los afanes megalómanos e intergalácticos de una especie que no contenta con arruinar y dejar hecho una mierda telúrica el único planeta habitable de su sistema solar, a base de guerras, destrozos a mala leche, contaminaciones, fraking destroyer de la corteza terrestre y corrupciones, completamente idiotizada y seducida por su propia bulimia terminator, sin pizca de conciencia válida para cambiar el rumbo de sus perversidades e ignorancias supinas, intente en serio y sea capaz de descubrir algo que supere la visión de su propio ego, reflejado en todo lo que ve hasta deformar la visión de cualquier cosa que no sea ese ego polivalente y discapaz sin límites, enloquecido y surrealista de feria. La versión bufa de la física cuántica es la explicación de este chiste: como es intencional, ve lo que quiere, pero eso no significa que lo que ve sea lo que hay ni lo que es en realidad, sino lo que esa física de fritanga quisiera ver. Y si no que le pregunten a Stephen Howdking y a sus agujeros negros de quita y pon, que parece el Jorge Verstrynge de la Física.
Como chiste para endulzar la mañana de otra jornada llena de peperadas vergonzosas e impúdicas, de destrozos en Siria y penurias generalizadas, resulta hasta gracioso y relajante, que Trappist-1 nos venga a dar los buenos días desde su humor... alternativo, digno de Jardiel Poncela o de Muñoz-Seca, por lo menos. Parece un deslizamiento retroactivo de las inocentadas en el patio de diciembre o un adelanto de los monumentos falleros a las puertas de marzo. Qué ingenio y qué oportuno ¿verdad?
Gracias, NASA, bonica. Sin ti y sin tu filosofía del avance, este mundo no sería lo que es ni estaría como está.
Gracias, NASA, bonica. Sin ti y sin tu filosofía del avance, este mundo no sería lo que es ni estaría como está.
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