sábado, 4 de febrero de 2017

Sí, pero no así

Valencia tras su plaga de chinches

La campaña CIEs No ha convocado un encierro durante todo el fin de semana en una parroquia valenciana para exigir que el centro de internamiento siga cerrado y para que se cierren todos los CIEs de España.







Concentración por el cierre del CIE de Zapadores (Valencia)/ Efe







La campaña CIEs No ha convocado un encierro protesta este fin de semana en la parroquia de Monteolivete, en Valencia, que finalizará el próximo domingo ante el centro de internamiento de extranjeros (CIE) de Zapadores para reclamar que no reabra sus puertas y que se cierren todos los CIE de España.
La portavoz de CIEs NO, Gema Siscar, ha explicado que el objetivo de esta iniciativa es conseguir que Valencia sea una ciudad "más digna", donde se cumplan los derechos humanos y no haya centros en los que se interne a gente "cuyo único delito ha sido el elegir una vida mejor".
El encierro ha comenzado esta tarde con la lectura de un manifiesto que reclama que continúe y se acentúe el compromiso del Gobierno municipal y el autonómico para hacer de la Comunitat Valenciana un territorio "libre de CIE, de redadas racistas y de deportaciones".
Sobre el CIE de Zapadores, de cuyo cierre temporal se cumplen este domingo cuatro meses debido a una plaga de chinches, el manifiesto reclama su cierre "definitivo, como única medida posible y efectiva de garantizar los derechos humanos".
El texto recuerda que los CIE son centros donde existe una "continua y sistemática vulneración de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de las personas migrantes que se encuentran dentro encarceladas sin haber cometido ningún tipo de delito".
Siscar ha explicado que durante la jornada del sábado habrá por la mañana juegos y "dinámicas" para saber qué es un centro de internamiento, qué significan las deportaciones y qué ocurre en las fronteras, y por la tarde se rendirá homenaje a los quince fallecidos en el Tarajal de Ceuta y se exhibirá un documental.
La portavoz de CIEs NO ha hecho un llamamiento a participar el domingo en la asamblea abierta convocada para reflexionar y proponer acciones que lleven a un modelo de sociedad "sin racismo ni xenofobia". El encierro finalizará el domingo a las 12.30 horas frente al CIE de Zapadores. 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: 

Este encierro y cualquier protesta semejante es un acierto y una necesidad.Los CIEs son una vergüenza más digna de Donald Trump y sus testaferros que de una verdadera democracia europea y no como la nuestra, capaz de consentir vallas cortantes y sangrientas para impedir el paso a nuestros semejantes que ya no pueden más con las consecuencias de nuestras colonizaciones indecentes e inhumanas, que a base de una deseducación teledirigida por un credo imperialista carente de ética y de humanidad pero rebosante de falso buenismo y confusión entre religión y estado, nos ha impedido crecer y desarrollarnos sanamente en el respeto a la libertad de conciencia y de elección. 
Dicho esto, ahora me pregunto si es adecuado seguir mezclando los asuntos de dios con los del césar y hacer los encierros en las iglesias católicas y seguir el juego del falso estado laico y aconfesional con la religión del Vaticano hasta en la sopa, sazonada con la pasta que nos levanta, los IBIS que no paga, el patrimonio público del que se apropia, su control sobre la política del Estado y el manejo de la educación privada y confesional que se gestiona con dinero público y sus enjuagues con abusos y pederastias impunes, hasta en la sopa, sin comprender que ya no es el tiempo de Constantino ni de Justiniano ni del Cisma de Aviñón ni de las guerras entre sectas como la de los 100 años, ni de la Contrarreforma. Esa religión-negocio-estado nunca va a cambiar nada, deberemos ser los ciudadanos y ciudadanas que aún adolecemos de madurez social y asimilación de los DDHH, quienes cambiemos y  comprendamos que  nunca será posible la democracia, si seguimos aceptando una dictadura monárquico-religiosa, dependiente de un estado sin fronteras materiales controlador de conciencias y de políticas que se mantiene  y reina con nuestros impuestos, unidos a nuestros hábitos, que gestiona y se apropia de nuestro compromiso espiritual -no necesariamente religioso- que es inseparable de la realización material en la polis, en la convivencia, que es la política. Como si un credo o una ideología religiosa fuese el único motor de la bondad humana, de los valores sociales, de la justicia y del amor, sin capacidad alguna para mirarse a sí misma y corregir sus despropósitos, abusos, soberbia, prepotencia y tantas veces juicios y discriminaciones crueles. Maestros piñones que de sus carencias dan lecciones.

¿No sería mucho más sano encerrarse para reivindicar el No a los CIEs, por ejemplo, en la Asociación de Vecinos del barrio o en algún local de la Junta Municipal -donde no hay vínculos ideológicos ni de culto- que en la parroquia? ¿No sería más sano que los concursos de belenes de los casales falleros los gestionen y premien los  mismos falleros y no la Comisión de Cultura de las Juntas Municipales? ¿Dónde está la igualdad con las otras confesiones religiosas? y más aún, ¿dónde queda la teórica laicidad de un Estado de Derecho, que aquí está completamente retorcido y adaptado a lo que venga de Roma, cuyo imperio, al parecer aún sigue vigente? 
No es el mensaje de Jesús de Nazaret el que impone altares, parafernalias sadomasoquistas de la Semana Santa o las comilonas y despilfarros locos de la Navidad, ni templos, ni belenes ni crucifijos, sino los rituales paganos del viejo imperio, renovados en el alcanfor de los papas (pontifices, aún conservan el atributo imperial de origen) y comanditas adyacentes. 

Mientras nuestro sopor colectivo siga viendo como "normales" estas aberraciones, seguiremos gobernados por la misma escoria que produce la combustión de esta antología del patetismo. Mientras no despertemos, la pesadilla punitiva seguirá al mando del Titánic de Prometeo, que está siempre a punto de hundirse pero nunca se hunde del todo, mientras va haciendo abortar la inteligencia colectiva y la conciencia individual en la sala de máquinas. 

Las religiones tuvieron su momento histórico cuando los seres humanos primitivos trataban de explicarse lo que no podían entender en su entorno. Por desgracia aquella carencia inicial se ha ido perpetuando a cargo de las castas que desde la noche los tiempos se engolfan  en el poder ya sea religioso, militar, ideológico, jurídico, filosófico, político, científico, mercantil o tecnológico; la religión, que engancha con miedos, esperanzas, ilusiones precocinadas, consuelo, excomunión, castigos y premios, inventando dioses a la medida compresible del parvulario racional-emotivo, es el barniz que desde siempre tapa las grietas y desconchones de la miseria humana, ética y cognitiva, lava la cara al horror hasta hacerlo aceptable e incluso "humano", mezclando magia con devoción, el pecado con el poder de perdonarlo nada menos que "en nombre de dios", haciéndose presente, sobre todo en el ansia protagonista del catolicismo, que ha inventado sacramentos suficientes para controlar todos los momentos importantes de la vida de la peña. 
Bautismo para el hijo que llega -no a una edad adulta y tras la decisión madura libre del individuo-, Confirmación para la adolescencia emulando la fiesta romana de la bulla, para que el obispo que calla u otorga las pederastias, dé el visto bueno a los adolescentes nada menos que del Espíritu Santo.
La Confesión o Penitencia, que es el control absoluto e insano cotilleo en la vida del prójimo para teledirigirlo mejor aún. En las primeras comunidades cristianas sólo se hacía una única confesión cuando se bautizaba el aspirante y renunciaba públicamente a los flojos valores de su vida anterior. O cuando tras haber cometido una barbaridad contra alguien, le pedía perdón en la comunidad. 
La Eucaristía, que simplemente significa "acción de gracias" y que a base de fundamentalismo trastornado convirtieron en un sacrílego ritual caníbal afirmando que la hostia consagrada es realmente el cuerpo de Cristo, -no un símbolo-, tomando al pie de la letra las palabras del evangelio en la Cena del Jueves Santo, y diciéndoselo con solemne autoridad a la feligresía analfabeta mientras se producían ataques de pánico traumático en muchos fieles convencidos a pies juntillas de que no podían ni rozar con los dientes aquella oblea sagrada que a duras penas, pegada a las mucosas de la boca, se les deshacía a trozos, padeciendo una verdadera angustia por haber hecho daño al Señor mientras se lo tragaban...
También está el Matrimonio, donde el visto bueno de un cura célibe y completamente ignorante práctico de lo que está bendiciendo, no tiene el menor sentido, pero marca el poderío de una institución omnipresente en todos los eventos humanos importantes.
La Extremaunción, es como el sello del jurado en una especie de Tu cara me suena, que le da al moribundo el certificado fetén de que desde el bautismo hasta la muerte ha sido objeto y posesión total sin fisuras del trust católico, o sea, que ya está listo para, en el peor de los casos, pasar una larga intemporalidad en el Purgatorio antes de poder entrar en el cielo, bueno, aunque a partir de Ratzinger ese destino postmortem sufrió, junto con el Limbo, un definitivo recorte que ha dejado mucho más diáfanos y expeditivos los caminos hacia la Gloria o el Infierno, sobre los que Pedro, por ser el primer papa de una lista interminable, tiene la potestad de abrir o cerrar las puertas celestiales con sus llaves, cuyas copias, off course, tiene, obviamente, el Vaticano a su disposición y a buen recaudo.
Lo del Orden Sacerdotal, es lo único que tiene cierta lógica, puesto que es un acontecimiento sectario y reducido solamente a los interesados en seguir el juego institucional del invento. 

Todo, todo, igualito que en los rituales del Imperio Romano mezclados con los de Mitra y demás cultos mistéricos, y sin nada que ver con el mensaje liberador, sencillo, directo y accesible de Jesús, vamos, que a miles de años luz, -nunca mejor dicho-, el negocio de la religión siglo tras siglo va reviscolando,  Déu n-hi do,com es diu en valenciá, y adaptándose a todo, ya sea a dictaduras, totalitarismos torturadores y asesinos o cleptocracias corruptas, ya sea a dios  y sus santos eméritos, como al diablo, que al fin y al cabo en esa teología del enjuague extracorpóreo, para ellos ambos tienen el mismo poder ejecutivo. Lo cierto es que a base de crear un mundo paralelo y surrealista han acabado por alejar al ser humano adepto a ellos de cualquier tentación de libertad y de responsabilidad, de conciencia y de capacidad decisoria para afrontar, entre misa y misa, paternoster y vivalavirgen, su propia esencia humana y divina en el mismo pack, esencia en la que, si es cierto que hay Dios, radica la energía cognitiva y experiencial, que permitiría comprobarlo y reconocerlo sin necesidad alguna de comida de tarro ni manipulaciones, sin más nombre ni apellidos que el regalo de vivir plenamente en un ámbito universal abierto y sano, comunitario y fraterno, -más allá de estar juramentados en plan neurótico y borreguil-, que aquí en la Tierra se ha dado en llamar justicia y amor, pero que nadie sabe cómo se llama de verdad, ni tampoco importa mucho la nomenclatura, si se vive, se siente y se comparte plenamente. 

Mejor, ciudadanía consciente, libre, creativa  y generosa, que parroquia dormida, beata, acomodada y sumisa. Mejor crecer en el espíritu universal y sin fronteras que estancarse por la costumbre rutinaria del miedo al cambio y la obediencia ciega, en la misma inercia que ha traído a la especie humana(¡?) hasta este estado de desoladora disolución.
Las peores plagas de los CIEs, mucho me temo que  no sean de insectos, sino  las de bípedos erectos y hasta pensantes, capaces de construir esos centros de tortura contra sus semejantes más pobres y olvidados. Bípedos que van a misas cada vez más negras y le rezan devotamente al diablo, que es su verdadero y único ídolo.


P.D.
Para completar el cuadro, se puede echar un vistazo al trabajo informativo que ayer viernes, por la noche, publicó La Sexta en Equipo de Investigación sobre una organización ultracatólica y absolutamente enloquecida, que se autodenomina Yunque. Y a la que según parece pertenecen peces supergordos de lo que nos viene gobernando y machacando la vida a la mayoría ciudadana. Así se explican tantas aberraciones...el poder religioso torcido y enfermo de fanatismo y crueldad es un verdadero terrorismo psicoemotivo y devastador, que se filtra en el inconsciente colectivo y personal mediante el caldo de cultivo religioso-populista.

Sería interesante conocer la opinión del Vaticano sobre Yunque y sobre las actuales hazañas tan ejemplares de Donald Trump en su cristianismo delirante rococó. Y sobre todo qué medidas tomará con Mr. Crazily-hairs (Peloslocos, en román paladino) y si SS piensa excomulgar a los miembros de la organización católico-talibán o los va a dejar sueltos por el mundo haciendo apostolado para mayor gloria del manicomio global y devotísimo.

Madremía,esto está fatal y además, in crescendo. Tal y como pirula el iconostasio pantocrator, mejor que Dios nos pille sin confesar....Seguro que nos trata y nos comprende mucho mejor que sus "representantes" borderlines del cottolengo fashion, católicos y mucho cristianos en general.



No hay comentarios: