Hola sol,
Hoy solo te escribimos para contarte una historia bonita, la historia de Amal.
A Amal le gusta inventar. Con apenas 14 años, Amal busca soluciones sencillas a problemas complejos.
Esta estudiante de nuestra escuela del campo de refugiados Al-Fawwar, en el municipio palestino de Hebrón, desarrolló la idea de un asfalto que previene la acumulación de escarcha en las carreteras durante el invierno. Hace apenas unos días, Hebrón, una de las zonas más frías del territorio Palestino ocupado, amanecía cubierta de nieve.
Gracias a su idea, Amal fue invitada hace unos meses a visitar la NASA para seguir aprendiendo.
La educación de las niñas y niños refugiados de Palestina ha sido nuestra máxima prioridad
desde el comienzo de nuestro trabajo y, ya en 1960, fuimos los primeros en establecer en Oriente Medio la igualdad en la matriculación de niños y niñas. Cada día, cerca de 500.000 estudiantes acuden a los 711 centros educativos
que tenemos repartidos entre Gaza, Cisjordania, Líbano y Jordania.
Además
de gestionar las escuelas, proporcionamos formación profesional a los
jóvenes para ayudarles a adquirir habilidades adicionales que favorezcan
su entrada al mercado de trabajo. Trabajamos intensamente para
que el nivel de educación que reciben los niños y niñas refugiados sea
siempre, y bajo cualquier circunstancia, el más alto.
Desde UNRWA queremos darles un espacio de seguridad y normalidad
en un contexto en el que están rodeados por la guerra y la violencia de
la ocupación. Porque los niños y niñas refugiados de Palestina tienen
derecho a soñar y a trabajar para que sus sueños se hagan realidad. Como Amal, que desde un campo de refugiados pudo entrar en Estados Unidos y llegar a la NASA.
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