viernes, 17 de febrero de 2017

Alternativas para debatir las posibilidades de la democracia

Entrevista con David Van Reybrouck ¿Y si sorteáramos la democracia?

Este filósofo flamenco le saca los colores a la élite política, reniega del procedimiento electoral y aboga por otra forma de representatividad. Lo hace en 'Contra las elecciones. Cómo salvar la democracia', a caballo entre el ensayo y el manifiesto.




El filósofo flamenco David van Reybrouck.- CHRISTIAN GONZÁLEZ
Madrid





Ocurrió en 2010 tras el hundimiento de la banca. Un puñado de anarco surrealistas se hicieron con el gobierno municipal de Reikiavik con desternillantes proclamas que abogaban por repartir toallas gratuitas en las piscinas públicas, la adquisición de un oso polar para el zoo de la ciudad o mantener el Parlamento limpio de drogas. Lo que se intuía un cataclismo político resultó ser un ejercicio de solvencia democrática; en cuatro años habían saneado el presupuesto de la ciudad y salvado de la quiebra a la principal compañía energética.
Más allá de la anécdota, el experimento evidenció que no siempre la veteranía política es garante de una buena gestión. El ensayista flamenco David Van Reybrouck se ha empeñado en su último ensayo Contra las elecciones. Cómo salvar la democracia (Taurus) en sacar los colores a toda una élite política que parece no enterarse muy bien de qué va la vaina. “A veces me siento como si viera un tren que va a chocarse con otro en cámara lenta mientras buena parte de la clase política mira hacia otro lado y nos dice que todo va bien”. La “inminente” colisión, que Van Reybrouck augura para la próxima década, dará pie a una época de disturbios y turbulencias políticas que afectará a nuestra forma de entender la representación política.
Pregunta.- Por momentos parece que predice usted una suerte de “primavera europea”
Respuesta.- Más bien será un largo invierno…
Profecías apocalípticas al margen, la propuesta de este joven filósofo no se queda en el mero vaticinio, quizá lo más interesante del libro es el diagnóstico de lo que ha bautizado como “síndrome de fatiga democrática”, afectación de sintomatología diversa como la preocupante disminución de votantes —la abstención se está convirtiendo en la tendencia política más importante de Occidente—, un incremento de la fluctuación política —no sólo votan menos, sino que son más volubles— o el descenso en el número de afiliados de los partidos políticos. Con todo, y aquí radica quizá una de las paradojas del libro, el anhelo democrático es cada día más fuerte. “Nunca hubo tanta hambre de democracia como hasta ahora, el problema es que la gente, en especial los más jóvenes, han dejado de creer en ella”.
“Empieza a ser peligroso pensar que no hay alternativa a las elecciones dentro de la democracia”
Y ahí es cuando surge lo que él llama el “fundamentalismo democrático”, o lo que es lo mismo, entender que las elecciones redimen al sistema de todos sus pecados. “El germen de las elecciones nunca fue democrático, las elecciones las crea una élite para sustituir a otra élite y asegurar que las masas no iban a crear el caos, para ellos democracia era igual a caos. No en vano, la palabra élite y elecciones tienen la misma raíz semántica”. En otras palabras, la democracia no es más que una pantomima pergeñada a finales del XVIII que urge actualizar. “Empieza a ser peligroso pensar que no hay alternativa a las elecciones dentro de la democracia”, asegura Van Reybrouck.

David Van Reybrouck.- CHRISTIAN GONZÁLEZ

Para ello, para actualizar el procedimiento y dotarlo de mayor legitimidad el filósofo echa mano de una solución que resulta un tanto provocativa cuando menos: introducir la elección por sorteo de asambleas deliberativas que designen a los responsables de la toma de decisiones. “Con las elecciones, pasamos simplemente de una aristocracia a una aristocracia elegida, de modo que tiene un origen elitista, el sorteo, en cambio, es el procedimiento de la democracia”.
"Con las elecciones, pasamos simplemente de una aristocracia a una aristocracia elegida"
Consciente de la singularidad de su propuesta, el filósofo se escuda en la historia de la democracia para avalar lo que en un principio pudiera parecer la típica extravagancia de académico con ínfulas de notoriedad. “Atenas, Florencia, Venecia… la elección por sorteo, aunque de modos completamente distintos, forma parte de la esencia de la democracia”, una naturaleza sobre la que reflexionaron pensadores de la talla de Montesquieu o Rousseau y de los que el autor se sirve para apoyar su tesis: “Ambos coinciden en la idea de que el sorteo es más democrático que las elecciones, entendieron el sorteo como lo que verdaderamente ponía en peligro a la élite”.

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A leer las reflexiones de Van Reybrouck se me reconfirma la idea de que hemos llegado a un momento histórico y sociológico en el que es ya imprescindible dar pasos hacia otro concepto organizativo de la democracia y de la gestión política, parecido al momento de la Ilustración en que mentes y sensibilidades como las de Rousseau, Montesquieu o Voltaire, comenzaron a repensar la sociedad de su tiempo y a superar conceptos heredados para dar paso a otro tipo de organización, que basada en las experiencias del pasado, fuese una caja de herramientas cognitivas y aplicables en la práctica política para construir un presente y un futuro más evolucionados e inteligentes que la repetición literal del pasado.

Desde nuestro momento actual cabe preguntarse muchas cosas fundamentales, como por ejemplo, ¿Qué sería lo mejor y más eficaz para el cambio: una ruptura instantánea y tajante con el régimen actual que tanto nos tortura? ¿Una cooperación dialógica de pactos entre las fuerzas opuestas del eterno bipartidismo cada vez más ineficaz e inoperante, que obligase a ceder por ambos flancos en las actitudes más violentas,  irracionales e impositivas de unos y otros? ¿Seguir un principio alternativo libremente y por grupos autónomos creando mediante una red de mutuo apoyo un estado de bifurcación paralelo a lo actual, desde el barrio y los municipios, desde el que hacer posible y materializable esa nueva forma de ser ciudadanía autogestora,  cooperativa y libertaria, sectorial y responsable de su empoderamiento asambleario sin caudillos ni credos partidistas, pero con una organización democrática directa y horizontal, responsable y lúcida, al servicio del bien común y no al de partidos ideológicos, como ya se esbozó y se propuso en el 15M?

No se trata de llamar violentos, terroristas y antisistema a quienes sólo rechazan este sistema ya demostradísimamente caduco y sin más salida que  abandonarlo, mediante la disolución y liberación de su entropía para iniciar el nuevo camino de salida hacia la nueva construcción social, política, económica y ecológica, reparando lo aprovechable que quede y creando lo necesario para cuyo empeño las peleas y conflictos ideológicos de los intereses hegemónicos de  partidos multitudinarios son una rémora y un peligro, porque nos agotan políticamente, nos dispersan la atención a lo fundamental, que es la urgencia del bien común, soportando problemas secundarios que se convierten ya casi en conflictos institucionales; así nos desactivan la energía necesaria para trabajar y construir ese Arca de Noé que nos impida acabar en un desastre global cada vez más inevitable hacia el que este sistema va lanzado a una velocidad de crucero que crece en proporción geométrica. O sea, cuánto más se agranda, a más velocidad avanza y viceversa. Por ejemplo, ahora mismo se está invirtiendo la energía, los recursos, la atención mediática y el tiempo, en seguir los conflictos de Podemos, del Psoe, C's y pp, cuando lo urgente no son ellos, sino la solución a la gravísima herida social que ellos, durante 2016, no han sido capaces de aliviar y mucho menos de sanar y es la ciudadanía la que con iniciativas solidarias y sectoriales, va logrando paliar como puede y, tantas veces, peleando con las instituciones en contra de la misma justicia social.

Cuanto más empeño se pone en considerar insuperables la maravillas del pasado y en esforzarse en reproducirlas para que las ruinas resulten un nuevo formato del Empire State, más lejos queda la salida del túnel y más cerca el final tan temido como irresponsablemente negado, en un total Titánic fashion

No hay soluciones mágicas de la "ciencia" sin conciencia, ni milagros cibernéticos iluminados por calentones frikis que puedan salvar a nuestra especie de lo que sus élites se han empeñado en provocar, desde la revolución industrial y el vivalavirgen del liberalismo ombligocéntrico, que, sin haber aprendido nada inteligente de la experiencia histórica, ocupa hoy en día la cúpula y el timón del mundo.

El corte radical y el enfrentamiento entre conscientes e inconscientes -que es lo que siempre se ha hecho- no es la solución sino la garantía asegurada de que el conflicto impedirá ad infinitum la lucidez y nublará la capacidad para pensar más allá del cortoplacismo de cada batalla que se gana o se pierde en los compartimentos estancos de una guerra de distracción interminable, que jamás permitirá que nada cambie. Es la dinámica de este sistema,la trampa indisoluble hasta ahora, en la que caen absolutamente todos los que pretenden 'salvar' al resto del 'peligro enemigo', sin ver que lo primero para salir del atolladero es dejar el combate y de considerar enemigos a los que comparten vida, estado, planeta, recursos, región, trabajo y vecindad con nosotros. Ver seres humanos y no vallas y fronteras artificiales como son prejuicios y sambenitos sobre persona y personaje. Abandonar las ilusiones y caminar en la realidad que palpamos para que ningún gurú ad hoc venga a convencernos de lo que no nos convence aunque venza en votos y acabar así comulgando con ruedas de molino y tragando sapos. Salir del imperio del prototipo  teledirigido para convertirnos en humilde y sencillo  paradigma de la convivencia y de la inteligencia colectiva.  Sin separar lo que somos (esencia yosotros) de lo que pensamos (ideas), de lo que hacemos (praxis vital) y de cómo lo hacemos (imperativo ético) para no caer en la incoherencia, por ejemplo, de amar a las mascotas y dedicarles más atención que a nuestros hermanos de especie más apaleados o de llamarse socialistas y anular la soberanía del pueblo o votar al pp "para que haya un gobierno" adobado con ley mordaza y una contrarreforma laboral digna de Calígula y Nerón en su esplendor, aunque sea lo peor para la ciudadanía o aclamar como imperator absolutus a quién menos escrúpulos y más ambición egocéntrica demuestra, sólo por la labia que tiene, por lo joven y suelto que se le ve, aunque cada día nos salga sin brújula ni mapa por los Cerros de Úbeda con ese pico de oro, que decir no dice, pero hay que ver lo bien que habla y aspavienta. Por consiguiente, o por Tutatis si se tercian los turnos del poderío, y va bien para la logística del ganar lo que sea y como sea.

No podemos seguir repitiendo lo mismo de siempre aunque nos lo vendan envuelto en neopreno o en magia potagia de la señorita Pepis. Obras son amores y no buenas razones. 

Por aquí dejo a este maravilloso y lúcido vejestorio, Montesquieu; que se convirtió en paradigma del futuro al dar pistas e ideas con que ir cambiando por la luz de la inteligencia el enrarecimiento que da la repetición constante de las mismas fórmulas en la tenebrosidad viejuna y sin ideas que aportar que no sean intereses y enredos, en el declive de un tiempo horrible (como son todos los tiempos que dejan de funcionar en presente para vivir entre  la obsolescencia y la fantasía con disfraz de actualidad, añorando el ayer, pisoteando el hoy e imposibilitando el mañana).
No es tanto lo que dice (que es, además, interesantísimo) sino la actitud intelectual, ética y cívica con que se atrevió a afrontar la carcundia contemporánea y a cantar las cuarenta en luces dentro de un agujero negro, que acabó por iluminarse, pero no lo suficiente como para ver  sus propias derivaciones en un futuro dependiente del crudo y de las nucleares, del pastón, la avidez devoradora de las élites, los bancos sin escrúpulos hechos los putos amos y del glamour de la corrupción y la mentira en un perpetuo carnaval atroz más dramático y trágico que divertido.

Parece que este filósofo Van Reybrouck, con su actitud, quisiera tomar la antorcha del relevo, ojalá, pero de momento, me da más confianza Varoufakis. Quién sabe si los dos juntos y puestos a ello, lograrían dar forma, contagio cognitivo y porqués en Europa, a ese impulso hacia la bifurcación que tanto necesitamos. Ojala!


 Montesquieu dixit:

"La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo"


“Para conservar la virtud en la democracia deben evitarse los extremos de pobreza y riqueza, estableciendo mínimos y máximos legales a la posesión de la propiedad”.

"Es menos peligroso y menos dañino para el pueblo un tirano en una dictadura que unos ciudadanos irresponsables e inoperantes en una república" (Me pregunto, al hilo de esta frase de Montesquieu,  si será éste el motivo de que el Psoe prefiriese apoyar el gobierno de Rajoy o negociar con C's, antes que aceptar una coalición de izquierdas que con el Psoe, si fuese de izquierdas, habría sido mayoría parlamentaria. ¿Tal vez ha actuado así porque tiene más confianza y se siente más cómodo en una dictadura ppoppular, que en una democracia participativa a cuyos ciudadanos desprecia y no considera capaces ni responsables para mejorar las cosas?)


"Si supiera algo que me fuese útil, pero que fuese perjudicial a mi familia, lo desterraría de mi espíritu; si supiera algo útil para mi familia pero que no lo fuese para mi patria, intentaría olvidarlo; si supiese algo útil para mi patria pero que fuese perjudicial para Europa, o bien fuese útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo consideraría un crimen y jamás lo revelaría, pues soy humano por naturaleza, y francés sólo por casualidad."





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