martes, 21 de febrero de 2017

A ver si es verdad y la propuesta cuaja




El nuevo gurú económico de Pedro Sánchez está en las antípodas de Jordi Sevilla  

Belén Carreño (eldiario.es)  

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A Pedro Sánchez le está costando tiempo, errores y bofetones ir madurando y ver la realidad social, económica,política y, en paralelo,de su partido de origen. Le ha costado descubrir la importancia de un grupo socialdemócrata coherente como bisagra y coordinador más que necesario, imprescindible, de la política española y europea, por no decir también, global. 

Lo más grande de la izquierda está aun por hacer en España, en Europa y en el mundo. La izquierda verdadera, o sea demócrata, igualitaria, fraterna, libre y plural, nunca será un bloque unívoco ni con las conciencias individuales y colectiva metidas a presión ciega en una unidad ficticia al servicio hegemónico del voto del miedo y su cortoplacismo vacío de sustancia pero lleno de emociones, ilusiones y fuegos de artificio demagogo, aunque, al parecer, necesario en este sistema absurdo, retroalimentado con presiones, chantajes emocionales y opacidades, dobles caras, parches de quita y pon en el mismo mejunje, falsas promesas que todos dan por anticipado como irrealizables, y sin embargo necesarias para que el impulso de utopía no se venga abajo y el juego ilusorio de las soluciones imposibles continúe su viaje a la nada de los globos pinchados prêt-à-porter. 
 

La gran esperanza y la gran baza de la izquierda es que así como el capitalismo neoliberal se ha desgastado, se ha corrompido y se ha podrido dejando a la vista sus miserias horrendas: Reagan, Thatcher, Trump, Merkel, Sarkozy, Rajoy, Aznar, Rato, Fabras, Cotinos, Camps, Barberás, Castedos, Trillos, Aguirres, Granados, Camacho, Cospedales...etc, etc, etc... y un pp cavernario estructural digno de la ONCE, que les alimenta y les arropa, más toda una cadena de basura globalizada e interminable que rula por dictaduras amigas, emiratos corruptos, invasiones y guerras de "mantenimiento" para el sistema, bancos, multinacionales, holdings, offshores y paraísos fiscales de todo tamaño, condición y nacionalidad; la izquierda sana e inteligente nunca ha gobernado el mundo como la ha hecho el capitalismo salvaje, más que nada porque ese sistema va en contra de su propio existir, ni siquiera ha llegado a realizar su programa, a pesar de que el leninismo lo intentó sin conseguir otra cosa que degradar el socialismo original, aplicando estrategias dictatoriales de derecha cruda y dura para imponer por narices una "democracia" de aparato y oligarquía, presuntamente "del pueblo", pero oligárquica en realidad. Es seguro que Marx y Engels se habrían horrorizado en la URRSS, en la China de Mao y en la China de hoy, que sigue siendo "comunista" de atrezzo. Intentos torpes, miopes y crueles, que salvo en el nombre, jamás fueron socialistas.
La izquierda como corriente mundial de nueva conciencia colectiva sostenible, justa y solidaria, está por estrenar como recurso humano y como movimiento global. Que se sepa públicamente sólo hay tres referentes de éxito socialista en el mundo: los primeros años del Frente Sandinista de Liberación en Nicaragua y los municipios de Marinaleda en España y de Riace en Italia.  

Esa iniciativa de Pedro Sánchez debe alegrar a toda la peña progresista y ser motivo de una gran esperanza perfectamente realizable y sin desengaños, porque el contacto y praxis socialistas convence y cambia las conciencias más que vence en los conflictos por la fuerza bruta, los juegos sucios y los chantajes, que son los métodos innatos en el flanco derecho de la evolución, es decir, en el flanco que va marcha atrás en el camino de nuestra especie, que se basa en lo más primario y animal: producir o padecer miedo, un instinto básico de supervivencia donde para vivir y poseer hay que exterminar si no se quiere ser exterminado; el personalismo egocéntrico del "jefe", que es el macho (aunque en los humanos a veces sea mujer), el dominio del territorio, la pelea por ganar y ser los jefes de la manada, la pugna constante entre rivales que aspiran al mando del rebaño y la rapiña que arruina a las demás manadas distintas y se come a los más débiles. Si revisamos los comportamientos animales veremos su selfie exacto en la crisis de origen neoliberal que estamos padeciendo.
En cambio lo que llamamos izquierda, funciona desde la empatía, la compasión, la justicia, el respeto a lo diverso y la capacidad asociativa, la inclusión igualitaria, frente a la exclusión de las castas sociales, y la riquísima pluralidad cooperativa frente a la rivalidad y la hostilidad permanentes contra todo lo que no se reconoce como de la misma manada. Para lo que llamamos izquierda la lucha es esfuerzo y trabajo de conciencia y acciones comunitarias justas y sanas que hacen visible el conflicto oculto por el poder, aportando soluciones y no solo alboroto; para la derecha la lucha es guerra feroz a muerte y sin escrúpulos contra todo lo que no se entiende y hay que exterminar. Ambas posiciones y sensibilidades son la manifestación incontestable de un futuro abierto, libre, plural, consciente de los límites materiales, pero lleno de esperanza, de creatividad orientada al bien común y logros igualitarios, frente a un pasado fósil y enrarecido, de caciques ya derrotados por la misma realidad insostenible de su sistema regulador de intereses y manejos deplorables y exterminadores del mismo enjuague ilimitado en un medio natural cada vez menos natural y más limitado y escaso en recursos de cualquier especie, gracias al método dinosaúrico de la rapiña.
Al fin y al cabo los grandes reptiles del periodo secundario desaparecieron porque agotaron los recursos que les alimentaban.Esa mentalidad "conservadora" es lo menos conservador que existe en cuestión de inteligencia colectiva, percepción de la realidad a largo plazo y visión de conjunto, que supere los dividendos y ganancias del pastón de cada jornada bursátil.


El Psoe viejo perdió la orientación casi desde sus comienzos. Ganar por una goleada de 10 millones de votos le cegó la visión, la capacidad de autocrítica seria, le quitó la lucidez, lo hizo olvidar el potencial ciudadano y la pedagogía necesaria para el desarrollo de una sana e imprescindible conciencia colectiva, y su propio ego grupal le condujo a un tobogán en caída lenta pero imparable, que ha rematado, primero con la corrupción inevitable en las grandes formaciones donde se cuela todo al olor del triunfo y el medrar, y ahora en la gestora actual de su finiquito, pero también en una sana división terapéutica. Hubiera sido horrible que tras lo de Ferraz todo hubiese quedado en el remiendo vergonzante de un zurcido susanil soberano y sin alternativas. Hubiera sido no sólo la muerte del viejo Psoe, sino el sarcófago definitivo y con la lápida final sobre más de cien años de honradez, que el proyecto del Pablo Iglesias original inició a principios del siglo XX. 
 

Es cierto que Pedro Sánchez en su primer intento de sacar adelante el proyecto social-demócrata no estuvo nada despierto, que dio tumbos desconcertado entre la jauría de barones retorcidos y baronesa rampante poniendo zancadillas y utilizándole como trampantojo para sus manejos postsanchistas, que ya se habían diseñado ad hoc, incluso antes de nombrarle oficialmente secretario general, con la delikatesse dedicada a su triste figura por Susana Díaz: "Pedro Sánchez no sirve, pero nos sirve". 

Es cierto que el talante natural de P.S. era de una sana izquierda, así se enfrentó a Rajoy en el debate pre-electoral de 2015 en el que le cantó las verdades del barquero con el escándalo y espaviento de la logia manejante y de su rama mediática cebrianista. Es cierto que no acertó al dejar solos y castigados por el viejo Psoe, en plan Numancia, a los fieles seguidores del "No es no". Que dudó, que se evaporó por un tiempo, que rumió su penoso estado. Es cierto que pudo retirarse del horizonte político, volver a la Universidad y dejar que el Psoe cayese por sí mismo en el sopor calmo de una gestoritis que pasase sin pena ni gloria a cargo de Javier Fernández hasta llegar a la apoteosis del torrezno con Susana Díaz; al parecer, ese tiempo de retiro no fue en vano y pesos pesados como Borrell, Elorza, Narbona, la ex-magistrada Robles y el economista más lúcido que ha tenido el socialismo, en sustitución del corta y pega Jordi Sevilla, le acompañan en esta expedición in extremis que tal vez, como en aquella gesta de Shakleton en el Polo Sur, consiga salvar no solo a los tripulantes supervivientes del barco atrapado en el hielo, sino también y sobre todo, impulsar y sostener el cambio político, que, gracias al viejo Psoe y a su connivencia con el pp y c's, se ha terminado de hacer el hara kiri con un pacto estúpido y miedoso, absolutamente contra natura, no por pactar con una derecha cualquiera, sino con el pp, que no es derecha simple y razonable, sino una ultraderecha cerril, atávica, fascista y con poquísimas luces, sin solución ni posibilidad de mejoras. 

Para el equilibrio de fuerzas, para que Podemos no se dispare a quemaropa y nos deje en la estacada con locuras hegemónicas en plan apisonadora insensata en un callejón sin salida, y saque de su baúl lo mejor que aún no ha sacado porque ni siquiera sabe lo que tiene y puede ofrecer, más allá de inconsistencias y galleras varias; para que IU recupere por fin su lugar, el que le corresponde, en el cupo de la justicia, de las propuestas geniales bien concretas y de la ética social y siga siendo la locomotora de la inteligencia colectiva y la pedagoga social más eficaz y experimentada; para que los verdes y ecologistas tengan el espacio imprescindible que en estos momentos de cambio climático y degradación medioambiental necesitamos con urgencia, para que todas las sensibilidades territoriales y autonómicas adquieran su valor federal y cooperante en el Estado, para que ese mapa de una realidad verdaderamente nueva y extraordinaria se pueda definir y plantear, necesitamos con urgencia un modelo de Psoe que coincide mucho con el que Pedro Sánchez está dispuesto a consolidar si las bases socialistas le apoyan democráticamente. 
 

Aunque es cierto que hubiese sido un logro enorme que este despertar del Psoe "oficial" hubiese ocurrido a partir del 20D de 2015, y que hemos perdido más de un año en que esto comience a suceder, también es cierto que este año largo en amarguras y quebrantos bajo la bota ppera colada de rondón por el pasotismo de la Zarzuela, como gobierno en funciones a su puta bola, nos ha hecho ver con bastante claridad el significado y el cariz de cada formación política y sus posibilidades manifiestas como gestores de los asuntos públicos. No hay mal que por bien no venga, si ese proyecto de coalición inteligente y valerosa se confirma y cuaja como gobierno multipartito de izquierdas, que también, ¿por qué no?, podría incluir alguna formación de derechas sana y capaz de asumir el bien común, mirando más a resolver los problemas de la ciudadanía que a vivir de ellos.

No vendría nada mal que Psoe, Podemos, IU, Verdes, Compromís, PNV, ERC, PSC, PSV, Bildu,Mareas, BNGA, En Común, e incluso, ya afinando, hasta los anarquistas y libertarios, e incluso C's y pp, leyesen y estudiasen cómo la inteligencia de Aristide De Gasperi, en la segunda mitad de los 40 del pasado siglo, consiguió con una alternativa similar sacar a Italia del desguace total en que la dejó Mussolini tras la II Guerra Mundial. Y desde luego no fue mediante una hegemonía cesarista ni caudillista, sino todo lo contrario: con una democracia viva, madura y real, que los italianos nunca han olvidado y siempre han agradecido, porque gracias a ella, dejaron de sufrir la miseria y el dolor de la derrota absoluta. Claro, en nuestro caso tenemos un obstáculo que no había en Italia: allí el modelo de Estado es una República democrática desde hace más de 150 años y aquí aún estamos en los visigodos; que fueron los que nos encasquetaron la primera monarquía. Pero, bueno, aprovechando que el rey sólo es figura decorativa y lo suyo solo es leer discursos, firmar papeles que ya le dan escritos y no da hachazo en el gobernar, puede que, después de todo, la cosa tenga arreglo.
Hay tanto que aprender...


 

 

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