Cómo hacer el mejor fertilizante para tus plantas con los restos de tu comida
Bien sea por liberar ansiedad, por culpa, por economía, por una
virtud recién descubierta, o una mezcla de todo lo anterior, muchos estamos cambiando nuestros hábitos. Transformamos el pan duro en minipizzas, convertimos las cáscaras de manzana en vinagre y nos emocionamos al mirar cómo crecen nuestras plantas o germina una cebolla en el minihuerto de la cocina. No es casual que muchos apartamentos se hayan convertido en auténticas junglas urbanas.
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La buena noticia: puedes aunar estas dos
ventajas, y reducir tu montaña de basura mientras que cuidas de tu selva
urbanita. Ayudas al clima, porque evitas que muchos kilos de comida
acaben enterrados en el vertedero y liberen metano, un potente gas de
efecto invernadero.
Además, "hacer tu propio fertilizante es el mejor alimento que
puedes dar a tus plantas: es sencillo, se aprovechan los restos de
comida y no ocupa tanto espacio", afirma Franco Llobera, experto en cultivos orgánicos, y miembro de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica.
¡Plantitas, a comer!
Los jardineros utilizan los fertilizantes para acelerar el
crecimiento de las plantas, para animar su floración o lograr que los
frutos crezcan más, sobre todo cuando el cultivo es en maceta. Algo que
puede interesarte, por ejemplo, si planeas cultivar tomates o fresas en casa. Pero también si quieres que tus orquídeas florezcan.
Aun así, puntualiza Cristina Rubio, agricultora ecológica asturiana
y fundadora de Tierrina, "fertilizar las plantas no siempre es
necesario". A veces, "es más importante cuidar el suelo y asegurarte de
que las plantas tienen acceso a los nutrientes que ya están presentes en
la tierra", apunta.
Lección número 1: el compost no es fertilizante
Pero lo acabará siendo. Se trata de materia orgánica, o humus,
que mejora la estructura del suelo y con el tiempo le proporcionará
fertilidad. "Es una reserva de nutrientes que estará disponible para las plantas a medio plazo", señala Rubio.
Mientras que tus macetas pueden necesitar este aporte de
alimento, ya que solo cuentan con lo que les aportes, a las plantas que
crecen en un bancal o en un jardín puede bastarles con los nutrientes que ya hay en el suelo,
si está bien cuidado. Hay otros cultivos que pueden beneficiarse de un
fertilizante regular: los frutales, las verduras u hortalizas, así como
las plantas que crecen en bancales cerrados; sobre todo en primavera y
verano, que es su periodo de crecimiento.
Coloca un recipiente en la terraza o balcón
Para generar fertilizante para tus macetas, lo primero es colocar una caja o recipiente de unos 15 litros en la terraza. Si no tienes terraza, no te agobies: "Si solo echas restos vegetales y
lo aireas bien, no huele", apunta Llobera. En principio, puedes
colocarlo también en tu cocina; y hay quien lo tiene debajo del sofá.
El material del recipiente no importa: lo que tengas a mano. O
usa dos botellas de cinco litros de agua: ábrelas por arriba para poder
echar la mezcla y agujeréalas para que entre aire. Por lo demás, dice
Llobera, es como cocinar. Pero empieza solo con
verduras y frutas crudas, lo más sencillo. "La clave reside en usar las
proporciones adecuadas, aportar variedad y mezclar con ingredientes
complementarios secos, como hojarasca, serrín o trozos de corteza,
cuanto más triturados mejor".
La receta básica: por cada kilo (kg) de
verduras o frutas añade 300 gramos (g) de material seco, es decir, el
30% de su peso. Y mézclalo bien antes de echarlo al recipiente. Puedes
llenarlo cada día o cada siete. Pero una vez a la semana, dale un buen
volteo para mezclar todo bien porque si no, se pudre.
Si tu recipiente tiene dos tapas, lo giras. Si usas un barril,
hazlo rodar. O si es una caja, remuévelo con un palo o un aireador, una
varilla similar a un sacacorchos. Y riégalo. Recuerda que estás criando microorganismos;
si les falta agua, se mueren, y si están encharcados, se ahogan. Igual
que tus plantas. Si eres single, no te cortes: puedes hacer lo mismo con
un bote más pequeño. Pero recuerda respetar la regla del 30%.
Pásalo a la "barrica"
Si de verdad quieres hacer un buen fertilizante, necesitas dos
recipientes: en este primero, tu mezcla reposa un mes. Es lo que tarda
la fermentación más activa, y se reduce mucho el volumen. Después, pasa
la mezcla a un segundo recipiente, llamado "barrica de compost",
donde se acabará de hacer. Esto es: un cajón como el anterior que
también tendrás que cuidar y regar como si fuera tierra (que es en lo
que se acabará convertido), para mantenerla fresquita.
Lo que tus plantas necesitan es, sobre todo, nitrógeno, fósforo y potasio,
y la mejor manera de obtenerlo es dejar esta mezcla entre cuatro y seis
meses en la barrica, "cuanto más tiempo, mejor", dice el experto. Aun
así, si lo cuidas, es decir, lo aireas y riegas, puedes tenerlo listo en
cuatro meses. No te olvides de mirarlo, voltearlo y regarlo, si lo
necesita, al menos una vez al mes.
Y dilúyelo: ¡ya tienes tu fertilizante!
El resultado final es un humus o abono que puedes añadir mezclado a tus macetas.
Y es muy recomendable. Pero si quieres un fertilizante rápido para que
tus plantas florezcan o los tomates maduren, necesitas diluirlo.
Déjalo en agua durante 48 horas: ¡y ya tienes
tu fertilizante casero o té de compost! Según Llobera, "el mejor
fertilizante" que le puedes dar a tus plantas. "Es una bomba; y no solo
tiene nitrógeno, fósforo y potasio, sino también otros nutrientes
también importantes, como calcio", incide. Como con los buenos vinos,
para lograr un buen fertilizante casero para tus orquídeas no hay que tener prisa. Y una vez que te pongas, cuidado, que engancha. Es un aviso.
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