Diez usos para no tener que tirar tus recipientes desechables
Cuando los restaurantes cerraron durante el confinamiento, los servicios de comida a domicilio despegaron. Y ahora, con menos mesas en los locales, hasta los chef han sucumbido a sus encantos. Empujados por el mantra del "renovarse o morir", ahora también cocinan para ti aunque te quedes en casa.
Con todo, el miedo a la COVID-19 ha tenido un aliado insospechado: el resurgir del plástico desechable, de usar y tirar. No es casual que Ecoembes, la empresa que gestiona estos residuos, haya recogido un 15% más de plástico que el año pasado; entre ellos, muchos más envases desechables de alimentos para llevar.
Por mucho que los envases de polietileno tereftalato (PET) y de polipropileno (PP) o poliestireno (PS) que se utilizan para fabricar los recipientes de comida y muchos vasos desechables se puedan reciclar, quizás tengan un mejor uso, y ser rescatados del contenedor, donde seguirán contaminando y calentando el planeta.
Hay que llevarlos hasta las plantas de procesado y luego ponerlas en funcionamiento. Y otros recipientes, aunque parezcan reciclables, no lo son, o su tratamiento es muy complicado. Ocurre cuando tu envase de alimentos está hecho de diferentes materiales, algo que sucede con muchas tazas de café takeaway.
No hay duda: la mejor forma de dar un respiro al planeta es evitarlos. Acudir con tu fiambrera al restaurante tal vez suene drástico, pero todo es ponerse. La segunda estrategia también la conoces: reducir cuanto puedas la cantidad que acaba en el contenedor. Es decir: reutilizarlos. Si ya sientes la ecomotivación, tal vez los estás usando para congelar los alimentos o para conservar la comida de otro día en la nevera. Pero todos esos envases también tienen usos más allá de la cocina. Aquí van unos cuantos.
Diez usos para salvar tus recipientes desechables
Si te gustan las plantas, los envases de comida desechables pueden resultar un tesoro: puedes usarlos tanto para fabricar maceteros o para que germinen tus semillas; incluso sirven para construir un pequeño invernadero.
1. Macetas.
Un recipiente de comida ancho resulta perfecto para albergar una planta de mantenimiento sencillo, como una suculenta. Haz un par de agujeros en la base para que drene el agua (necesita muy poca) y añade tierra y abono. Para que quede más chulo, solo necesitas envolverlo con un poco de papel o una tela, y anudarlo un cordón. Barato, sencillo, y razonablemente amable con el planeta. [Hace unas semanas te contamos cómo hacer otras doce macetas con otros elementos que te sobran.]
2. Semilleros.
Casi cualquier envase de comida a domicilio, en principio desechable, sirve para construir un semillero donde empezar un minihuerto, tener siempre albahaca fresca en la cocina o en el que cultivar otras plantas sencillas y sabrosas, como unos rabanitos. Basta con hacer unos agujeros en la base con unas tijeras o un cuchillo afilado, y llenarlo de tierra y abono. Riégalo con frecuencia, y pon un plato debajo para no encharcar la cocina. Listo.
3. Pequeño invernadero.
Si al semillero anterior le pones la tapa, también agujereada, ya tienes un pequeño invernadero para germinar tus semillas en invierno. La tierra se mantendrá a temperatura constante, y si la conservas húmeda, eso ayuda a que las semillas broten antes.
4. Bebederos y comederos para aves.
Usa ese recipiente de plástico en el que han llegado tus croquetas como bebederos y comederos para las aves que visitan tu ventana o tu terraza en verano. Les hace mucha falta, y te lo van a agradecer a trino limpio.
5. Guardar los juguetes.
Los recipientes con tapa resultan muy útiles para los muñecos más pequeños o piezas sueltas, esos que siempre acaban por desaparecer, como las que contienen los juegos de construcción. También sirven para guardar los juguetes de tus gatos, y las pelotas más pequeñas de tu compañero perruno.
6. Zona de taller.
Y resultan muy útiles para ordenar tuercas, tornillos y otras piezas de trabajo que nunca sabes dónde encontrar. Y si eres un vintage de la oficina, y aún utilizas clips en el papel, úsalos para guardarlos.
7. Ordena los cables.
También son geniales para tener los cables o cargadores de los teléfonos ordenados. Y protegidos de tu gato.
8. Decorar tarjetas.
Los envases de hamburguesas más gruesos, esos que son como mullidos, suelen estar hechos de un tipo de espuma llamada foam. Otros son de caña de azúcar; un material, en principio, biodegradable. En ambos casos, puedes usarlos para hacer un sello con el que decorar y estampar tarjetas: graba un dibujo sobre uno de los lados con un bolígrafo cerrado. Si lo repasas con témperas, acuarela u otro tinte líquido similar, el dibujo quedará estampado en la superficie donde lo coloques.
9. Guardar la pintura.
¡Ah! Y recuerda que puedes usar otros recipientes desechables con tapa para hacer la mezcla de la pintura, y que no se seque una vez que acabes.
10. Baño.
Si tú también has decidido transformar tu cuarto de baño en un espacio más sostenible, es probable que algunos de tus jabones, la espuma de afeitar y tu champú sean sólidos, en pastilla, en lugar de líquidos (que necesitan envase). Para conservarlos, y que no se mojen durante la ducha, puedes guardarlos en un recipiente desechable que ya tengas.
Y no descartes lo de la fiambrera. Ahora puede sonar estrambótico, pero quién sabe si, con el tiempo, y un empujón en Instagram, puede convertirse en tendencia.
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