Indignación y vergüenza
21 de agosto de 2020, 13:14
Nueva Tribuna
De intento de acoso y derribo, con todos los
medios encabezados por el grupo Prisa, otrora defensor de una
información veraz y contrastada, la serpiente de verano de éste
controvertido 2020, está tejiendo contra Pablo Iglesias y Podemos por
extensión, todo un bluf que acabará disolviéndose como la mentira
impresentable que lo encabeza.
Porque llamar “caja B” con las implicaciones que ello implica, por la verdadera “caja B” del Partido Popular, que servía para pagos en “B” y sobre sueldos de sus dirigentes, es sencillamente una infamia sin precedentes.
La caja “S” de Solidaridad de Podemos, se forja no con comisiones de empresarios cómplices de la corrupción, sino con la parte del sueldo que todos sus cargos públicos ponen para donaciones solidarias. Cuantificadas en la corta vida de Podemos en varios millones de euros.
Señalar arteramente, que obras que un partido político adjudica a quien tiene su confianza para la obra en cuestión que quiere acometer, como que se otorga a dedo, cual si tuviera la obligación de cualquier administración pública, es sencillamente una indecencia y otra infamia asquerosa propia de las cloacas y no de ningún medio informativo que se precie.
Pero hace mucho tiempo que contra Pablo Iglesias y Podemos vale todo.
Lo último el acoso a su vida familiar y al descanso y tranquilidad de sus hijos.
El episodio de la filtración de su lugar de vacación familiar a sabiendas de la utilización que de ello viene realizando el neo fascismo español, es sencillamente deleznable.
¿Dónde están jueces y fiscales para abrir de inmediato diligencias e investigaciones sobre el acoso a esos niños?
¿Dónde la sensibilidad de los medios para algunas cosas tan sensibles, para trazar la raya de lo tolerable en democracia?
¿Hasta dónde llega la pasividad, cuando no la implicación cómplice de buena parte de las fuerzas de seguridad del estado, para amparar o consentirlo? Dicen que partió de la propia Guardia Civil el desvelar dónde estaba la familia Iglesias-Montero pasando sus días de descanso en Asturias ¿Alguien ha pensado en abrir una investigación al respecto?
Indignación y vergüenza a partes iguales es lo que siento.
Fui de los que perdonaron a sus torturadores y trataron de empatizar “con todo el mundo” esperando construir (entre todos y todas) una España más justa, más humana sin odios ni rencores.
No, no era éste reverdecer del fascismo lo que uno esperaba. Estas muestras de odio que llevan hoy a una mujer, en las redes sociales, a arremeter contra unos niños inocentes de todo que debieran ser absolutamente protegidos por todos los poderes públicos del estado y por todas las personas con un poco de dignidad. Y sin embargo, parezca ahora mismo, que a casi nadie le escandalice un hecho semejante de tal calado y barbaridad.
Y por supuesto, sin que judicatura, fiscalía ni fuerzas de seguridad (tan ágiles y diligentes contra los zurdos) muevan un sólo dedo para sancionar tales conductas indignas.
Indignación y vergüenza. Eso es lo que siento por haber contribuido en la medida que sea y que me toque, a una sociedad que no se indigna ni reacciona contra estos comportamientos…
Ah, y no se equivoquen conmigo, estuve también en primera línea contra el terrorismo de ETA como lo estuve contra la dictadura y el fascismo.
Indignación y vergüenza, profunda vergüenza. Esos son los sentimientos que hoy me embargan, y lo tenía que decir.
Porque llamar “caja B” con las implicaciones que ello implica, por la verdadera “caja B” del Partido Popular, que servía para pagos en “B” y sobre sueldos de sus dirigentes, es sencillamente una infamia sin precedentes.
La caja “S” de Solidaridad de Podemos, se forja no con comisiones de empresarios cómplices de la corrupción, sino con la parte del sueldo que todos sus cargos públicos ponen para donaciones solidarias. Cuantificadas en la corta vida de Podemos en varios millones de euros.
Señalar arteramente, que obras que un partido político adjudica a quien tiene su confianza para la obra en cuestión que quiere acometer, como que se otorga a dedo, cual si tuviera la obligación de cualquier administración pública, es sencillamente una indecencia y otra infamia asquerosa propia de las cloacas y no de ningún medio informativo que se precie.
Pero hace mucho tiempo que contra Pablo Iglesias y Podemos vale todo.
Lo último el acoso a su vida familiar y al descanso y tranquilidad de sus hijos.
El episodio de la filtración de su lugar de vacación familiar a sabiendas de la utilización que de ello viene realizando el neo fascismo español, es sencillamente deleznable.
¿Dónde están jueces y fiscales para abrir de inmediato diligencias e investigaciones sobre el acoso a esos niños?
¿Dónde la sensibilidad de los medios para algunas cosas tan sensibles, para trazar la raya de lo tolerable en democracia?
¿Hasta dónde llega la pasividad, cuando no la implicación cómplice de buena parte de las fuerzas de seguridad del estado, para amparar o consentirlo? Dicen que partió de la propia Guardia Civil el desvelar dónde estaba la familia Iglesias-Montero pasando sus días de descanso en Asturias ¿Alguien ha pensado en abrir una investigación al respecto?
Indignación y vergüenza a partes iguales es lo que siento.
Fui de los que perdonaron a sus torturadores y trataron de empatizar “con todo el mundo” esperando construir (entre todos y todas) una España más justa, más humana sin odios ni rencores.
No, no era éste reverdecer del fascismo lo que uno esperaba. Estas muestras de odio que llevan hoy a una mujer, en las redes sociales, a arremeter contra unos niños inocentes de todo que debieran ser absolutamente protegidos por todos los poderes públicos del estado y por todas las personas con un poco de dignidad. Y sin embargo, parezca ahora mismo, que a casi nadie le escandalice un hecho semejante de tal calado y barbaridad.
Y por supuesto, sin que judicatura, fiscalía ni fuerzas de seguridad (tan ágiles y diligentes contra los zurdos) muevan un sólo dedo para sancionar tales conductas indignas.
Indignación y vergüenza. Eso es lo que siento por haber contribuido en la medida que sea y que me toque, a una sociedad que no se indigna ni reacciona contra estos comportamientos…
Ah, y no se equivoquen conmigo, estuve también en primera línea contra el terrorismo de ETA como lo estuve contra la dictadura y el fascismo.
Indignación y vergüenza, profunda vergüenza. Esos son los sentimientos que hoy me embargan, y lo tenía que decir.
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