Desde las
inundaciones en Italia hasta los
incendios forestales en Australia y California, estos días la
emergencia climática es más visible que nunca.
Está ocurriendo lo que la ciencia lleva años diciendo: una sucesión de eventos climáticos
cada vez más extremos, violentos y frecuentes, como resultado del cambio climático.
Tan importante como ofrecer apoyo a todas las personas
afectadas por estos fenómenos extremos, es que la clase política actúe
urgentemente para frenar las causas que los han desencadenado. Porque la
emergencia climática necesita hechos de verdad, no palabras que no se
traducen en nada.
La semana que viene arranca en Madrid la
cumbre del clima
(COP25), donde delegaciones de cerca de 200 países se reúnen para
hablar sobre cambio climático. Los gobiernos, incluido el nuestro, deben
elegir entre hacer caso a la ciencia e implementar medidas de inmediato
para evitar más desastres climáticos, o
seguir financiando y apoyando a quienes contaminan, empezando por las grandes empresas que queman gas, petróleo y carbón, los principales culpables de la emergencia climática.
Ayer mismo los gases de efecto invernadero en la atmósfera
alcanzaron un nuevo máximo histórico. Por eso es más importante que
nunca que en esta COP los países se comprometan a reducir más rápido las
emisiones si no queremos superar el umbral de temperatura de 1,5 ºC
(con los compromisos actuales llegaríamos hasta 3 ºC de aumento de las
temperaturas globales a final de este siglo).
En Greenpeace trabajamos para que gobiernos y empresas hagan su parte y actúen para
frenar el cambio climático y garantizar el futuro de nuestro planeta. Solo personas como tú hacéis posible nuestro trabajo.
¡Únete a Greenpeace! >>
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